CUANDO LOS PUEBLOS NO TIENEN DONDE VIVIR....

Por la buena o por la mala los pueblos se expanden cuando no tienen donde vivir, ya que una cosa son las fronteras y otra muy diferente la vida, y la vida siempre va primero, no podemos los dominicanos darnos el lujo de que la penetraciòn silenciosa, invasiòn silente termine por si misma. Es algo que tiene que frenarlo, que sòlo puede frenarlo la estabilidad polìtica de ese paìs, que iria de manos con el desarrollo econòmico, y que de paso garantizarìa nuestro propio progreso como naciòn, garantìa y seguridad. Y de Ahì el clamor a los organismos internacionales para que ayuden ampliamente a terminar con el sempiterno problema haitiano.

Por màs que podamos avanzar, con un vecino en la miseria y el atraso polìtico no hay seguridad de nada, estamos a merced de contratiempos econòmicos y aventuras racistas, ya que la vieja tesis de la bùsqueda del espacio vital no està muerta.

La Repùblica Dominicana y Haitì son don entes nacionales diametralmente opuestos, y por desgracia del destino tienen que compartir una misma isla, mucho antes de que un engendro de esclavos africanos, cazados como bestias, fueran traìdos por traficantes franceses en las primeras dècadas del siglo XVIII, asentamiento aquel en ingenios azucareros que constituye la raìz profunda de lo que hoy es la Repùblica de Haitì. Ya por parte nuestra, el lado Este de la isla Española tenìa perfectamente conformada una poblaciòn mestiza, blanca y negra que serìa, en un par de siglos esta poblaciòn dominicana de nuestros amores.

No es de ahora que se habla de la problemàtica Haitiana, todas las cumbres del mundo, que se han hecho y las que esten esperando turno, no seran suficientes para que esa media isla resurja como el ave fènix de las cenizas que ellos mismos regaron con su incipiente democracia y desorden institucional, y de ñapa la gran crisis ecològica reinante.

Haitì por asi decirlo sin eufemismo es una entidad nacional que se formò a causa de esas malhadadas devastaciones de Osorio, nunca lo suficienteme maldecidas,donde la ya mermada y pobre poblaciòn de Santo Domingo sufriò en èpocas de la Colonia como ninguna otra comunidad de Hispanoamerica.

Es bueno un poco de historia para tratar de entender ciertos comportamientos de algunos polìticos del pasado reciente del vecino paìs, que desde siempre se han mostrado como enemigos a rajatablas de la Repùblica Dominicana, ya que es bien bien sabido de todos que el sueño y la ambiciòn del pueblo haitiano sobre la dominaciòn insular y que pareciò haberse realizado sobre todo con la firma del Tratado de Basilea que nos dejò a merced de los esclavos haitianos en armas, un pueblo nada fàcil, victorioso, sumamente violento, donde las invasiones no se hicieron esperar.

Las generaciones posteriores hemos tenido que pagar al tener que estar ligados geogràficamente y por ende en todos los demàs òrdenes a un paìs erosionado, pobrìsimo en todos los aspectos, que va perdido en la historia, y que estuvo en un pasado no muy lejano dando tumbos de tiranìa en tiranìa, de satrapìa en satrapia militar, mas sin embargo de nuestras estrecheces y pobreza, hemos tratado de ayudarles lo màs posible, conocedores de que su desgracia y perdiciòn terminarìa afectandonos irremisiblemente. A todo esto resulta que Organizaciones Internacionales nos acusan de esclavistas, pero estas no saben, de la historia de nuestros vecinos y menos aùn de la nuestra, tan disìmiles y con destino por igual de aciagos y comunes, no saben de la idiosincrasia de sus habitantes, pues lejos de maltratar, el dominicano ha sido el mejor aliado que ha tenido la triste e inoportuna Repùblica de Haitì.

Es por eso que vemos con aprehensiòn las actuales circunstancias de la Repùblica de Haitì, un paìs muy pobre, muy atrasado, con ideas animistas, vouduistas, que les hace impermeables a muchas situaciones, que en circunstancias iguales o parecidas muchas naciones hispano-americanas no resistirìan, si se quiere conservar su status como naciòn soberana, tendrìa que hacer un gran esfuerzo diriamos que titànico, y si no son aprovechadas las circunstancias del momento actual, con la vista puesta a un nuevo orden que se respira en toda comunidad mundial de cara a los nuevos tiempos, definitivamente veriamos la situaciòn haitiana como un caso sin remedio, pero a todo esto no podemos ser màs papistas que el Papa, tenemos que ser solidarios con el pueblo haitiano pero las cosas no deben perder su òptica real.