14 mayo, 2009

CELIBE O NO EN TIEMPOS DE CAMBIOS...




Miami/Frank Díaz Donikián
14-05-2009

Por suerte, el padre Alberto Cutié vive y ama en Estados Unidos, a inicios del siglo XXI. De haber vivido en la Argentina de 1840, el sacerdote hubiera sido ejecutado por sacrilegio, como nos cuenta desde 1984 la directora María Luisa Bemberg en su película "Camila", con las actuaciones de Susú Pecoraro e Imanol Arias.
Cutié es el líder espiritual de toda una gran ciudad: Miami, la novena urbe entre las 10 más pobres de la Unión americana, según Forbes.com. Pero importantísima por su cosmopolitismo y la cercana relación económica con América Latina. Por ende, lo que ocurre en Miami tiene impacto directo en el resto de nuestros países.
El padre Alberto se ha granjeado la simpatía y el cariño de la gran mayoría. Han sido años de tenaz servicio a la comunidad en su parroquia, como en periódicos, estaciones de radio y televisión. Asimismo, es indiscutible que su talento, carisma y apariencia juvenil, a sus 40, son puntos redondos a su favor.
El punto de giro en su vida ocurrió cuando una revista mexicana de cotilleo, de circulación en Estados Unidos, publicaba fotos que revelaban que le sacerdote en amoríos con una mujer en una playa, rompiendo así el voto de castidad exigido por la Iglesia Católica
En entrevista exclusiva a la cadena Univisión, parecía otro. Tanto, que hablaba como un adolescente retador cuando decía que debajo de la sotana había pantalones. Y que Dios, antes de hacerlo cura, lo hizo hombre.

El 70 por ciento de los encuestados en Miami están a favor de las posiciones del señor Cutié sobre la abolición de la soltería en los eclesiásticos. Creen que es una disposición abominable y lejana en el tiempo.
Pero por la simpatía que sienten por este hombre, pasan por alto la falta de sinceridad en sus actos más recientes, sin reparar lo que representa socialmente su figura y palabra como eclesiástico.
Toda institución, incluso cada familia, impone reglas de conductas. Con las suyas, la Iglesia Católica ha garantizado su funcionamiento a lo largo de dos mil años.
Algunas pueden resultar impedimentos ilógicos, incómodos e injustos. Pero de ello está plagada la vida. Muchas empresas internacionalmente prohíben que miembros de un matrimonio trabajen en un mismo sitio. Y sin embargo, la medida se acepta a pie juntillas, porque de eso depende que alguien pueda llevar a casa el pan nuestro de cada día.
La Iglesia Católica sigue pensando y exigiendo el celibato como muestra de sacrificio y entrega total hacia el prójimo. Como ejemplo del desprendimiento de sus hombres, "de pelo en pecho".
El Vaticano continúa anhelando que cada egresado de un seminario sea de por vida ese "soldado de la fe", siempre presto a servir, sea hoy en el confortable condado de Miami-Dade, como mañana en las tupidas selvas de Papua y Nueva Guinea.
La entidad estima que un hombre enredado en las madejas de un matrimonio, no cumpliría eficientemente con el cúmulo de obligaciones que se le endilga a todo presbítero en pos de su comunidad. Que dejaría de ser "la piel del tambor" como lo relata en boca de un curita de pueblo el escritor español Pérez-Reverte.
En verdad, tras la insistencia en la castidad coexiste el componente económico. Indudablemente, un hombre solo representa menores costos de vida que una familia. Pero la Iglesia no lo dice por lo claro. Matiza el asunto, tendiéndole un velo de santidad al celibato, por lo loable de una entrega total a la religión, algo que tampoco deja ser cierto.
Cutié, en una reciente entrevista con el periodista peruano Jaime Bayly, en la cadena local Mega TV, mucho antes de la aparición de las instantáneas comprometedoras; manifestó su desacuerdo con tal aseveración. Sin considerarse un rebelde, afirmó que no se es más santo por ser célibe que por ser casado.
Si de sinceridad se trata, el padre Alberto, con sus hábitos puestos estaba faltando a una medida, so pretexto de sentimientos y acciones tan humanas y divinas, como es en efecto el amor.
Lastimosamente, en la vida hay varias profesiones que para su cabal cumplimiento no dejan espacio a las excusas ¡Si tan sólo fuera en el sacerdocio!
Un capitán de barco, por ejemplo, tiene que tragarse el lógico miedo a morir como los demás en medio de un naufragio, porque las reglas le exigen ser el último en abandonar la nave. Un militar que se duerma en su posta, ha de aceptar la pena que se le imponga en una corte, sin que importe lo perentorio del sueño para todo ser.

