Que aquellos libros viejos, impresos en los años de la Era de Trujillo son al cruce del tiempo y de los cambios que ese mismo temporero devenir trae, una escuela de palpitante actualidad. Son aviso, amonestaciòn, advertencia. Con su velada admoniciòn saltando de sus lìneas laudatorias, detràs de las gràficas con panoràmicas de antaño por entre los recuerdos...
Y a los paìses como el nuestro esa perenne advertencia, que tal vez sea grito del profeta en el desierto, pero debìa cumplirse perenne, insistente, martilleante.
No nos cabe la menor duda que dado el callejòn sin salida econòmico, en que se encuentra empantanado como en un atolladero el paìs, no son ya una ni dos las voces que desde el fondo del pueblo invocan y claman la vuelta al "pretèrito impertecto"- de los tiempos de ayer que a los ojos de los resbalones y descalabros econòmicos de hoy les lucen tiempos mejores y de "abundancia".
Tiempos de "orden"....tiempos de "buenas costumbres"...tiempos de "paz", asì decian al iniciarse el segundo mandato del dictador y nos apuntalan muchas cosas, en algunos libros escritos para ese entonces..
Existe una compilaciòn de los discursos entre los años 1939 y 1950 y manfiestos de Trujillo, comenzando por aquel, dirigido al pueblo dominicano el 24 de abril de 1930 cuando y como siempre "acepta definitivamente" su postulaciòn a la presidencia de la Repùblica para el perìodo 1930-34- donde al final el Trujillo profètico dice: " Las generaciones venideras, mas severas en sus juicios que las que contemplan este trascendental momento historico arrojarian sobre nuestro nombre la podredumbre de su anatema..... Sì bueno, el que escribiò eso y el jefe que lo leyò jamàs soñaron en que esa alternativa, hoy a la vuelta de mas de medio siglo habrìa de cumplirse a cabalidad la podredumbre del anatema tendrìa que marcar su frente ya que pudiendo hacer el bien, dañò.
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