Los equipos de ambos ya trabajan en forma coordinada. El gobierno saliente afirma que el traspaso se hará "sin tropiezos". La prioridad del nuevo presidente, que asume el 20 de enero, es la economía.
Con el encuentro que tendrán hoy en la Casa Blanca George Bush y Barack Obama se pone en marcha oficialmente una transición histórica en Estados Unidos. No sólo porque llega al poder el primer presidente negro, sino porque deberá hacerse cargo de un país en guerra, envuelto en su peor crisis financiera en ocho décadas, y con el mandato de millones de personas que en las urnas le exigieron el cambio que prometió.Tanto el republicano Bush como el demócrata Obama esperan que esta sucesión se lleve a cabo de la manera más eficiente posible."Nuestro trabajo, que comenzó hace meses y que continuamos estrechamente con el equipo de Obama, consiste en que (la transición) tenga lugar sin tropiezos", declaró ayer el secretario general de la Casa Blanca, Joshua Bolten, a la cadena C-Span. En general, toda nueva administración "comienza de cero, es una transición abrupta. Pero hay muchas cosas que podemos hacer para que sea más fluida, para que sea más como una carrera de relevos", señaló. Y afirmó: "Podemos ser de gran ayuda, es nuestra responsabilidad, en particular en un momento en el que nuestro país está bajo amenaza".Los equipos de transición de Bush y de Obama han mostrado una disposición excepcional para cooperar mutuamente, señaló ayer el diario The Washington Post.
El jueves pasado Obama ya recibió su primer informe de la CIA sobre el cuadro de situación a nivel de la seguridad nacional, el mismo que recibe Bush cada día. Y el vocero de la Casa Blanca, Tony Fratto, dijo que el Departamento del Tesoro está generando espacio en las oficinas para que los asesores de Obama puedan sentarse junto con funcionarios del gobierno saliente.
El propio Bush manifestó el sábado en su mensaje radial semanal que una prioridad "en lo que queda de mandato es que haya una transición sin fisuras". Y subrayó: "Informaré ampliamente al presidente electo de las importantes decisiones en este momento crítico".
El viernes, en su primera conferencia de prensa como presidente electo, Obama dejó claro que sus primeros pasos apuntarán a enfrentar la crisis financiera mundial y, sobre todo, a buscar medidas de alivio para la clase media del país.
El futuro jefe de Gabinete, Rahm Emanuel, afirmó ayer que "estamos en un momento delicado, por primera vez en cuatro décadas va a haber un traspaso de gobierno con dos guerras abiertas, hay una gran crisis económica que afecta a millones de ciudadanos".Emanuel mencionó a los cerca de 10 millones de estadounidenses que han perdido sus trabajos en el último año y aseguró que "los ciudadanos necesitan inmediatamente ayuda para salvar su economía".
Además afirmó que el nuevo gobierno dará trabajo a la gente en la reconstrucción de carreteras, escuelas y la infraestructura básica, e implementará un plan de devolución de impuestos de mil dólares al 95% de las familias estadounidenses.
También habló de otros temas que preocupan a Obama, como el sistema de salud y la educación, y tendió una mano a los republicanos para trabajar juntos.La copresidenta del equipo de transición de Obama, Valerie Jarret, dijo que no se descarta que el nuevo gobierno incluya a republicanos.A su vez, John Podesta, encargado de la transición del presidente electo, informó que Obama y sus asesores están examinando las órdenes ejecutivas de Bush en materia de investigación de células madre, la perforación y prospección petrolera frente a las costas de EE.UU. y otros asuntos. La idea, explicó a la cadena Fox, es usar órdenes ejecutivas para actuar con rapidez sin aguardar decisiones del Congreso.
Además, Obama comenzó una serie de contactos telefónicos con líderes mundiales, entre ellos el presidente ruso Dimitri Medvedev.El cara a cara de hoy entre Obama y Bush será a la vez el primer encuentro entre la actual primera dama, Laura, y su sucesora, Michelle, de estilos diametralmente opuestos. Michelle, una abogada educada en Princeton y Harvard, fue definida como "la verdadera fuerza detrás de Obama". Pero sus allegados aseguran que su prioridad será ayudar a sus hijas Sasha (7) y Malia (10) a sobrellevar esta nueva situación, y no "ser una copresidenta".
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