2009-04-20
Puerto España, 20 abr (PL) El gigantesco dispositivo de seguridad de la V Cumbre de las Américas se diluyó de la noche a la mañana en esta capital, la cual durante tres días vio interrumpido el paso de peatones y el tráfico vehicular por varias de sus principales arterias.
La avenida Wrighston Road, que abraza la llamada Zona Roja donde tuvo lugar la reunión hemisférica, amaneció hoy sin la cadena de militares encargados de su custodia por estos días, varios de ellos vestidos con uniformes de camuflaje y armados con fusiles.
El escenario de la cumbre, que incluyó el hotel Hyatt, el Centro Financiero Internacional y el Puerto, mantiene aún ciertas restricciones, sobre todo por la presencia de los dos majestuosos navíos donde se alojaron parte de las delegaciones y los periodistas que asistieron al foro.
Las primeras planas de diarios como Newsday y Guardian, entre otros, exhiben grandes fotos y titulares referentes al último día de la V Cumbre de las Américas, cuyo epílogo dejó en ascuas a una buena parte de los reporteros que dieron cobertura a la reunión.
Pese a que 34 jefes de Estado y Gobierno participaron en la cita, la declaración final sólo llevó la rúbrica del primer ministro de Trinidad y Tobago, Patrick Manning, quien en la jornada de clausura dijo que plasmaba su firma en el documento a pedido de los mandatarios como muestra de consenso, pero no de unanimidad.
El trabalenguas fue interpretado en la sala de prensa de la cumbre como una salida diplomática a la negativa de un grupo de países renuentes a avalar la declaración final, considerada insuficiente e inaceptable.
Manning alegó que las lagunas que tenía el documento se debían a que el mismo comenzó a ser negociado hace año y medio o dos años por los tecnócratas de las cancillerías.
En ese momento la situación mundial era distinta, la situación financiera era muy distinta a la que tenemos y que ha emergido, por ende el texto no refleja, debido al momento en que fue negociada, la situación actual, dijo el mandatario.
La cumbre traía diseñado como tema central el lema de “Asegurar el futuro”
de nuestros ciudadanos promoviendo la prosperidad humana, la seguridad energética y la sostenibilidad ambiental, problemáticas que si bien fueron abordadas en las sesiones, quedaron en un segundo plano respecto a dos tópicos: la crisis global y el caso de Cuba.
Ambas temáticas no estaban contempladas en la agenda del cónclave, sin embargo, pese al intenso cabildeo de la cúpula de la Organización de Estados Americanos (OEA) para que no salieran a flote, emergieron con intensidad en innumerables ocasiones, tanto en los debates de los mandatarios como en las conferencias de prensa.
Llamados a no caer nuevamente en las redes de los organismos financieros internacionales y a reconocer que la crisis global es una crisis del sistema capitalista, que está acabando con la humanidad y el planeta, se hicieron escuchar en la voz de varios mandatarios, entre ellos los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, de Ecuador, Rafael Correa, de Bolivia, Evo Morales, y de Nicaragua, Daniel Ortega.
La absurda exclusión de Cuba de la OEA en 1962 por presiones de Estados Unidos y los reclamos a reparar ese daño, así como la necesidad de que Washington acepte la voluntad de la comunidad internacional de que ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero a la isla, también sobresalieron en la cita de esta ciudad.
Sin duda alguna, un tercer elemento distintivo del foro de Puerto España, fue la presencia del presidente estadounidense, Barack Obama quien al igual que hizo en la campaña electoral que lo llevó a la oficina oval, dijo ser portador de una voluntad de cambio en las relaciones de su país con América Latina y el Caribe.
El tono conciliador de Obama, muy distante de la prepotencia mostrada por su antecesor, George W. Bush, allende los mares, sirvió para distender el ambiente de la cumbre, al prometer que en sus diálogos con los vecinos desde el Río Bravo hasta la Patagonia habría una relación de igual a igual.
Esa promesa del primer presidente negro de Estados Unidos ante el hemisferio generó titulares de norte a sur y de este a oeste. Luego de los apretones de manos, abrazos y sonrisas de la cumbre, queda por ver si esa postura sobrevive al primer diferendo en que se vean en juego los intereses de Washington en la región.
