18 junio, 2010

NO SE CÓMO PUDE SALVARME; MIS COMPAÑEROS ESTÁN BAJO TONELADAS DE TIERRA....

Una fila de ataudes durante el sepelio
No se como pude salvarme, mis compañeros estaban bajo escombros
Familiares de un minero muerto lloran durante el sepelio.

Reuters

Walter Restrepo estaba saliendo de la mina en el momento de la explosión
Su turno terminaba a medianoche, pero otros mineros seguían trabajando
'Sólo se escuchaban gritos que desaparecieron en cuestión de minutos'

Francisco Argüello
Neiva (Colombia)

Actualizado viernes 18/06/2010 17:31
Lo salvó un milagro. De lo contrario no hubiera podido contar la historia. Desde la sala de urgencias de un hospital en Medellín, Walter Restrepo llora desesperado y en medio de su desconsuelo cuenta que es uno de los seis mineros que logró salir con vida de una mina que se derrumbó y por poco lo borra del mapa. 19 cadáveres han sido recuperados calcinados. Otros 53 trabajadores están atrapados y hay pocas esperanzas de hallarlos con vida.

"Sentí una explosión impresionante, fue berraco. Lo primero que hice fue tirarme al piso, pero no perdí el conocimiento. Sentía candela sobre mi cuerpo, eran bolas enormes que caían sobre mí. No sé cómo pude salvarme", explica mientras frota con una de sus manos las quemaduras que le afectaron el 27% de su cuerpo, principalmente en la espalda y piernas.
El minero de 30 años se pasaba la vida buscando carbón. En Carbones San Fernando, en Amagá, suroeste antioqueño, llegó a las 6.45 PM del miércoles pasado. Sin embargo, a las 10.45 PM una fuerte explosión sacudió la mina y sepultó a gran cantidad de colombianos que se ganaban la vida bajo 1.800 metros de tierra.
Las escenas fueron de pánico y sólo se escuchaban gritos que desaparecieron en cuestión de minutos. "Seguramente cuando la tierra posiblemente los sepultó", asegura el minero.

Él logró salir con vida porque estaba abandonando la zona en el momento de la explosión. Era media noche y su jornada laboral terminaba. "La diferencia con mis compañeros era de 10 metros aproximadamente, ellos quedaron bajo toneladas de tierra. Encontrarlos será difícil", afirma al recordar que en su evacuación alcanzó a ver a 15 compañeros muertos.

"No había salido toda la gente del turno que terminaba a esa hora, ni había ingresado el personal que debía amanecer", cuenta al reconocer que la empresa, dueña de la mina, les pagaba sueldo seguro y prestaciones sociales.
María Adelaida Osa le dijo al periódico El Tiempo que desde su casa ubicada a 10 minutos de la mina escuchó la explosión. De inmediato, pensó en su hermano y cinco primos que trabajan en el sitio. Un crucifijo en sus manos le sirvió para empezar a orar por sus vidas. Sus parientes quedaron bajo los escombros en una mina tecnificada, de la que nadie en Antioquia creía podía suceder una catástrofe.
"Les había advertido, esa tierra es muy traicionera. Le dije muchas veces a ellos que buscaran otro trabajo, pero jamás me hicieron caso. Eran muy tercos. Ahora le pido a Dios que nos permita recuperar los cuerpos, darles cristiana sepultura", expresa atacada en un llanto incontrolable.
Lo mismo pasaba con al menos 300 familiares de las 53 personas que se calculan están metros abajo. Lo cierto es que las esperanzas de vida son pocas y lo reconocen los socorristas, quienes están en máximo riesgo. Todo porque buscan penetrar las profundidades de una mina sacudida por una explosión, un sitio poseído por gases que ni los mismos ventiladores logran extraer y unas temperaturas que superan los 50 grados centígrados.
EL MUNDO.es pudo saber que las autoridades sospechan que la explosión se debió a la concentración de gas metano. El estruendo taponó las entradas y generó la tragedia.
Hernán Martínez, ministro de Minas y Energía, aseguró que una investigación en el sitio permitirá determinar si una acumulación de gases generó la explosión o, al contrario, se trató de fallas humanas de los 486 mineros que se internan 550 metros bajo tierra para sacar 880 toneladas de esta roca combustible durante el día.
Por ahora las familias de Luis Carlos Zapata Arredondo, Wilson Alberto Fernández, Óver Enrique Álvarez Escobar, José Isaías Castrillón Sepúlveda, Albeiro de Jesús Bustamante Holguín, John Jairo Franco, Rubiel Orrego, Carlos Zapata Rendón, Stiven Rivera Arboleda, Fernando Ossa Ossa, Hugo Darley Pozo, Jorge Mario Higuita Cano, Orlando Ángel Becerra, Héctor Pizarro y Édgar Moncada Cardona están tranquilas. Aunque saben que sus parientes murieron, tienen sus cuerpos y pueden sepultarlos. El resto de familiares siguen con su calvario.
Antecedentes
En Carbones San Fernando, en Amagá, se han generado seis emergencias que han enlutado al país. La primera sucedió el 14 de julio de 1977. En la madrugada 86 personas murieron luego que una explosión sacudiera la mina. Las altas temperaturas y acumulación de gas ocasionaron el desastre.
En noviembre de 1982 cinco nuevos mineros fueron víctimas de la explosión. Lo mismo pasó el 15 de junio de 2006 cuando una persona falleció asfixiada y 30 más terminaron heridas tras un escape de tóxicos.
Sobre la misma mina de carbón murieron otros cinco colombianos el 11 de noviembre de 2008, mientras que en agosto de 2009 nueve personas fallecieron por la explosión de una bolsa de gas en la mina. Para rematar, en septiembre de 2009, tres nuevas personas quedaron bajo tierra a causa de una nueva explosión.

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