25 julio, 2009

Y ASI COMENZÒ TODO...

El 29 de agosto de 1958, en Indiana, nació el quinto hijo varón de Katherine y Joe Jackson. A partir de entonces, su vida fue un mix de éxito, conflictos y excentricidades.
Mucho antes de que el Reino Pop que había construido a su alrededor se desintegrara y dejara al descubierto Las Ropas Nuevas del Emperador, Michael Joseph Jackson se había revelado como un niño prodigio en su debut arriba del escenario. A la misma edad en la que muchos chicos aprenden a atarse los cordones, dejó boquiabiertos a sus compañeros y maestras del preescolar en un acto de Navidad. Tenía apenas cinco años.

El quinto hijo varón de Katherine y Joe Jackson había nacido el 29 de agosto de 1958 en Gary, Indiana, la sin city (ciudad del "pecado") de los habitantes de Chicago. El más chico se reveló de movida como el mejor dotado para el canto y el baile: a los ocho ya era una de las voces líderes de The Jackson 5. La disciplina y el rigor impartidos por su padre-manager le dejaron cicatrices invisibles, como ambos reconocerían más tarde.

Los hermanos se curtieron en giras que los llevaban por clubes de striptease y antros similares del Medio Oeste. Hasta que lograron llamar la atención del público negro en el mítico teatro Apollo, en Harlem. Ahí eran los encargados de abrir el espectáculo por el que luego desfilaban figuras como Jackie Wilson, Gladys Knight y las Temptations.

El benjamín de la familia creció en público y tomó lecciones de vida escuchando a los músicos mayores que esperaban su turno para salir tocar. Pero si algo estudió en el sótano del Apollo fueron los calculados pasos de James Brown: observaba fascinado entre bambalinas cómo el Padrino del Soul se deslizaba, daba media vuelta, saltaba y todavía le quedaba tiempo para atajar el micrófono antes de que cayera al suelo.

En 1968 el quinteto fue fichado por Motown Records y así fue como, en octubre del año siguiente, llegó a las radios I Want You Back, el single debut. Envalentonados por el éxito inmediato, Berry Gordy y compañía redoblaron la apuesta y le ofrecieron a Michael lanzarse como solista. Got To Be There fue su primer intento en esa dirección, pero fue recién en 1972 con Ben que su registro infantil, apañado por arreglos de cuerdas y un corito soulero, lo llevó al número uno.

La estrella del menor de los Jackson brillaba y se recortaba cada vez con mayor claridad gracias a discos solistas como Music & Me (1973) y Forever, Michael (1975), mientras el encanto juvenil del grupo comenzaba a declinar. Por esa misma época los Jackson 5 le pusieron punto final a un vínculo cada vez más conflictivo con Motown y firmaron un nuevo contrato con Epic Records.

La transición entre décadas, compañías y situaciones contractuales encontró a Michael haciendo de espantapájaros en la película musical The Wiz, una versión de El Mago de Oz dirigida por Sydney Lumet en la que también participaba su "madrina artística" Diana Ross. Estaba tan a gusto con su personaje que, según algunos testigos, se negaba a sacarse el disfraz una vez que terminaba la jornada de filmación.

Rebautizado The Jacksons por una cuestión legal, el combo familiar se despachó con Destiny en 1978. Aprovechando que se acercaba la fecha de vencimiento del acuerdo de management con su rígido y severo padre, el vástago más pequeño, que por entonces recién rondaba por la veintena, quiso algo de independencia y le apuntó todos los cañones a su propia carrera. Lo primero que hizo fue convocar a Quincy Jones, el reputado músico, compositor y director al que había conocido como arreglador de la banda sonora de The Wiz.

Con producción de Jones -que ya contaba con varios Grammy en su haber y había colaborado con figuras de la talla de Ella Fitzgerald y Frank Sinatra-, Off the Wall marcó el definitivo despegue de Michael Jackson como solista y, sobre todo, como intérprete adulto. Los grititos agudos de su quinto disco ya no sonaban como exclamaciones inocentonas: eran los falsetes de un fauno escapado de la cantera R & B. A caballo de una maquinaria funky-disco-soulera aceitada con arreglos orquestales y pirotecnia pop, cosechó premios y álbumes de platino con hits como Don't Stop 'til You Get Enough y Rock With You.

Sin embargo, su trabajo de 1979 puede escucharse casi como un aperitivo o una entrada en calor antes del partido más importante. Porque lo que vino a continuación, tres años después, fue su obra maestra: Thriller, más conocido como el-disco-más-vendido-de-todos-los-tiempos. ¿La cifra? Al día de hoy lleva vendidas alrededor de cien millones de unidades a nivel mundial. En aquel momento se alzó con ocho premios Grammy. Y el Libro Guinness de los Récords certificó que era el álbum que más singles (siete) había introducido en el Top 10.

Más allá de los números, el álbum inauguró una nueva era de la música popular. Según el escritor y crítico de rock Greil Marcus, a lo largo de 1984 el atormentado autor de Billie Jean "ocupaba el centro de la vida cultural estadounidense". Y todo lo que tocaba se convertía en oro, como sucedió con el himno We Are the World que coescribió junto a Lionel Ritchie para la campaña USA for Africa. Así lo describió en su ensayo Rastros de carmín: "El jacksonismo produjo la imagen de una explosión pop, un acontecimiento en el que la música pop atravesaba las barreras políticas, económicas, geográficas y sociales".

Una empresa multinacional como Pepsi podía invertir una cifra récord para contratarlo y usar la base de Billy Jean como vehículo del slogan de su marca, buscando seducir a una audiencia multitudinaria de potenciales consumidores: "Son una generación completamente nueva". Se trataba de una iniciativa con fines benéficos que logró reunir en la misma canción a Ray Charles, Tina Turner, Bob Dylan, Stevie Wonder, Paul Simon y Bruce Springsteen, entre otras figuras. El single fue un éxito y la toma de los famosos cantando a coro quedó instalada en el imaginario colectivo. Lo cierto era que, con poco más de un cuarto de siglo sobre sus espaldas, ya se codeaba y se tuteaba con varios de los músicos a los que admiraba desde su infancia.

Claro que este joven tan talentoso como ambicioso no ascendió a la cima de un día para el otro. Los memoriosos recuerdan que uno de los hitos en su despegue hacia el firmamento de las celebridades tuvo lugar la noche de mayo del '83 en la que estrenó su célebre moonwalk o "paso lunar". Ocurrió en medio de la televisación del 25ø aniversario del sello Motown y lo vieron algo así como 47 millones de espectadores. En medio del asombro, muchos habrán pensado que detrás de esa forma etérea y robótica de desplazarse había un truco o una ilusión óptica. A lo largo de su carrera, el baile, las coreografías y su presencia escénica fueron tan o más determinantes que sus virtudes como vocalista.

El Victory Tour de los Jacksons lo tuvo por última vez como parte del elenco familiar, en una gira que fue apagándose a medida que avanzaba. De ahí en más, nada fue igual para el protagonista de esta historia.

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