06 mayo, 2009

LA IGLESIA GOLPEADA...

by Ricardo Trotti Wednesday, May. 06, 2009 at 9:13 AMlautaro_l@hotmail.com

Quienes profesan la fe católica no pueden sentirse menos que asqueados por la traición de Fernando Lugo a su iglesia.
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Como si no estuviera golpeada demasiado, la Iglesia Católica recibió una nueva bofetada, luego de que su imagen se vio denigrada por las acciones del presidente paraguayo Fernando Lugo que por estos días está reconociendo hijos como si se tratara de Madonna y Angelina adoptándolos por Africa.
Esta vez el sopapo en plena cara de la imagen de la Iglesia Católica provino del sacerdote Alberto Cutié, párroco de una parroquia en Miami Beach y uno de los pocos – diría el único – que con su buena imagen, carisma, buena voz a través de Radio Paz y buena pluma en El Nuevo Herald, estaba elevando una imagen que la propia Iglesia dejó denigrar luego del escándalo de los curas pedófilos, hecho que en Estados Unidos alcanzó proporción de escándalo masivo, desde que se ventiló en 2001.
A Cutié lo descubrieron in fraganti en las playas de Miami Beach amarrucándose con una señorita a la que toqueteó, besó apasionadamente a toda hora y en distintos días, ya sea debajo de una toalla tirado en la arena como sobre sus faldas en un bar en plena madrugada y ante la mirada de los transeúntes. Cutié no negó las fotos y esta misma tarde del martes cuando se hizo público que 25 fotos, tomadas en tres días diferentes, serán publicadas por la revista farandulera TV Notas, se reunió con el arzobispo de Miami quien lo alejó de sus responsabilidades. Ambos, en mensajes aparte, pidieron perdón a la comunidad. Como cuando siempre ocurren escándalos con la curia, la gente reaccionó – en general – y culpando que el mal de todos los males es el celibato, un tema que se ha mitificado dentro de la feligresía de la Iglesia y que es el chivo expiatorio de todos los males.
Muchos piensan que si los curas se pudieran casar (es decir tener sexo) se acabarían todas las desviaciones dentro de la Iglesia; lo que termina siendo una apreciación bastante exagerada y distorsionada, teniéndose en cuenta que el mismo porcentaje de desviaciones sexuales – pedofilia, por ejemplo – ocurre entre pastores de otras denominaciones, como las protestantes. Si bien la Iglesia es hora que revise su política del celibato – incluso para despertar mayores vocaciones de sacerdotes que por estos años están escaseando – el tema del padre Cutié debe ser visto desde otro ángulo.
Simplemente por su falta de lealtad a la Iglesia, por la traición de la expectativa que él había creado sobre la Iglesia de Miami, por mentir flagrantemente a su feligresía, considerando especialmente que su especialidad era su mensaje (consejos) masivo a la sociedad a través de los medios de comunicación y, por último, y más sorpresivo aún, por haber cometido esta “infidelidad” con su Iglesia en un lugar tan público como la playa de su propia parroquia, casi tan estúpido como si una pareja infiel cometería adulterio en el patio de su casa. Salvado las diferencias, el de Lugo pareciera ser un pecado menos grave, ya que lo cometió escondiéndolo, sabiendo que era algo malo y pecaminoso por lo que trató de ocultarlo, preservando la imagen; mientras que Cutié lo cometió con saña y alevosía, lo gritó a los cuatro vientos, como pensando sáquenme un par de fotos, muestren los trapitos al sol, si tener siquiera en cuenta las consecuencias que sus actos podrían tener en la sociedad. Un pecado grave.

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