Al tiempo de relanzarse el gabinete presidencial, aparecía otra desesperada mujer con un supuesto nuevo vástago de Lugo-hombre. Esta vez la historia es más escabrosa y tiene como protagonista a una ex limpiadora del Obispado de San Pedro que ahora sobrevive en una ranchada de Alto Paraná junto con el hijo del Presidente, un hermoso niño de seis años.
No sé cuántos hijos más aparecerán, pero los escándalos me llevaron hacia otra dirección más peligrosa, pero imposible de descartar ahora, a raíz precisamente de los últimos acontecimientos: ¿qué hubiera pasado si la señora Mirta Gusinsky tenía razón en sus temerarias acusaciones acerca de la supuesta conexión de Lugo con los secuestradores y asesinos de Cecilia Cubas? La interrogante, por supuesto, molestará aún más al entorno político-servil del primer mandatario, pero estoy en mi derecho de preguntarme eso y mucho más, ya que Lugo ha perdido el capital de credibilidad que ostentaba hasta hace quince días. La vida política en nuestro país ha entrado en un camino sin retorno, auspicioso por cierto, de divulgar todo cuanto sea posible acerca de sus hombres y mujeres con cargos públicos.
Hoy en día es casi imposible esconder bienes, información, antecedentes o hasta prontuarios de nadie y, por fortuna para los que nos dedicamos al periodismo de investigación, ya la gente ha perdido el miedo a contar las negras verdades que sabe de nuestros hombres públicos. Ese miserable miedo impuesto por los malos gobernantes para llevar adelante sus trapisondas se está extinguiendo.Lo que algunos abyectos que rodean a Lugo mencionan como “asuntos personales” podría desembocar en más verdades ocultas acerca del Presidente. Si ocultó sus relaciones y los desenlaces naturales de estas, ¿por qué no habría de ocultar otras historias? Y allí, otra vez, como en una pesadilla kafkiana, me hago esta maldita pregunta que ronda mi cabeza: ¿y si Mirta Gusinsky tenía razón?Ya no es impoluto. Ya no es la esperanza blanca de todos los paraguayos. Ya no es el “obispo de los pobres”. Ya no es sacerdote. Sencillamente, ya no se puede creer en él.Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.
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Fuente: Digital ABC Color.
Blogs posteado por Jorge Torres Romero Nota: Las negritas son nuestras
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