La ùltima epopeya guerrillera de los tiempos modernos en la Repùblica Dominicana se escribiò sin lugar a dudas con el desembarco, en playa Caracoles.
El historial de guerrillas se inaugurò en esta ìnsula a principios de la conquista, con el Cacique Enriquillo a la cabeza en las sierras de Bahoruco. Se cerrò con broche de sangre y làgrimas en los Mogotes con el coronel Caamaño.
Siempre han sido experiencias traumatizantes. Jamàs han alcanzado sus objetivos, a excepciòn de ser un ejemplo de temeraria valentìa.
Tal experiencia no podìa triunfar por mùltiples razones. Las mismas que hicieron fracasar la guerrilla de Manolo, las invasiones con fines guerrilleros en 1959 y 1947 por Luperòn, nuestra condiciòn de insularidad compartida que virtualmente hacen imposible tal empeño.
Algunos alegan que en Cuba triunfò, si, pero la diferencia de condiciones eran como del cielo a la tierra. Aquello fue màs que una guerrilla un paseo por la Sierra Maestra con el apoyo embozado de la clase dominante, del ejèrcito, la iglesia, el pueblo, los mismos yanquis quienes por aire y desde helicòpteros abastecìan de vituallas a los alzados.
Y bajaron el primero de enero del 58 sin disparar pràcticamente un tiro y recorrieron la isla entera de oriente a occidente hasta entrar en La Habana sin encontrar resistencia firme en ningùn lado sòlo aplausos, sonrisas y parabienes.
Esa fue una historia rosada muy bonita pero que no se andan repitiendo. Las experiencias en Centro Amèrica y Sudamèrica han sido verdaderamente penosas. Las, entre nosotros, invitan al llanto.
El grupo que vino con Caamaño consideraron ese camino el mejor y lo siguieron con fe, aunque luego la cruda verdad les dio en el rostro. Lo de la resistencia urbana un cuento triste, lo del levantamiento popular una suposicion de tantas.
Caamaño con sus siete hombres, algunos minusvàlidos, desandando lomas llenos de ilusiones constituyen un testimonio que debemos respetar. El tiempo que restaña las heridas es suficiente para que las aguas hayan vuelto a su nivel y las cosas sean vistas desde una òptica de mucho mayor equilibrio y sensatez.
Las guerrillas por estos predios son ya cosa del pasado.
Los tiempos han dado un vuelco muy grande. La lucha por la justicia no deja por ello de tener vigencia, pero, los mètodos para alcanzarla respiran otros aires.
Hoy nos trae la prensa que los hijos de Caamaño fueron recibidos por el Presidente Leonel Fernàndez, con los que conversò por espacio de una hora, ordenando el Jefe de Estado el rescate del motovelero Black Jak, la embarcaciòn que trajo al paìs al grupo guerrillero que desembarcò por la Bahìa de Ocoa. Segùn leemos en el periòdico "Listìn Diario", la embarcaciòn se encuentra actualmente abandonada en Boca Chica y serà restaurada y llevada al museo del Hombre Dominicano, (yo diria que mejor al Museo de Historia y Geografìa)-
Todo parece indicar que la memoria de Caamaño tiende a ser sacada del baul del olvido, y ponerlo en su justo sitial en la historia dominicana, principalmente en nuestros jòvenes, que por el poco deseo o hàbito de la lectura, desconocen muchas cosas de nuestra historia reciente....y es de pena....
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