La avenida Wrighston Road, que abraza la llamada Zona Roja donde tuvo lugar la reunión hemisférica, amaneció hoy sin la cadena de militares encargados de su custodia por estos días, varios de ellos vestidos con uniformes de camuflaje y armados con fusiles.
El escenario de la cumbre, que incluyó el hotel Hyatt, el Centro Financiero Internacional y el Puerto, mantiene aún ciertas restricciones, sobre todo por la presencia de los dos majestuosos navíos donde se alojaron parte de las delegaciones y los periodistas que asistieron al foro.
Las primeras planas de diarios como Newsday y Guardian, entre otros, exhiben grandes fotos y titulares referentes al último día de la V Cumbre de las Américas, cuyo epílogo dejó en ascuas a una buena parte de los reporteros que dieron cobertura a la reunión.
Pese a que 34 jefes de Estado y Gobierno participaron en la cita, la declaración final sólo llevó la rúbrica del primer ministro de Trinidad y Tobago, Patrick Manning, quien en la jornada de clausura dijo que plasmaba su firma en el documento a pedido de los mandatarios como muestra de consenso, pero no de unanimidad.
El trabalenguas fue interpretado en la sala de prensa de la cumbre como una salida diplomática a la negativa de un grupo de países renuentes a avalar la declaración final, considerada insuficiente e inaceptable.
Manning alegó que las lagunas que tenía el documento se debían a que el mismo comenzó a ser negociado hace año y medio o dos años por los tecnócratas de las cancillerías.
En ese momento la situación mundial era distinta, la situación financiera era muy distinta a la que tenemos y que ha emergido, por ende el texto no refleja, debido al momento en que fue negociada, la situación actual, dijo el mandatario.
La cumbre traía diseñado como tema central el lema de “Asegurar el futuro”
de nuestros ciudadanos promoviendo la prosperidad humana, la seguridad energética y la sostenibilidad ambiental, problemáticas que si bien fueron abordadas en las sesiones, quedaron en un segundo plano respecto a dos tópicos: la crisis global y el caso de Cuba.
Ambas temáticas no estaban contempladas en la agenda del cónclave, sin embargo, pese al intenso cabildeo de la cúpula de la Organización de Estados Americanos (OEA) para que no salieran a flote, emergieron con intensidad en innumerables ocasiones, tanto en los debates de los mandatarios como en las conferencias de prensa.
Llamados a no caer nuevamente en las redes de los organismos financieros internacionales y a reconocer que la crisis global es una crisis del sistema capitalista, que está acabando con la humanidad y el planeta, se hicieron escuchar en la voz de varios mandatarios, entre ellos los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, de Ecuador, Rafael Correa, de Bolivia, Evo Morales, y de Nicaragua, Daniel Ortega.
La absurda exclusión de Cuba de la OEA en 1962 por presiones de Estados Unidos y los reclamos a reparar ese daño, así como la necesidad de que Washington acepte la voluntad de la comunidad internacional de que ponga fin al bloqueo económico, comercial y financiero a la isla, también sobresalieron en la cita de esta ciudad.
Sin duda alguna, un tercer elemento distintivo del foro de Puerto España, fue la presencia del presidente estadounidense, Barack Obama quien al igual que hizo en la campaña electoral que lo llevó a la oficina oval, dijo ser portador de una voluntad de cambio en las relaciones de su país con América Latina y el Caribe.
El tono conciliador de Obama, muy distante de la prepotencia mostrada por su antecesor, George W. Bush, allende los mares, sirvió para distender el ambiente de la cumbre, al prometer que en sus diálogos con los vecinos desde el Río Bravo hasta la Patagonia habría una relación de igual a igual.
Esa promesa del primer presidente negro de Estados Unidos ante el hemisferio generó titulares de norte a sur y de este a oeste. Luego de los apretones de manos, abrazos y sonrisas de la cumbre, queda por ver si esa postura sobrevive al primer diferendo en que se vean en juego los intereses de Washington en la región.
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