Los ciudadanos de la isla recibieron con jolgorio el levantamiento de las restricciones a viajes y a remesas. Los opositores al régimen también festejaron la decisión de Washington. "Se terminaron los argumentos para reprimir”, dijo Roberto Quiñones en diálogo con C5N
"¡Voy a poder ver a mi hijo!", exclamó Sierra y se echó a llorar. "Siento alegría porque veré pronto a mi hijo pero también estoy triste porque mi esposo falleció hace un mes sin verlo, era lo que más quería" expresó Sierra, una jubilada de 72 años que conversó en un parque de la Habana Vieja.
Sergio, el hijo de Sierra, vive en Miami y viajó a hace dos años pero le faltaba uno para volver de acuerdo a las restricciones impuestas por el gobierno del presidente George W. Bush que limitaba los viajes de los cubano-estadounidenses a dos semanas cada tres años.
Aproximadamente 1,5 millones de estadounidenses tienen familiares en Cuba.
José Pilar Ramos, un joven desempleado que tiene un primo en Miami, exclamó: "Obama puede hacer lo que quiera pero el problema es aquí. La gente no quiere trabajar por sólo cuatro dólares por semana, y eso no va a cambiar si viene más dinero de la familia que está allí".
Los disidentes
La oposición al régimen comunista de los Castro también festejó la medida. Roberto Quiñones, hijo de Hilda Molina, aseguró en diálogo con C5N que "fue una decisión inteligente de Barack Obama, para que no aparezcan siempre como los malos".Asimismo, explicó: "Ahora, el Estado cubano ya no tiene argumentos para seguir reprimiendo a los disidentes", y agregó que "ojala estas medidas se sigan profundizando". También el disidente Wilfredo Cancio, periodista en Miami, señaló en C5N que "“es una estrategia hacia Cuba porque pone la pelota de su lado", en referencia a la necesidad de respuesta por parte de los Castros ante las señales de apertura de Washington."Es una política inteligente porque ahora la respuesta la tiene Cuba", indicó.
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