Cutié no estaba de acuerdo con una imposición aceptada de antemano. Pero no renunció primero para condenarla.
Sí se le vio varias veces por la televisión manifestándose en contra de tal voto, pero lo hacía como tanteando la cuestión. Nunca pidió convertirse en laico para abogar a sus anchas por cambios más acordes a los rigores de hoy día.
Permaneció en las filas de una congregación, aparentando cumplir con lo dispuesto, hasta que se desató el escándalo de las fotos de su relación amorosa, después de dos meses de sospechas del propio sacerdote respecto a seguimientos de los paparazzi sobre su persona, como dijo en el propio diálogo con Univisión.
En tal sentido, Cutié se ha comportado como un político tradicional. Y ha dañado, la credibilidad de muchos seguidores a él y al credo católica.
Quizás todo haya sido preparado para dar un golpe de efecto mediático en torno al celibato obligatorio y de tal modo, hacer más efectiva su denuncia sobre el particular y otras mudanzas que urjan realizar en los designios del clero.
Los cambios siempre precisan de causas, de tiempo y lugar para producirse. También de gente influyente socialmente para apoyarlas...y de paladines que enarbolen una idea primaria como antorcha, centrada en la herida que más duela.
Cutié es sin dudas, el portavoz de decenas o miles de arrestados capaces de rasgarse las vestiduras por una dialéctica necesaria e imprescindible. También él sirve de parapeto a igual cantidad de timoratos que no dejan escapar su voz ni muestran su rostro por los cambios, aunque lo piensen, ante el temor secular de romper normas y ser acusados de herejes.

No es de creer que la Iglesia Católica corra enseguida a enmendar disposiciones, tan sólo porque un afamado padre de Miami exprese sus inconformidades en medio de un escándalo mediático.
Pero esa institución sopesa constantemente. No por gusto es en sí misma un Estado con todas las posibilidades de manejos para su propia salvaguarda.
Cuando el Vaticano constate que por los dogmas actuales ya no atraen a nuevos fieles, y se acreciente la crisis de vocación de los jóvenes para ejercer el sacerdocio, entonces acordará abolir la soltería obligatoria de los clérigos, e incluso, es de pensar que acogería en su seno a curas de uno y otro sexo ¿Cuántas disposiciones no ha derogado en dos milenios? Vivir para ver.

Entre tanto, Alberto Cutié -sorprendentemente con cuello romano en su aparición por la televisión hispana- ha solicitado a la Arquidiócesis de Miami un retiro temporal de sus deberes para sumirse a la meditación.
Ya en una reciente emisión matinal de la red CBS, se le apreció más asentado en sus pronunciamientos. Habló en Inglés, y había dejado la sotana en casa.
El 51 por ciento de la población del condado Miami-Dade es de origen latino, con una gran concentración de cubanos, colombianos, nicaragüenses y una marcada presencia de nuevos residentes venidos de Venezuela.Miami es puente económico de Estados Unidos con América Latina. Con todo, lo que acontece en esta ciudad tiene impacto en latinoamérica, tanto, que el escándalo del Padre Alberto es el cotilleo de ocasión en las calles de Lima, Perú, como en las de la ciudad miamense de Hialeah.

1 comentario:

Anónimo dijo...

26. Para todos los guatemaltecos que están siempre al pendiente de lo que sucede en este país tan lindo… me da tanta pena que leer tantos argumentos envidiosos sobre uno de los pocos bancos un EXELENTE rendimiento por eso y más los felicito y les doy todo mi apoyo para todo espero usted también lo apoye como lo hago yo vamos BANRURAL.