La realidad Socio-Polìtica del paìs no se compadece, la situaciòn invita a làgrimas de resabio frustrado y desesperante, que no sabe uno a què atenerse, o es que las grandes masas no han sabido asimilar y digerir los tropiezos pasados, o no existe una lucidez mental lo suficientemente objetiva para discernir talentosamente las situaciones, pero no obstante hay una realidad palpable a ojos vista que no necesita espejuelos y es la de que existe una gran proporciòn del pueblo dominicano que està ansiando desesperadamente vivir en Santa Paz.
Si pudièramos echar un vistazo panoràmico, como desde un techo se mira cuàn largo es un camino o toda una plaza, al panorama nacional, se nos ocurre que a golpe de vista se verìan claramente definidos como baches o quizàs como piedras de tropiezos varias cosas, entre ellas alguna que otra y que eufemìsticamente llamaremos: LA ETERNA CRISIS NACIONAL.
De ahì se piensa que cuando las cosas andan mal y una o dos bien, esa que anda bien tiene en sì tanto valor para nosotros como la salud para el enfermo. porque por lo menos nos deja el sabor de la esperanza en los labios, de ahì que a veces en la vida las grandes conmociones y crisis conducen al hombre hacia la reflexiòn y a toma decidida de actitudes y propòsitos.
Las crisis econòmicas, incluso las màs graves y caòticas como la que en el 1929 afectò a los Estados Unidos y por igual a todo el sistema, a tal punto no ha vuelto a suceder otra igual, puès la experiencia acumulada hizo prefabricar los mecanismos defensivos necesarios diversificando a su vez el mismo sistema, doblando sus expectativas econòmicas de tal manera que han reafirmado sus componentes y la fe en èl.
Pero en paìses como el nuestro, que no ha quemado naturalmente sus etapas de proceso social, que ha ido muy lentamente recobràndose, atado a una larga e interminable convalecencia, es sumamente arriesgado y peligroso pasar por vendavales de inconformidad sociales, ya que situaciones como esta encuentran eco aùn en el màs apartado rincòn de la geografìa nacional, tal como una bola de nieve rodando hacia la pendiente, hace que su tamaño llegue adquirir proporciones enormes, por lo tanto estas situaciones de violencia que actualmente se estàn presentando en nuestro paìs son muy conflictivas socialmente hablando, es como jugar con candela, ya que los ànimos se ponen al rojo vivo y justamente como un tizòn, como consecuencia de esto en todos sus estratos se revuelcan los descontentos que ha sido provocado por un pavoroso descontrol de todos los precios en los artìculos de consumo diario que existen en el paìs, y que muchos consideran que han debido seguirse otros caminos para resolver el problema de la carestìa en los productos de primera necesidad que fueren menos empobrecedores y menos caros polìticamente.
Como puede verse no hay que ser ningùn genio para darse cuenta de lo intrincado de esos problemas y màs aùn sabiendo como sabemos que a esos tendrìamos que sumarles en honor de la verdad cuarenta o cincuenta problemas màs quizàs anduvièramos cortas del càlculo.
Los hechos de violencia que estàn sucediendo a todo lo largo y ancho de la Repùblica, nos mueve a cuestionarnos: sobreviviràn nuestras instituciones a estas crisis?...Creemos que a todo esto se impone una actitud reflexiva y conciliadora, recordemos que la sociedad dominicana ha sobrevivido a situaciones de complejidad y angustias similares, pero ante este panorama actual se llega a la conclusiòn de que el destino de las democracias en los paìses pobres como el nuestro, es muy triste.
Triste, porque esos paìses no tienen tradiciòn democràtica que los avale y sostenga en las presentes penurias, como punto de referencia y apoyo; triste porque las estrecheces econòmicas tienen la rara virtud de acorralar en un callejon sin salida, y en consecuencia, enrarecen cualquier razonamiento moderado; triste, porque si boyan las libertades pùblicas, estas naufragan, a la corta o a la larga, ante la pobreza creciente y la miseria o viceversa, ya que si lo boyante es la economìa naufraga està frente a los embates de la intolerancia; triste cabe añadir, porque la gente se cansa y la incertidumbre les llena, nos llena a todos de temores aprehensiones; triste, porque como estamos viendo el debate se vuelve soez, incriminatorio y vulgar, fruto de esas mismas aspiraciones personales insatisfechas, triste, por las instituciones se parapetan en posiciones sectarias, entonces no se mira hacia el bien comùn, si no hacia como se le puede sacar tajada polìtica y beneficio a la situaciòn imperante.
¿Dejaremos las cosas por la libre?.. no lo creemos, que se refuercen las ideas de la solidaridad y el diàlogo, ya que con todo lo perverso que pueda haber en la humana condiciòn, allà en lo màs recòndito siempre habrà una llama prendida, le dicen afectividad.
