EFE - 09/05/2009
El padre Alberto, sacerdote que ha conmocionado Miami por su relación con una mujer, confiesa conocerla desde hace 10 años y quererla por su fe
JUAN-JOSÉ FERNÁNDEZ - Miami - 09/05/2009
En Miami, uno de los reinos de la telenovela, se ha instalado la máxima telerrealidad. El cura enamorado de la feligresa. Alberto Cutié, más conocido como el padre Alberto, el sacerdote católico de origen cubano más famoso de la comunidad hispana por su presencia desde hace años en los distintos medios de comunicación, ha sido fagocitado por ellos mismos. De director y guionista ha pasado a ser actor principal tras aparecer en la revista TvNotas en distintas fotografías con una chica como una pareja de enamorados. En el primer gran capítulo de este terremoto del corazón religioso caribeño se han empezado a desgranar los sentimientos dentro de la ya vieja lucha de los curas por mantener la castidad, tantas veces perdida.
En una entrevista concedida a la cadena Univisión contó por primera vez los detalles de lo sucedido sincerándose como si estuviera ante un confesionario: "Sí, estoy enamorado y ella también. Yo la quiero y no me hubiera expuesto a una situación como la que ustedes vieron en las famosas fotos si no la quisiera". Confesó conocerla desde hace casi 10 años y que no ha sido "una calentura sexual". Se ha enamorado, sobre todo, "de su fe".
"Yo traté con todo mi corazón de ser fiel a Cristo, a lo que Dios me pedía, pero fallé", comentó. "Esto no es culpa de la Iglesia por el celibato, ni de nadie. Es culpa mía. Yo lo hice y estoy pidiendo perdón por ello. ¿Qué significa que un hombre de 40 años se sienta enamorado de una mujer que quiere y qué significa para el resto de su vida. ¿Es el final o el principio de una nueva etapa? Todo en la vida se puede ver desde distintos ángulos. Yo he tenido la respuesta desde hace mucho tiempo, pero lucho contra ella. Es como que tú sabes lo que debes hacer, pero no das el paso por esa lucha interna".
Igual que en uno de sus consultorios mediáticos, matizó: "Yo no quiero que la gente piense que el padre Alberto tuvo un momento de calentura sexual, que conoció a una muchacha el otro día y entonces se fue a la playa. No, esto ha sido un proceso interno de mucha lucha, de mucha pasión, de mucha confesión, de oración, de retiros enteros dedicados con un monje delante escuchándome el cuento. Es una mujer que yo quiero, que desde que la conocí en la Iglesia me gustó. Fuimos amigos durante mucho tiempo. No había relación, pero me gustaba. Siempre hubo mucho respeto. Ella entendía mi condición de sacerdote y yo entendía su situación de madre soltera, pues tiene un hijo de 14 años. Lo que más me atrae de ella, aparte de físicamente, es su fe, es una mujer de una fe tremenda." Sus declaraciones fueron nuevamente muy bien acogidas por una mayoría de personas, pero otra gran parte, entendiendo y respetando la relación, sólo le critica por qué no se apartó antes. Por qué esperó a que estallara el escándalo en una revista del corazón. A la pregunta de cómo se expuso públicamente, el padre Alberto señaló: "Suena irónico y extraño, pero yo sabía que Dios me estaba mirando y para mí es lo que más me preocupa. ¿Dios condena mis acciones, mi forma de actuar? Creo que Dios es muy grande y Dios es amor. En realidad uno no planifica el amor, el amor es espontáneo y si yo hubiera planificado esto no lo habría hecho de esta manera".
Una mujer que le escuchaba comentó: "Es un encantador de serpientes. Está contando su propio caso, que es como para meterse bajo tierra, y parece que está aconsejando a otro, con la misma sonrisa, perfectamente vestido de sacerdote joven, bello, moderno, con su clergyman, como si no hubiera pasado nada". Y otra señora a su lado. Remató: "Aún está en el piso y ya se está vendiendo. Es un embaucador".
El padre Alberto dio detalles incluso sobre el origen de las fotos. Dijo que no se enteró hasta que las vio, pero sabía que durante algún tiempo le estaban persiguiendo "por muchas razones". Fue en febrero, un día frío, y buscó una playa al norte de Miami "donde no había nadie". Y le echó la culpa del chivatazo al salvavidas que vigilaba en su caseta: "Me doy cuenta", explicó, "cuando saca la cabeza y empieza a hablar con un celular, y pensé escuchar mi nombre, pero estaba leyendo y seguí..."
"¿Culpabilidad? ¿Me siento mal, horrible? No, porque soy un hombre, nunca dejé de ser hombre por ponerme esta sotana. Debajo de la sotana hay pantalones y soy parte de la condición humana".
Y añadió: "Yo soy sacerdote y voy a seguir siéndolo hasta que me muera. Hay distintas formas de serlo. Activo, cumpliendo todas las funciones, o suspendido, que no puedes cumplirlas, aunque sigas siéndolo. En mi caso no he sido suspendido. Pedí a las autoridades de la Iglesia un tiempo de ausencia para reflexionar y pensar".
El obispo episcopal Leo Frade ya ha declarado que lleva hablando un año con el padre Alberto sobre la posibilidad de entrar en su Iglesia, donde podría casarse. "En el futuro quiero tener una familia y al mismo tiempo servir a Dios", dijo el cura.
Masajista, divorciada y con un hijo
Su pareja, Ruhama Canellis, una mujer guatemalteca de 35 años, de origen griego, masajista, divorciada y con un hijo de 14, vivía a unas manzanas de la iglesia de San Francisco de Sales de la que era párroco el padre Alberto. Tras ser localizada y ante el acoso de los medios de comunicación, el marido de una amiga llegó a rescatarla el jueves al edificio de bajos recursos en el que vive y la llevó en una furgoneta al aeropuerto. Supuestamente se ha refugiado en Nueva York. El viernes difundió un comunicado: "Como madre les ruego a los medios de comunicación que respeten mi privacidad y la de mi hijo de 14 años. Quiero agradecerle a mi familia, a mis amigos y a tantas otras personas que me hayan ofecido su amor y apoyo. Les pido a todos que oren por nosotros. Gracias".
Los vecinos hablaron bien de ella y uno dijo que el padre Alberto llegaba por las noches a tocar su ventana. Parecía el más interesado en la relación y otro dejó entrever que ella estaba cansada y que el escándalo montado ha sido la consecuencia. Ruhama, que también ha trabajado como agente inmobiliaria, ha tenido varios problemas en sus trabajos por no tener licencia y llegó a ser multada.
El director del El Nuevo Herald, el periódico en español de Miami, firmó una nota el viernes para confirmar el fin de su sección de consejos, pero le dejó la puerta abierta: "....tras hablar el miércoles con el padre Alberto Cutié, ambos estuvimos de acuerdo en suspender su columna por el momento. El párroco se mostró agradecido por haberle concedido el espacio por tantos años y seguiremos en contacto para reiniciar su publicación en el futuro".
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