06 mayo, 2009

PADRE ALBERTO TUVO VARIAS NOVIAS ANTES DE SER SACERDOTE...

martes, 5 de mayo de 2009 Actualizado hace 14 horas (09:04 p.m. )

A continuación reproducimos una entrevista publicada en La Revista, de El Nuevo Día, el domingo 12 de septiembre del 2006, bajo el título "Hombre sencillo, hombre de Dios", escrita por Sandra Caquías Cruz.

"Parece el protagonista de una telenovela: es alto, sus ojos son azul intenso y se mantiene en buena condición física, ya que alza pesas al menos tres veces a la semana.
Pero estos atributos no son los que hacen que cuando el Padre Alberto Cutié ofrezca la homilía, la audiencia no le quite el ojo de encima. Es su forma de ser, su compromiso con Dios, la Iglesia y sobre todo con el ser humano, lo que le han convertido en un sacerdote fuera de serie.
Nacido en San Juan, el extrovertido Padre Alberto -que muchos conocen por sus populares talkshows-, no tiene reparos en confesarse.


“Soy un cubano que nació en Puerto Rico”, expresa el religioso católico, hijo de Alberto y Yolanda Cutié, originarios de Santiago de Cuba.


“Me siento las dos cosas, porque mi cultura, mis raíces, toda mi crianza fue en un hogar muy cubano”, dice.
Padre Alberto Cutié nació el 29 de abril de 1969. Vivió en Puerto Rico hasta los seis años. Fue bautizado aquí. Comenzó su escuela elemental en University Gardens, en Río Piedras. Luego se trasladó con su familia a Miami, donde actualmente reside. En Puerto Rico le quedan primos.
“Mi hermana mayor nació en Cuba, yo nací en Puerto Rico y la pequeña en Miami, así que puedo decir que somos como las Naciones Unidas”, expresa el sacerdote, quien recientemente visitó Borinquen para participar de un concierto pro Casa Belén - Hermanas Dominicas de Fátima.
Hace 15 años que no pisaba Puerto Rico. Era la segunda ocasión que lo hacía desde que su familia se radicó en Miami. Dijo que no lo hizo antes porque sólo viaja a actividades que tengan un fin benéfico. Por esa razón declinó invitaciones que le hicieron a su país natal, al que en varias ocasiones llamó Isla del Encanto.

“No me gusta que me inviten para tomarme fotos... Eso es una pérdida de tiempo. Yo voy a un evento si va a ayudar a alguien a vivir una vida mejor”, expresa el sacerdote que tres veces a la semana visita un gimnasio “para que no se me convierta el esqueleto en óxido”.
Padre Alberto, quien se considera un sacerdote “de un corte bastante tradicional”, trabaja a tiempo completo en la radio. Aunque en sus años de juventud fue disc jockey, desde enero de 2001, es director general de Radio Paz, una emisora de la Arquidiócesis de Miami, a la que pertenece.
Ese trabajo le requiere, además de administrar un presupuesto de $3 millones anuales, salir tres horas “al aire” todos los días. En ese tiempo conversa con el público, comenta las noticias y los temas de actualidad.
Además del trabajo en la radio, escribe cinco columnas a la semana, publicadas en El Nuevo Herald con el nombre de “Consejo de Amigo”. Tiene un programa de televisión y una página de Internet en la que recibe 5,000 correos electrónicos semanalmente. El 98% de los que le escriben son hispanos.
Su programa televisivo, Hablando claro con el Padre Alberto, lo graba cada siete semanas. Durante dos días se interna en un estudio para grabar varios de ellos. Éstos le permiten llegar a 85 millones de personas a diario, destacó.

Narró que en una ocasión alguien se le acercó para hablarle de un programa de televisión y que él pensó que se trataba de integrar un panel. Con esa idea llegó a una cita en el canal de televisión y resultó que era un casting para seccionar a un sacerdote que condujera un programa.
La primera semana de 1999 lo llamaron para firmar el contrato con ejecutivos de Telemundo. En ese momento les dijo que antes de firmarlo tenía: primero que consultar a Dios, segundo a su director espiritual y tercero pedirle permiso al Obispo.

