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Horror y deshumanización en hospital neoyorquino
Joaquín Rivery Tur
Colaborador de Rebelde
3 de Julio de 2008, 11:30 a.m.
El escritor de novelas de horror Stephen King podría encontrar fácilmente material para sus libros en los hospitales públicos de Nueva York… y sin emplear la imaginación.
La unidad psiquiátrica del Kings County Hospital en Brooklyn serviría fácilmente para describir las escenas más horripilantes de pérdida de la cualidad humana de los que allí trabajan y de los que dirigen el centro supuestamente asistencial y la ciudad-vitrina de Estados Unidos.
El Servicio Legal de Higiene Mental del Estado de Nueva York, y la Unión de Defensa de las Libertades Civiles interpusieron una demanda hace un año, donde llamaban al centro psiquiátrico "una cámara de mugre, decadencia, indiferencia y peligro".
Es muy difícil que las calificaciones sean superadas, aunque cualquier lector puede hacerlo. Bajo la presión de la demanda legal, el sistema de hospitales de la metrópolis accedió a efectuar una serie de reformas.
Según el acuerdo, los pacientes en la sala de espera serán revisados cada 15 minutos y, ¡asómbrese!, durante los próximos cuatro meses el hospital intentará reducir el tiempo promedio de espera a unas 10 HORAS.
Como se habla de un departamento de emergencias, hay que imaginar lo cuadros que se pueden presentar en una sala de espera en esa meta que aún no se ha logrado. Es simplemente una crueldad sin límite expresada en una intención que yo dudo mucho se cumpla.
La tibia medida fue consecuencia de la terrible muerte de una paciente. La ciudadana de origen jamaicano Esmin Green, de 49 años, había estado esperando en la sala de emergencia durante casi 24 horas cuando se cayó de su silla a las 5:32 de la mañana del 19 de junio, con el rostro hacia el suelo, y allí quedó.
Los guardias de seguridad y el personal del hospital que cruzó por allí y la vieron, no le prestaron la menor atención. Un guardia ni siquiera se levantó de su silla, y sólo rodó sobre ésta hacia una esquina para ver el cuerpo. La mujer tuvo convulsiones durante una media hora y luego quedó inmóvil.
Sólo a las 6:30 alguien de la sala de espera salió a avisar y regresó con alguien del personal médico que demostró su entrega completa a la profesión.
Se aproximó al cuerpo que yacía, lo tocó con el pie y salió, para regresar con una persona con una bata blanca de laboratorio, quien examinó a la señora Green y solicitó una camilla.
La Corporación de Salud y Hospitales de la Ciudad de Nueva York, operadora del hospital, se lavó las manos y dijo que seis personas fueron despedidas como resultado de la tragedia, incluido personal de seguridad y miembros del personal médico, pero ninguno fue acusado del delito de negligencia criminal que cometieron.
No hay nada de extraño en esto. En Estados Unidos hay 47 millones de personas sin seguros de salud (proporcionados a tarifas altísimas por todopoderosas corporaciones privadas) y ahora The New York Times acaba de publicar que otros trece millones están desatendidos médicamente, lo que lleva la cifra a 60 millones.
Los pobres solamente pueden recurrir al servicio de emergencias, donde por ley hay que prestarles atención, pero deben de tener dinero para las pruebas que hagan falta. Humanismo puro.
sala
espera
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