Entonces no nos queda màs que pregunrtarnos ¿Que es lo que pasa?....Què sombras y ventiscas se agitan en la caverna, cuando estamos permanentemente con amenazas de huelgas, es pues evidente que por este derrotero no se llega a nada, se està cavando la fosa, se està autoaniquilando, desequilibrando la propia seguridad de la patria...
Si pudièramos echar un vistazo panoràmico, como desde un techo se mira cuàn largo es un camino o toda una plaza, al panorama nacional, se nos ocurre que a golpe de vista se verìan claramente definidos como baches o quizàs como piedras de tropiezos varias cosas, entre ellas alguna que otra y que eufemìsticamente llamaremos: LA ETERNA CRISIS NACIONAL.
De ahì se piensa que cuando las cosas andan mal y una o dos bien, esa que anda bien tiene en sì tanto valor para nosotros como la salud para el enfermo. porque por lo menos nos deja el sabor de la esperanza en los labios, de ahì que a veces en la vida las grandes conmociones y crisis conducen al hombre hacia la reflexiòn y a toma decidida de actitudes y propòsitos.
Las crisis econòmicas, incluso las màs graves y caòticas como la que en el 1929 afectò a los Estados Unidos y por igual a todo el sistema, a tal punto no ha vuelto a suceder otra igual, puès la experiencia acumulada hizo prefabricar los mecanismos defensivos necesarios diversificando a su vez el mismo sistema, doblando sus expectativas econòmicas de tal manera que han reafirmado sus componentes y la fe en èl.
Pero en paìses como el nuestro, que no ha quemado naturalmente sus etapas de proceso social, que ha ido muy lentamente recobràndose, atado a una larga e interminable convalecencia, es sumamente arriesgado y peligroso pasar por vendavales de inconformidad sociales, ya que situaciones como esta encuentran eco aùn en el màs apartado rincòn de la geografìa nacional, tal como una bola de nieve rodando hacia la pendiente, hace que su tamaño llegue adquirir proporciones enormes, por lo tanto estas situaciones de violencia que actualmente se estàn presentando en nuestro paìs son muy conflictivas socialmente hablando, es como jugar con candela, ya que los ànimos se ponen al rojo vivo y justamente como un tizòn, como consecuencia de esto en todos sus estratos se revuelcan los descontentos que ha sido provocado por un pavoroso descontrol de todos los precios en los artìculos de consumo diario que existen en el paìs, y que muchos consideran que han debido seguirse otros caminos para resolver el problema de la carestìa en los productos de primera necesidad que fueren menos empobrecedores y menos caros polìticamente.
Como puede verse no hay que ser ningùn genio para darse cuenta de lo intrincado de esos problemas y màs aùn sabiendo como sabemos que a esos tendrìamos que sumarles en honor de la verdad cuarenta o cincuenta problemas màs quizàs anduvièramos cortas del càlculo.
Los hechos de violencia que estàn sucediendo a todo lo largo y ancho de la Repùblica, nos mueve a cuestionarnos: sobreviviràn nuestras instituciones a estas crisis?...Creemos que a todo esto se impone una actitud reflexiva y conciliadora, recordemos que la sociedad dominicana ha sobrevivido a situaciones de complejidad y angustias similares, pero ante este panorama actual se llega a la conclusiòn de que el destino de las democracias en los paìses pobres como el nuestro, es muy triste.
Triste, porque esos paìses no tienen tradiciòn democràtica que los avale y sostenga en las presentes penurias, como punto de referencia y apoyo; triste porque las estrecheces econòmicas tienen la rara virtud de acorralar en un callejon sin salida, y en consecuencia, enrarecen cualquier razonamiento moderado; triste, porque si boyan las libertades pùblicas, estas naufragan, a la corta o a la larga, ante la pobreza creciente y la miseria o viceversa, ya que si lo boyante es la economìa naufraga està frente a los embates de la intolerancia; triste cabe añadir, porque la gente se cansa y la incertidumbre les llena, nos llena a todos de temores aprehensiones; triste, porque como estamos viendo el debate se vuelve soez, incriminatorio y vulgar, fruto de esas mismas aspiraciones personales insatisfechas, triste, por las instituciones se parapetan en posiciones sectarias, entonces no se mira hacia el bien comùn, si no hacia como se le puede sacar tajada polìtica y beneficio a la situaciòn imperante.
¿Dejaremos las cosas por la libre?.. no lo creemos, que se refuercen las ideas de la solidaridad y el diàlogo, ya que con todo lo perverso que pueda haber en la humana condiciòn, allà en lo màs recòndito siempre habrà una llama prendida, le dicen afectividad.
Entonces no nos queda màs que pregunrtarnos ¿Que es lo que pasa?....Què sombras y ventiscas se agitan en la caverna, cuando estamos permanentemente con amenazas de huelgas, es pues evidente que por este derrotero no se llega a nada, se està cavando la fosa, se està autoaniquilando, desequilibrando la propia seguridad de la patria...
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