03 noviembre, 2007

LA CUEVA DEL DUEY FUE DEVASTADA POR DOS RIOS


LUIS DE LOS SANTOS:-"Yo enterrè a los hermanitos Joel. Joelina y Lolina de Leon Asencio, asì como a Pipì, Mellizo, Mercedes, Seo, Crucita y a Billy" (Adriano Rosario.- Listìn Diario)


Los rios Duey y El Arroyòn se abrazaron en la crecida y borraron el poblado de La Cueva del Duey, en villa Altagracia, donde familias enteras fueron arrastradas

Adriana Peguero - 11/3/2007

ALLÍ EN EL DUEY, APENAS QUEDAN RASTROS DEL ASENTAMIENTO HUMANO QUE HUBO

LA CUEVA DEL DUEY, Villa Altagracia, San Cristóbal.-

El hedor que expiden los cadáveres es insoportable, pero es peor verlos en estado de descomposición, vigilados por una manada de Lauras que se mueven en una rítmica danza en el aire a espera de que llegue la hora del banquete.

Es que hay cuerpos sobre ramas, troncos y en la arena a la vista de todos.
La pestilencia que despiden algunos montículos sugiere también que en esos puntos quedó atrapado algún habitante de esta comunidad, tal vez arrebatado de su cama a las 1:45 de la mañana del pasado lunes cuando, dicen los sobrevivientes, los ríos Duey y El Arroyón se desbordaron.

Sólo el señor Luis de los Santos, residente en Guananico, perdió a 38 miembros de su familia aquella madrugada, cuando ambos ríos se “abrazaron” y borraron La Cueva del Duey, dejando en el lugar enormes piedras blancas, gigantescos troncos y arena fina.

“Ya enterré a los hermanitos Joel, Joelina y Jolina de León Asencio, así como a Pipí, Mellizo, Mercedes, Seo, Crucita y a Billy, ésta última en la mañana de hoy. Aún no hemos encontrado los cuerpos del resto de la familia, pero seguimos la búsqueda”, dijo.

Allí en el Duey no quedan rastros de asentamiento humano alguno, pues sólo se ve un ancho cauce dividido en varios caños que bajan, casi jugando, como si nada pasara, para descansar en el río Haina.

Desolación
Se fueron las casas, se fue la carretera, se fue el acueducto Haina- Duey, se fueron las fincas, se fueron las granjas, se fueron los viveros, se fueron las casas de veraneo, se fue el tendido eléctrico, se fueron los puentes, se fue todo, dejando un clima de desolación.

“Ahí no quedó nada. Todo se acabó. Mi esposo y yo salvamos nuestros mellicitos de un mes de nacidos porque los tomamos en los brazos y nos arriesgamos a cruzar el río con el agua más arriba del ombligo.

Corrimos como locos y nos gabiamos en una loma donde amanecimos bajo un intenso aguacero con nuestros bebés prematuros que temblaban de frío”, narró la joven Yahaira Paredes.
En ese momento en que tomaron la decisión de lanzarse al río, sólo pensó en las vidas de sus pequeños. No se arrepiente. Fue lo más atinado que pudieron hacer, dijo, porque segundos después de salir de la casa vieron como el río la “cargaba”.
La familia de “El Ciego” no corrió la misma suerte, porque el río se lo llevó junto a su esposa y cinco de sus hijos.

Uno, de ocho años, se salvó porque pudo aferrarse de unas ramas y se refugió en una loma hasta que amaneció.

“Nunca pensé que esto ocurriría aquí aunque estos ríos estaban cerca, porque teníamos toda una vida en este lugar sembrando y cosechando.
Veíamos los ríos crecer, pero nunca pasaron de lo que era normal”, comentó el señor Concilio Asencio, quien ayer identificó el cadáver de su esposa Guillermina Muñóz, desnuda y en estado de descomposición sobre unos escombros donde el río la lanzó luego de arrastrarla a más de un kilómetro de donde vivían.

Aunque perdió a su compañera, le da gracias a Dios porque pudo salvar sus hijos, que junto a él se refugian en la escuela básica Felicia Cuesta Díaz, de Básima donde fueron llevadas 233 personas que los organismos de socorro sacaron de La Cueva de El Duey.
El resto de los sobrevivientes, 29 familias en total, fue llevado a la Iglesia Pentecostal M.I. Puerta del Cielo del mismo sector, donde empezaron a recibir ropa, zapatos, sábanas, comida, medicinas, leche, colchones...

El lugar fue desalojado por los organismos de socorro, pero algunos campesinos se negaron a salir del lugar –ahí producen el sustento de sus familias.

Se salvaron
Los habitantes de la comunidad Sabana Piedra, ubicada más abajo del Duey, salvaron sus vidas porque notaron que el río empezó a coger más agua de lo normal y se pusieron en atención.

En este lugar el río se llevó varias casas, dejó otras sepultada bajo la arena y anegó fincas, por lo que los lugareños pidieron a las autoridades que los desalojen como hicieron con los habitantes de El Duey.

Dado al estado avanzado de descomposición en el que se encuentran los cadáveres, los socorristas planeaban ayer incinerar los cuerpos.

TRAVESIA
Adriano Rosario, fotorreportero, y yo llegamos para darle seguimiento a la devastación dejada por la tormenta Noel. Frustrados porque el río Haina y el Guananico llevaban tanta agua que parecían imposibles de cruzar, insistimos. Nos remangamos los pantalones y cruzamos al río Guananico con el agua a la cintura. Cirilo Santana, el chofer, nos acompañó en la travesía.
Iniciamos el camino a pie, guiados por De los Santos, un joven que nos buscó cerca de la 12 del medio día y tardamos dos horas para llegar al lugar de la desgracia.

Le dimos seis pasos con el agua a la cintura a los tres ríos, con corrientes fuertes que amenazaban con arrastrarnos.

Llegamos y vimos un panorama de horror. Algunos de los cadáveres tenían aún gestos de dolor.
Caminamos cinco horas por un pedazo de la carretera que dejó el río y por el agreste camino en el que se convirtió su cauce.

Fuente: LISTIN DIARIO.

No hay comentarios: