Se cuenta en el capìtulo tercero de San Juan còmo una noche, cuando Jesùs se retira a descansar, sintiò la voz y la presencia de un hombre que se le acercaba. Era Nicodemo, un personaje importante entre los judios por su rango, era fariseo, y su humildad.
Le hace personalmente y en su presencia profesiòn de fe, y le reconoce que ha sido enviado por Dios. Jesùs aprovecha la circunstancia para dar una nueva lecciòn vital, cuando mirando a Nicodemo exclamò que el que no nacìa de nuevo, no puede ir el Reino de Dios.
Estas novedosas palaras inquietaron a Nicodemo quien a su vez dijo: "¡Còmo puede hombre nacer siendo viejo ya. ¿Podrà acaso meterse de nuevo en el vientre de su madre y nacer de nuevo?.....
Jesùs pasò entonces a explicar a Nicodemo què era ese "nacer de nuevo"...Que era una renovaciòn en el agua y el espìritu. Dos signos de purificaciòn y renovaciòn interior y exterior. Que en definitiva no se podìa ver el Reino de Dios sin limpieza exterior e interior, sin renovaciòn total.
El pasaje evangèlico nos recuerda un tema que prevalece ahora en la sociedad dominicana: la renovaciòn de los dominicanos.
Es raro que no se abra el periòdico, u oiga las noticias de comentarios, editoriales, articulos de fondo, que de una manera u otra no inciten, no supliquen, no expliquen al dominicano que tiene que producirse un cambio profundo en todos.
Tenemos que volver a nacer!...Hay que retomar la marcha desde el principio, con una nueva energìa, con un perfilado propòsito. Tenemos que renovarnos...¡Y no es fàcil!...
Si no paramos en seco e iniciamos nuestras rectificaciones con resoluciòn invariable, no va hacer posible que en realidad las cosas mejoren. El hombre nuevo, el nuevo dominicano de hoy que mira hacia el mañana tiene que forjarse con mucho sacrificio y renuncia. Sin andar con regateos ni miedo al sacrificio que se le impone.
La renocaciòn y el fortalecimiento de la famila es el arranque, y, de ahì, remozar todos los estamentos de la vida nacional, teniendo bien presente que yo soy el punto de arranque.
Que antes de emprender cualquier cambio, cualquier mejora, tenemos que ser el primero que cambie y mejore.
No es posible que el hombre viejo sea el que presida la sociedad. Si no nace de nuevo si no se renueva interiormente, todas las cosas llevaràn su impronta y su decisiòn de vivir, que es ciega y egoista.
El hombre viejo està lleno de vicios. Su discernimiento es falaz, y su conciencia marcada.
Està corrompido, y no entiende el lenguaje de la honradez a toda prueba, y la misericordia
El hombre viejo se altera con facilidad a la màs mìnima contradicciòn.
Sòlo se ve bajo la òptica de las riquezas que aspira poseer.
Debemos arrancar de nosotros al hombre que tenemos dentro que ya està viejo, achacoso, carente de ideales y de altura de miras.
Un nuevo hombre debe entronizarse, con una visiòn nueva y lozana de lo que es el servicio a la patria.
Nacer de nuevo...Empezar otra vez desde el principo, no sòlo tù, o yo, o aquellos, sino todos, exige la renovaciòn interior que tanto nos cuesta hacer.
Se habla de problemas ....Asi es muy fàcil, hablar es fàcil, remediar el problema es lo dificil sobre todo cuando la medicina debe comenzar por nuestro interior.
Se hunde el paìs ¿a donde iremos a llegar?...Y la interrogante se repite hasta la saciedad, pero nadie se empeña en poner remedio partiendo de sì mismo, arrancando de cuajo al hombre viejo.
Los defectos de los grupos humanos estàn en sus integrantes. Ni las leyes, ni las instituciones, ni nada hecho por el hombre puede ser superior a su propio hacedor, ni en la maldad o el defecto, ni en la bondad.
Hagamos de la Repùblica Dominicana una naciòn donde se pueda, sin abusos y sin ahogos econòmicos, vivir con tranquilidad.
Volver a nacer, comenzar de nuevo, desde el principio.
Hagamos el esfuerzo de ser mejores, cada uno individualmente y se comenzarà a vislumbrar la soluciòn de mil problemas que parecen imposible de ser resueltos...
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