Un hombre encima de los restos
Varios haitianos buscan objetos de valor entre las ruinas de un edificio. Rui Ferreira
Se trata de un trabajo macabro, porque al remover los escombros, están saliendo a relucir los cadáveres de miles de desaparecidos que quedaron atrapados en los escombros y se suelta al aire libre el olor a podredumbre durante tantos días atrapados entre las ruinas.
Pero de los escombros no solo salen los muertos sino todo lo que los saqueadores pueden encontrar.
El escenario es surrealista: la maquinaria remueve los escombros, los muertos aparecen y los saqueadores se tiran arriba de todo lo que pueden encontrar, sean pedazos de aires condicionados, cable de metal, muebles y hasta libros. Todo lo que se útil y se pueda vender.
El saqueo es presenciado por decenas de personas y nadie dice nada. Las autoridades no aparecen. Cerca de allí, frente al Palacio Nacional, las tropas de las fuerzas de pacificación de Naciones Unidas, prestan más atención al orden dentro de un campamento de refugiados, que a los que a lo que sucede a unas pocas cuadras.
Y los que recogen los escombros no prestan mucha atención a lo que les rodea.
“Este trabajo alguien lo tiene que hacer y es mejor comenzarlo ahora. Huele mal, muy mal pero hay que hacerlo”, explicó Armand Josellite, el operador de la grúa que pasó toda la mañana del viernes, sacando autos y camionetas dentro de los escombros de un garaje, totalmente destruido en el centro de la ciudad.
Tanto el palacio presidencial, el parlamento y seis ministerios, situados alrededor de una de las calles principales de Puerto Príncipe, con el sugerente nombre de Calle de los Milagros, fueron totalmente destruidos.
La decisión de las autoridades, aunque no hay quien los confirme parece ser mejorar la circulación en el centro de la ciudad, donde antes se encontraban los principales edificios públicos.
En el área, la mayoría de los edificios, aunque tambaleantes, siguen de pie, pero están totalmente condenados a ser derrumbados algún día.
“No creo que sea posible reconstruir esta ciudad, aquí hay que volver a construir una nueva capital en otro lugar. Esto se acabó”, dijo Jean Christophe Falba, un chofer de taxi.
Desde las primeras horas de la mañana, por lo menos cuatro maquinas pesadas comenzaron a sacar los escombros de la calle y colocarlos en pesados camiones que, según explicó uno de los chóferes, cruzaron la frontera de Santo Domingo, durante la madrugada.
En Haití no hay una planta procesadora de basura, de modo que los escombros van a ir a una área desértica al norte de la ciudad junto al mar. El trabajo es hecho por privados que fueron contratados por el gobierno haitiano, pero en el aeropuerto de Puerto Príncipe, un militar estadounidense dijo a ELMUNDO.es que la próxima semana el ejército enviará un grupo importante de material pesado para limpiar rápidamente el centro completo de la ciudad.
Rui Ferreira
Rui Ferreira Puerto Príncipe
Actualizado viernes 22/01/2010 22:03 horas
Rui Ferreira Puerto Príncipe
Actualizado viernes 22/01/2010 22:03 horas
Diez días después del temblor de tierra que destruyó la capital haitiana, las autoridades han comenzado a limpiar los escombros que hay en el centro de la ciudad, en la zona donde se concentran la generalidad de lo que queda de los ministerios y otras instituciones gubernamentales.
Se trata de un trabajo macabro, porque al remover los escombros, están saliendo a relucir los cadáveres de miles de desaparecidos que quedaron atrapados en los escombros y se suelta al aire libre el olor a podredumbre durante tantos días atrapados entre las ruinas.
Pero de los escombros no solo salen los muertos sino todo lo que los saqueadores pueden encontrar.
El escenario es surrealista: la maquinaria remueve los escombros, los muertos aparecen y los saqueadores se tiran arriba de todo lo que pueden encontrar, sean pedazos de aires condicionados, cable de metal, muebles y hasta libros. Todo lo que se útil y se pueda vender.
El saqueo es presenciado por decenas de personas y nadie dice nada. Las autoridades no aparecen. Cerca de allí, frente al Palacio Nacional, las tropas de las fuerzas de pacificación de Naciones Unidas, prestan más atención al orden dentro de un campamento de refugiados, que a los que a lo que sucede a unas pocas cuadras.
“No importa, no importa, esto no es de nadie, lo vengo a buscar, ‘my friend", dice unos de los saqueadores.
Y los que recogen los escombros no prestan mucha atención a lo que les rodea.
“Este trabajo alguien lo tiene que hacer y es mejor comenzarlo ahora. Huele mal, muy mal pero hay que hacerlo”, explicó Armand Josellite, el operador de la grúa que pasó toda la mañana del viernes, sacando autos y camionetas dentro de los escombros de un garaje, totalmente destruido en el centro de la ciudad.
Tanto el palacio presidencial, el parlamento y seis ministerios, situados alrededor de una de las calles principales de Puerto Príncipe, con el sugerente nombre de Calle de los Milagros, fueron totalmente destruidos.
La decisión de las autoridades, aunque no hay quien los confirme parece ser mejorar la circulación en el centro de la ciudad, donde antes se encontraban los principales edificios públicos.
En el área, la mayoría de los edificios, aunque tambaleantes, siguen de pie, pero están totalmente condenados a ser derrumbados algún día.
“No creo que sea posible reconstruir esta ciudad, aquí hay que volver a construir una nueva capital en otro lugar. Esto se acabó”, dijo Jean Christophe Falba, un chofer de taxi.
Desde las primeras horas de la mañana, por lo menos cuatro maquinas pesadas comenzaron a sacar los escombros de la calle y colocarlos en pesados camiones que, según explicó uno de los chóferes, cruzaron la frontera de Santo Domingo, durante la madrugada.
En Haití no hay una planta procesadora de basura, de modo que los escombros van a ir a una área desértica al norte de la ciudad junto al mar. El trabajo es hecho por privados que fueron contratados por el gobierno haitiano, pero en el aeropuerto de Puerto Príncipe, un militar estadounidense dijo a ELMUNDO.es que la próxima semana el ejército enviará un grupo importante de material pesado para limpiar rápidamente el centro completo de la ciudad.
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