“Nunca tuve la ambición de estar en televisión y de ser famoso. Todo esto que he hecho no estaba en mis planes de vida. En mis planes de vida estaba ser un buen cura de parroquia, trabajar mucho dedicado a la juventud, ser lo mejor que yo pueda en todo lo que hacía y ya. En mis planes no estaba nada de esto”, insiste.
Pero ahora, “ llevo como cuatro años de tener entre 10 a 12 horas de trabajo intenso al día”, describió el religioso, quien ofició su primera misa a los 26 años.

En España, toda América Latina, Estados Unidos, Alaska, Canadá y hasta en Japón ven su programa. “Es increíble como uno llega a tantos lugares”, manifiesta.
Pero ser tan popular le resta privacidad. Cuando desea ir a un lugar tranquilo, en Miami, selecciona aquellos frecuentados por los norteamericanos. “Allí me como algo en una esquina y nadie me molesta, pero si voy a un lugar hispano no puedo comer. Es así, eso es la vida cuando uno está en este rollo”.
“Hace tiempo me convencí de que mi horario no es mío”,
expresa. Dijo que para el día que muera ya tiene su “hueco” en el cementerio de la Arquidiócesis de Miami. “Estoy listo para cuando Dios me quiera”, sostiene.
Un día normal en la vida de Padre Alberto se inicia a las 6:00 de la madrugada con rezos y meditación. Luego, celebra la misa y cerca de las 8:00 a.m. sale rumbo a la emisora de radio, ubicada a siete minutos de la parroquia San Patricio, en Miami Beach, donde está asignado.
La parroquia está en el área donde residen varios artistas internacionales entre los que mencionó a Chayanne, Shakira y Thalía. ¿Es el director espiritual de muchos de ellos? “Converso con ellos, comparto con ellos, les ayudo cuando puedo; un amigo más. Creo que es bueno tener un amigo cura”, contesta, estallando en una de las muchas carcajadas que soltó durante la entrevista.
“No veo televisión, muy poco; veo las noticias”, dice este religioso que precisamente se popularizó internacionalmente con su programa televisivo. “No tengo tiempo. Yo nunca he visto, no sé cómo es una telenovela”.
Cuenta que la primera vez que le mencionaron el nombre de Osvaldo Ríos no sabía quién era, aunque le hacían referencia de que era un actor de novela.
“Empecé a conocer el mundo artístico y la farándula, y todo eso, por accidente, cuando me tocó estar con ellos en reuniones, en fiestas y cuestiones de la cadena de televisión. Nunca conocí ese mundo”, dice el sacerdote, seleccionado para ofrecer la misa de sepelio de la salsera cubana Celia Cruz.
Sobre Osvaldo Ríos, comenta que horas después de esta entrevista se disponía a visitarlo en prisión. “Osvaldo y yo hemos estado por buen tiempo vinculados a través de la amistad. Hemos conversado sobre las cosas de la vida, sobre la tragedia que ha tenido últimamente, las frustraciones y todo esto que está pasando”.
“Osvaldo es una persona extremadamente noble, de buen corazón. Yo no sé, no soy su sicólogo, ni sicoanalista, ni su siquiatra. No te puedo decir: Osvaldo tiene un problema de agresividad. ¿Golpeó o no golpeó a la muchacha? No lo sé. Me da pena si cualquier hombre hace eso, no importa quién sea, si es Osvaldo Ríos o si el señor tal”.
De hecho, una de sus mayores preocupaciones, expresa, son los mensajes que recibe la juventud y que guardan estrecha relación con la violencia.
“La violencia nace en el corazón de nuestros jóvenes y de la sociedad cuando el ser humano no tiene una perspectiva positiva hacia el futuro. Cuando la juventud se ve frustrada, agobiada, cuando se deja comer por la depresión y por el pesimismo, a veces la única forma de expresarse es violentamente”.
“No podemos ignorar que nuestras películas, nuestra televisión, incluso algunos talkshows, conozco el ambiente muy bien, se dedican a promover violencia, golpes, golpizas, tiroteos, ese tipo de comportamiento. Ese comportamiento tiene que impactar en algún momento al televidente. Creo que los medios tiene una gran responsabilidad en promover la violencia o en buscar soluciones a la misma”.
“Una gran preocupación que tengo son los juegos de vídeo y la cantidad de imágenes violentas que tienen por segundos. Entonces después nos quejamos de que un niño de 14 años le metió un tiro al vecino, al hermano. Queremos una sociedad sin violencia, pero si estamos permitiendo violencia por un lado ¿cómo vamos por el otro a condenarla?”,
cuestiona.
Aconseja a los padres a regular el tipo de música que escuchan los jóvenes. “Hay mucha música rap, por ejemplo, que promueve violencia doméstica, golpizas y maltrato a la mujer. Nada más hay que ver los videos de rap. Es una denigración de la mujer, actos violentos, sexo desordenado. O sea, violencia por todas partes y todo tipo de violencia. ¿Cómo vamos a esperar que la gente viva en paz y tranquilidad?”, pregunta.
De carácter jovial y ameno, Padre Alberto está próximo a estrenarse como escritor. Escribió un libro, el cual aseguró contiene mucho humor. Trata sobre las relaciones humanas: Siete reglas para vivir felizmente. Espera que esté disponible para mediados del próximo año. Tendrá una versión en inglés y otra en español.
