El tiempo no existe. Lo que existe objetivamente son seres vivos, unos inteligentes otros irracionales. El existir en los seres vivos inteligentes o no, conlleva a una permanente transformaciòn; en el hombre, que va de la etapa fetal al nivel de bebè, pre-adolescente, adolescente, joven,....y ese movimiento continuo que finiquita con la vejez y la muerte, es el llamado tiempo.
Que no existe, vuelvo y digo, pero tiene su signo para control, segundos, minutos, horas, dìas, semanas, meses, años, siglos.
La preocupacion del hombre por el tiempo es porque no quiere morir y sabe que el movimiento interminable de la vida no da tregua.
La significaciòn que le da el hombre al llamado "año nuevo" encierra miedo y unas esperanzas ahì que siempre de alguna manera se tuercen.
El año no ha pasado, ni puede pasar como un auto por la pista, los que estamos pasando somos nosotros hechura de carne y sangre que se corrompe, que se deteriora y aniquila.
Vamos en el desfile de la vida, no del tiempo, con un deseo incontenible de realizar proyectos y alcanzar: metas, salud, dinero, y amor, la santìsima trinidad de la dicha que le tenemos echado el ojo para el 2008.
Un año electoral siempre es un año de interesantes expectativas. Muchas cosas pueden cambiar para bien, o para mal, pero nadie va a estar pensando en eso, en el mal, y como las oportunidades la pintan calvas...y como el tiempo no pasa sino el que pasa somos nosotros en nuestro devenir tengo que saber aprovecharme, que no es necesariamente oportunismo.
No otra cosa estàn haciendo los que promueven desesperadamente la reelecciòn, sino hacer del decir latino, "·Carpe Diem", aprovecha el momento, la ocasiòn, una consigna sagrada.
Los aprovechadores no pueden dejar las repeticiones de periodos de gobierno del acual primer mandatario, habida cuenta que el repetidor disfruta con ese rejuego. Con màs fe a promoverlo entonces, hasta el ùltimo juguito, que la vida transcurre sin chance de retroceso.
Sea el tiempo de la propia vida que transcurre sin sosiego que convertimos en un ente de razòn objetivizado en nuestra inteligencia o no, la verdad, es a la que no le cabe dudas que hay un 2008 a la espera, y bien cerca.
En estas circunstancias es completamente comprensible que los aristòcratas y la plebe, los cultos e ignorantes, para de un momento abarcarlo todo, se mantengan alertas.
El 2008 trae un doble mensaje, el afianzamiento de nuestra institucionalidad, porque es un año de elecciones y las elecciones implican cambios, los cambios estremecimientos, nerviosismo, sobre todo cuando es un paìs como el nuestro, acerca de esto no hay que sobreabundar.
El otro mensaje el del espìritu de trabajo. Muchos se quejan de su suerte, muy pocos se lamentan de su redomada vagancia.
No pretendemos invitar a nadie a que haga un propòsito porque cualquier resoluciòn que se toma y etiquete de propòsito es un fracaso "casao". Que no sea un propòsito sino una resoluciòn pendiente en la voliciòn de cada quien de un hilo de acero inoxidable.
¿Por què esos dos mensajes para el 2008? ...Porque ambos se atraen y repelen. Para una buena parte de dominicanos el proceso electoral es buscàrsela sin da un golpe, no sòlo en campaña, sino despuès tambièn segùn sea el partido que gane y consiga su botella.
Ese serà el año, de que si no me lo resuelvo ahora despuès va a dar mas trabajo. El primer mensaje gira sobre la institucionalidad del paìs.
Todavìa estamos en la etapa de que los posibles cambios de gobierno aunque sean legales fruto de unas elecciones concitan una gran inquietud, ,y nos parece que si se fuera acabar el mundo y como que la tierra se hiende a nuestros pies.
Es la falta de tradiciòn democràtica; primero fueron las asonadas, despuès fueron los gobiernos largos, interminables, de fuerza o semi-fuerza, que cambiar no nos resulta del todo digerible por lo que pueda suceder ahora.
Institucionalidad y espìritu de trabajo, consigna 2008.
elecciones 2008
