Rebeca Logan
WashingtonObama dijo que BP trabajaba bajo supervisión federal.
En medio de una avalancha de críticas sobre su respuesta al desastre petrolero en el Golfo de México, el presidente Barack Obama defendió este jueves las acciones de su administración y aseguró que desde el primer momento la prioridad número uno de la Casa Blanca ha sido detener el derrame de crudo.
"Los que dicen que nuestra respuesta fue lenta o que nos faltó un sentido de urgencia, simplemente no conocen los hechos", dijo Obama en una conferencia de prensa convocada para tratar un tema que se ha convertido en un creciente desafío político para el presidente.
Obama reconoció que existe "frustración y rabia" ante la marea tóxica que ha puesto en jaque la supervivencia de una de las regiones costeras más importantes del país, y culpó directamente a British Petroleum (BP) de causar la "tragedia ecológica y económica", que amenaza la zona.
Cancelaciones
El presidente aseguró que BP pagará hasta el último centavo de los daños causados por este desastre "sin precedentes".
Obama admitió que BP tiene la mejor tecnología y recursos para responder a la fuga generada por la explosión de una plataforma petrolífera el pasado 20 de abril, pero que la empresa está operando "bajo nuestra dirección".
Los que dicen que nuestra respuesta fue lenta o que nos faltó un sentido de urgencia, simplemente no conocen los hechos
Barack Obama
Tras reiterar que su gobierno no descansará hasta no solucionar la crisis a corto y largo plazo, Obama presentó nuevas medidas que dijo contribuirán a evitar desastres similares en el futuro.
Específicamente anunció una extensión a 6 meses de la prohibición de contratos de perforación submarina y la cancelación de contratos multimillonarios en las costas de Alaska y Virginia.
La intervención del presidente se dio momentos después que científicos del gobierno estimaran que se han derramado entre 500 mil y un millón de galones de crudo por día, lo que pone al incidente como el peor derrame petrolero de la historia de Estados Unidos.
Según estos datos del U.S Geological Survey, la cantidad de crudo vertido, 39 millones de galones aproximadamente, es al menos tres veces más grande que los 11 millones del Exxon Valdez.
¿Otro Katrina?
Aunque todavía se está midiendo la magnitud ecológica y económica del derrame, las consecuencias políticas ya se están sintiendo en Washington donde no se desaprovecha desastre natural o creado para sacar puntos políticos, y menos en un año electoral.
Ya se comenta que la catástrofe se podría convertir en el "Katrina de Obama", en referencia al huracán que en 2005 devastó a Nueva Orleans y contribuyó al desplome de la popularidad del presidente George W. Bush.
Uno de los primeros en tirar la piedra fue Karl Rove, ex asesor de la Casa Blanca bajo Bush, quien acusó a Obama de falta de liderazgo y de lentitud en su respuesta a la situación.
Según Rove, en un ensayo titulado: "El derrame del Golfo es el Katrina de Obama", el presidente actual habla mal de BP, pero "no cumple con sus propias responsabilidades bajo ley federal. No debieron dejar pasar más de un mes sin decirle a BP lo que tienen que hacer".
Estas críticas son similares a las que se lanzaron contra Rove, ante la letárgica reacción de la Casa Blanca tras el paso del huracán Katrina, en especial porque el presidente Bush estaba de vacaciones cuando se generó la crisis.
El mismo Obama tuvo que enfrentar la comparación en su conferencia de prensa hoy pero no quiso dar una respuesta concreta. El presidente dijo que dejaría tales comparaciones a otros mientras él se enfocaría en buscar la forma de detener el derrame.
"Sin calzoncillos"
Para Dan Weiss, director de estrategia ambiental del Centro de Progreso Americano, la administración Obama ha respondido de una forma adecuada a un desastre incontenible y la catástrofe podría tildarse más bien como el "Segundo Katrina de Bush", por la cercanía del anterior gobierno con las empresas petroleras que operan en el Golfo.
"El mayor reto de la administración es asegurarse que BP esté haciendo todo lo posible para detener el derrame y que el proceso sea transparente ante el público", le dijo a BBC Mundo.
Aunque persiste la percepción de una Casa Blanca controlada por las grandes petroleras que no ha podido responder de forma contundente a un desastre ambiental, Weis afirma que Obama no puede hacer milagros.
"No sólo el gobierno, todos estamos a la merced de BP, ellos crearon este desastre y ellos están en la mejor posición para arreglarlo. La pregunta es si están considerando todas las opciones y si existe transparencia en el proceso", estimó Weis.
Según el experto, el hecho que el gobierno había forzado a BP a hacer públicos los videos en vivo de sus esfuerzos por contener la fuga de crudo, es un paso positivo.
Tal vez, la defensa más inusual de la respuesta de la administración Obama al derrame petrolero, la dio el mismo secretario de Interior, Ken Salarzar, en un testimonio ante el Congreso, que lleva ya una decena de audiencias sobre el desastre.
Salazar aseguró que la reacción de la Casa Blanca fue tan inmediata y urgente que la misma noche de la explosión "envié a David Hayes, mi segundo al mando, al Golfo sin una muda de calzoncillos".
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