Dice que quien lo llevó a la prensa escrita, tercer medio de comunicación en el que incursionó, fue el fenecido ex director de El Nuevo Día, Carlos Castañeda. “Él fue el que me dijo un día: ‘Padre, usted tiene que escribir. Lo que usted dice todos los días en radio es un crimen que no lo ponga en papeles’”. Hace tres años que escribe la columna en El Nuevo Herald.
“No permito que nadie me escriba la columna, la escribo yo palabra por palabra”, dice. Pero a la vez destaca que su “primera vocación en la vida es ser cura de parroquia”.
Ahora su misión, explica, es convertirse en un medio que lleve un mensaje, un aliento, ya que considera que una “deficiencia seria” dentro de la Iglesia Católica es la comunicación.
“La Iglesia aparenta ser una institución grande que nos habla de arriba abajo. Yo quiero hablar de tú a tú, quiero que la gente conozca un sacerdote amigo y ésa es mi misión”, manifiesta.
“Dios me lo ha puesto en el corazón así: ‘Alberto, tú estás aquí para conversar con la gente sobre sus problemas y para ser un amigo, un amigo cien por ciento sacerdote, cien por ciento representante de la Iglesia Católica porque amo a la Iglesia Católica”, expresa.
Recibe cartas de judíos, musulmanes, católicos, protestantes y de un sinnúmero de religiones, porque lo consideran una persona abierta que no impone ideas. “Yo no te voy a abrir las puertas, yo te voy a dar el camino y tú tienes que abrir las puertas”, dice.
Una de sus tareas más difíciles fue sustituir a un sacerdote acusado por abuso sexual a jóvenes. Al final, logró reconquistar la confianza que la feligresía tenía en la institución. “La gran mayoría de la gente entendió que a veces los seres humanos cometen errores”, sostiene.
Asimismo, dice que es un error señalar al celibato como causa de pedofilia u otro desorden sexual, porque mientras la pedofilia es una enfermedad, un desorden sicológico grave, el celibato es una opción libre que un hombre toma.
“Creo que la Iglesia no puede cerrar los ojos a la realidad que tenemos que enfrentar; la homosexualidad y el problema de la pedofilia. Son problemas serios”. ¿Y están dentro de la Iglesia? “Dentro y fuera. La Iglesia no pude cerrarse a esa realidad”, contesta.
“Me preocupa también cuando eso pasa en un hogar. Está pasando y eso nadie lo habla. Eso sí es un escándalo”, abundó.
Y qué de su atractivo físico y las mujeres. El Padre Alberto reconoce que antes de ser sacerdote tuvo varias novias. “Buen número”, comenta con una de sus carcajadas.
“Me ha tocado casar a varias de mis ex novias, bautizarles los hijos, darles un consejo cuando no les va bien en el matrimonio y mantengo una amistad muy buena con la mayoría de ellas”, manifestó.
Al preguntarle si por el hecho de ser atractivo se le acercan mujeres no necesariamente buscando una dirección espiritual, dijo que a ellas les manifiesta que se siente como un hombre casado.
“Siempre digo que soy como un hombre casado, que a veces la fruta prohibida sabe mejor y a veces la gente persigue lo prohibido. Yo he sido bastante claro, he tratado de ser bastante claro con las mujeres inapropiadas que se me han metido en el camino, pero es una lucha de toda la vida”, expresa.
¿Se considera una persona muy especial? “Yo creo que soy un tipo normal”, contestó luego de reír a carcajadas. “No creo que soy sobresaliente en nada. Soy una persona bastante común, tranquila, me gusta la vida... Soy una persona como cualquier otra”.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Creo que la petición de perdón que hace el P. Alberto es una más de sus payasadas. Ha puesto a la iglesia y al celibato sacerdotal en el ojo del huracán y eso está muy mal hecho pues es lo que menos se debe hacer hoy en día que tenemos tantos enemigos queriendo devorar a la Iglesia de Jesucristo. Apoyo totalmente las palabras del Arzobispo de Miami cuando dice que no podemos olvidar este acto escandaloso simplemente porque ha hecho obras buenas como sacerdote. La indignación viene por su doble moral y no tanto por el deseo sexual que pudo haber sentido (aunque como sacerdote debe aprender a manejar las calenturas sexuales, por el sagrado y voluntario consentimiento hecho el día de su ordenación).
En realidad estos curitas que de la noche a la mañana se hacen famosos tienden a dejarse ganar por la fama, el dinero y la vida laxa. ¿Donde está la espiritualidad y los valores cristianos que dice predicar con tanto valor? Con poner carita de ángel no demuestra la profundidad y solidez espiritual que debe tener todo ministro de Dios. Que pena que muchos solo opinen desde el aspecto sexual. Aquí hay algo muy de fondo y eso no lo debemos tolerar quienes creemos en Dios y en los ministros de la Iglesia como sus representantes en la tierra. Quizás esa era ya su rutina de vida, poner carita de niño bueno en su parroquia y en los programas televisivos y radiales, para luego gozar los fines de semana con su amante y con el dinero que todos aportamos con esfuerzo en su parroquia.
QUE FALTA DE RESPETO POR SI MISMO Y POR TODOS LOS CATOLICOS DE EE.UU., DE LATINOAMERICA Y DEL MUNDO. No lo quiero juzgar para condenarlo, porque Dios si es misericordioso y le abrirá el espacio para el perdón, pero debe hacer reparación y muy, muy grande para ganarse la confianza de su pueblo que está triste y adolorido!
QUE DIOS LE AYUDE Y LE PERDONE!

