Se ha dicho, con razón, que la tormenta Noel ha sacado a flote muchas de nuestras debilidades institucionales.
Esto se hace más que evidente y, en particular, la ausencia de Danilo Medina en el plan de reconstrucción del país anunciado por Leonel Fernández. Se sabe que mientras existió el binomio Fernández- Medina, Leonel se ocupaba del poder político, pero era Danilo, con sus dotes de administrador, quien mantenía la organización del tren gubernamental.
La salida de Danilo del gabinete, hizo a muchos temer que cundiera la improvisación y aunque esto se iba notando poco a poco, la tormenta Noel se encargó de catalizarlo.
A Leonel le ha faltado su otrora "mano derecha" y esto es notorio en la confusión que se apodera de las labores de rescate, albergue y ayuda a los daminificados, pues lo que prima es la falta de coordinación, con todo el mundo ayudando por su lado según su criterio y no en base a una iniciativa unificada.
Muchos creen que con Danilo al frente de la Secretaría de la Presidencia, las ayudas hubiesen sido bien canalizadas, contrario a una situación que, por caótica a veces, ha obligado a países amigos como Venezuela y EE.UU. a repartir ellos sus respectivas ayudas por desconfiar que alguien se aproveche para pescar en río revuelto.
Si la victoria en el juego es producto del correcto manejo de las fichas, entonces para Leonel Fernández será crucial la falta de Danilo, porque la retención del poder o su pérdida dependerá de una sabia administración del Plan de Reconstrucción Nacional.
Otra carta importante en el póker de la reelección es Miguel Cocco, que ahora está en manos del destino. Un hombre enfermo que resume en sí honestidad y eficiencia al frente de una vital área de ingresos en un gobierno en sobremanera fiscalista. Aunque nadie es imprescindible, no hay a la vista quien pueda sustituirlo a cabalidad.
Sin Danilo y sin Cocco, son dos "strikes" que tendría Leonel en la "pelótica" dominicana y tendrá que agarrar bien el bate para poder botar la bola... o poncharse.
Fuente: Revista 110
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