17 junio, 2009

EL AJUSTE FISCAL: CON CHÀVEZ O CON FMI....

El gobierno tenía una segunda ficha en las mangas o “plan B”, gracias a la generosidad del gobierno de Venezuela. Ya en América Latina hay ejemplos de naciones que salieron delante de ciertas coyunturas con la asistencia financiera de Venezuela.

Hasta hace poco era de los tantos que entendía que el gobierno apenas tenía como opción un acuerdo de tipo stand by con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con la finalidad de evitar un fuerte desequilibrio en las cuentas macroeconómicas en el presente 2009.

Confieso que me equivoqué porque no tenía en cuenta a un imponderable: la posibilidad de que Venezuela financie el ajuste de varias formas posibles para esa nación y me adentro en esas explicaciones.

El diagnóstico de la economía dominicana no oculta su fragilidad con caída de todos los indicadores que hablan de la salud macroeconómica. Se resume en el enorme deterioro de la balanza de pagos con la caída de todos los flujos externos: exportaciones de bienes y servicios, del influjo de capitales, de las remesas unilaterales, etc. Al parecer, sólo el narcotráfico y el lavado de dinero no cesan, pero dada la magnitud de la economía doméstica ni eso es capaz de impedir el impacto del choque externo.

Si a ello sumamos el enorme déficit fiscal del sector público y la dificultad para financiarlo junto a una caída de los ingresos tributarios, por la caída misma del producto interno bruto (PIB), todo indicaba que la opción era única: abrir las puertas del FMI.

El programa con el FMI atraería recursos externos de los organismos multilaterales que solo abren sus ayudas sin formalismos a las economías diagnosticadas estables, caso contrario se requiere un programa con el FMI para acceder a tales capitales. Con el FMI, pensamos algunos, el gobierno se vería en la obligación de volver al equilibrio fiscal, gastando lo que recibe.

Sin embargo, el gobierno tenía una segunda ficha en las mangas o “plan B”, gracias a la generosidad del gobierno de Venezuela. Ya en América Latina hay ejemplos de naciones que salieron delante de ciertas coyunturas con la asistencia financiera de Venezuela. Es el caso de Argentina.

De Venezuela, la República Dominicana recibe un financiamiento bastante generoso y voluminoso a través de Petrocaribe. Sin quizás es República Dominicana el mayor consumidor de Petrocaribe y por tanto el mayor beneficiario del financiamiento derivado de ese acuerdo. Y desde que los precios del petróleo rebrotaron sobre los 50 dólares el barril el gobierno dominicano es muy beneficiado. Ahora que dichos precios superan los 70 dólares el beneficio es todavía mayor.

Parece una paradoja, pero mientras más caro es el petróleo mayor disponibilidad de fondos no tributarios tiene el gobierno dominicano.

Claro, el “plan B” del gobierno no se limita a Petrocaribe. Incluye dos proyectos adicionales. Uno es involucrar a Venezuela en el 50 % de la Refinería de Petróleo, sustituyendo a Shell tal como expertos del gobierno de Hugo Chávez habían aconsejado desde hacía años. Si se amplía la capacidad de refinación mayor es el volumen de combustible bajo Petrocaribe y mayor sería la disponibilidad de fondos del gobierno.

El tercer elemento del “plan B” es tener aprobada una nueva emisión de bonos soberanos por $ 1,000 millones de dólares, tal como lo anunció el secretario de Hacienda, Vicente Bengoa. Ello no representa alguna dificultad en el Congreso, pues el partido de gobierno tiene el control absoluto para hacer pasar ese proyecto.

¿Tiene algo que ver Venezuela con esa emisión de bonos soberanos? Alguien puede no entenderlo. Sin embargo, ya el propio presidente Fernández trató con Chávez que Venezuela compre los primeros 500 millones de esa emisión. Venezuela hizo lo mismo con emisiones de bonos soberanos de Argentina y Ecuador, entre otros. Lo va a hacer ahora con República Dominicana.

No es casual que el presidente Fernández prometiera llevar a Naciones Unidas el modelo de asistencia de Venezuela para que ese organismo busque un mecanismo para que los organismos multilaterales, que manejan fondos estatales, giren en esa dirección, cambiando la vieja práctica de la asistencia condicionada a los programas de ajustes fiscales.

Si el gobierno del presidente Fernández se dedicara a trabajar más en la creación de valor agregado nacional, con una mayor dedicación de fondos y esfuerzos al sector agropecuario, dada la crisis alimentaria mundial que es anterior a la actual crisis económica, el país pudiera exportar muchos bienes alimenticios y pagar, pues ya tiene la aprobación del gobierno de Venezuela, la deuda que genera Petrocaribe con bienes producidos en el país. No solo con habichuelas, como se plantea sino con otros bienes como la carne de pollo. Venezuela es importador de esa carne.

Respecto a la siembra de habichuelas, leo pendejadas como si ese proyecto fuese nuevo. Durante el gobierno del presidente Antonio Guzmán, siendo Hipólito Mejía secretario de Agricultura, se creó un proyecto de siembra de habichuelas para el mismo propósito. Entonces se logró enviar cerca de un millón de quintales de habichuela a Venezuela. Todos los detalles no los manejo, pero están vivos y en salud los técnicos que se encargaron del proyecto. El gobierno pudiera intercambiar con ellos.

De los escenarios anteriores hay que sacar conclusiones políticas locales e internacionales. De las locales es que Venezuela acude como “estabilizador” financiero del país con lo cual le otorga independencia frente al FMI y a Estados Unidos. Lo segundo es que Venezuela apuntala a un gobierno y a un presidente que caminan el segundo período, mientras su contrincante posible, el PRD, coloca en la presidencia de la organización a Miguel Vargas Maldonado, un amigo de los fuertes enemigos de Chávez.

De ese ajedrez político hay muchas conclusiones que debemos extraer. De un lado, no hay dudas que la asistencia venezolana aleja al país del FMI y de las consecuencias de sus programas de ajustes. De otro lado tenemos el escenario de sucesión o permanencia política en el 2012.

¿Haría Leonel, como en Argentina, una jugada feminista, del tipo de Ernesto Kirchner? Faltaría ver si ese proyecto, a tres años de distancia, pudiera cerrar el paso al ya de ultraderecha Partido Revolucionario Dominicano.

De lo que sí no tengo dudas es que Hugo Chávez ya está jugando en el escenario electoral dominicano.

Félix Calvo

Fuente: 7dias.com




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