Anónimo dijo...

Que mal se siente, me infarte casi con la noticia, se siente que se cae de un pedestal a alguien que veias su programa y admirabas, que lastima que no haya resistido la tentación, que Dios lo perdone, pero que ya no sea sacerdote, no tiene vocacion y eso lo dejo muy claro con lo que hizo, me ah decepcionado y la verdad espero que nunca mas aparesca en tv ni en radio, que se vaya a predicarle a la vieja que tiene, y renuncie, por que solo da mal ejemplo y averguenza a la Iglesia.

Mechy dijo...

Anonimos, gracias por su presencia, en realidad los que hemos estado al tanto de todas las bellaquerias que estan haciendo los curas pedòfilos y homosexuales sumado al descrèdito en que hoy en dia se encuentra sumida la iglesia catòlica, estas cosas no nos hacen ni fu ni fa, menos mal que el padre Alberto estuvo con una mujer y se desahogo sexualmente, ya que es un ser humano y tiene sus necesidades, lo que veo mal en esto es que se haya expuesto al pùblico sin pensar en las consecuencias que le traerìa, pero de seguro esto no comenzò ahora. El anònimo que dice que casi infarta no pude evitar sonreirme, estamos en tiempos de cambios y la iglesia por lo tanto debe ir pensando en abolir eso del celibato, que es algo contra natura, no se puede negar que el padre Alberto es un hombre con mucha presencia y carisma, se llegò a ganar el corazòn y la admiraciòn de muchas personas y son estas precisamente las que mas sienten esta conducta, pero existen otras personas entre las que me incluyo que esto no es extraño para mi, la Iglesia es una de las instituciones mas reprimibles que existen en el mundo, no entrarè en materia puès es un asunto bien conflictivo, y poco a poco està dejando ver su verdadera faz. El tiempo dirà, y creo que el padre Alberto debe colgar los hàbitos, definitivamente como ya dije es un ser humano pero no se puede negar que tiene una gran vocaciòn de servicio y esto es en realidad lo que da sentido a su vida.