Cuando el presidente Leonel Fernàndez declarò que se tomarìa 15 años resolver el desastre econòmico heredado del gobierno anterior, estaba, sin quererlo, admitiendo que no podìa o querìa resolverlo.
De paso, el mandatario diò muestras de insistencia, como si la ambigüedad fuera una estrategia de gobierno,pues hace poco habia proclamado que la economìa dominicana era un enfermo que estaba a punto de ser dado de alta.
Hasta un polèmico spot televisivo se difundiò patentizando la milagrosa recuperaciòn lograda en base a manos diestras.
Ahora el doctor Fernàndez se destapa poniendo en 20 años el proceso de rescate de la economìa como si el paciente hubiera sufrido una recaìda porque el remedio resultò peor que la enfermedad.
A esto se suma que el Dr. Fernàndez sugiere que para la soluciòn de la crisis no puede aplicar ejecutorias con un presupuesto invervenido por el FMI y es este el organismo el que ha dictado el presupuesto del 2008 sin discutirlo siquiera con el Congreso.
El calificativo de desastre, palabra que gusta mucho a los tecnònocratas del gobierno, es muy grave, pues no se trata de una simple crisis, sino de algo con una magnitud catastròfica.
El desastre no ha sido nunca vien explicado y no parece ser otra cosa que el disparo de la prima dòlar y el dèficit cuasi fiscal que se derivaron del derrumbe de Baninter. De todos modos, Balaguer sorteò una crisis financiera en 1996 y no le tomò 15 años resolverla.
Es posible que el gobierno no haya tenido la capacidad de sanear la economìa en breve tiempo pero sus inèditas prioridades eran otras y hacia ellas se destinaron los recursos que servirìan de medicina de las quebrantadas finanzas nacionales.
El presidente no puede venir ahora poniendo un plazo tan largo para resolver, como si quisiera justicar de antemano posibles fracasos del gobierno, por que ha contado con todo el poder y recursos para dar el tratamiento adecuado al problema.
De un presupuesto de 140 mil millones al momento de quedar el presidente Fernàndez a cargo del tratamiento del enfermo, hemos llegado a 300 mil.
Con semejante suma colectada de tres reformas fiscales, lo que se recomendaba era una austeridad rigurosa. Pero el gobierno engavetò la receta que indicaba una dieta ligera y mandò al paciente a un banquete, mientras designaba una legiòn bien pagada de especialistas, internistas, enfermeras y paramèdicos para vigilar la convalescencia.
En este "desastre" de soluciòn a largo plazo no hay un diagnòstico claro que explique en detalle la naturaleza de la dolencia, pero el anuncio propalado permite identificarlas.
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