La tormenta se dirige ahora hacia la costa norte de la isla y se acercará a la Bahamas en las primeras horas del lunes
MAURICIO VICENT - La Habana - 09/11/2008
Cuba se ha salvado milagrosamente del huracán Paloma. El peligroso ciclón, de categoría tres cuando el sábado entró a la isla por la costa sur de Camaguey, se ha convertido en una tormenta de baja intensidad a las pocas horas de azotar la región oriental del país. Pese a ello, ha provocado daños de consideración e inundaciones en poblaciones cercanas a la costa, sobre todo en la localidad de Santa Cruz del Sur, donde el mar ha penetrado más de un kilómetro y medio y ha destruido cientos de casas. El golpe es menor del esperado y limitado a unos pocos municipios, pero se suma a la catástrofe provocada hace dos meses por los ciclones Ike y Gustav, que dejaron perdidas valoradas en más de 8.600 millones de dólares, aproximadamente el 17 % del PIB de la isla.
Cuba hace frente al tercer huracán de la temporada
La llegada del huracán Paloma ha provocado el pánico en Cuba, cuando el país apenas comienza a recuperarse de la destrucción de los huracanes que arrasaron la isla en agosto y septiembre, que han puesto a la frágil economía cubana contra la pared. En diez días, 63.000 casas se derrumbaron totalmente, otras 380.000 sufrieron graves daños y unas 200.000 personas quedaron sin techo. La red de distribución eléctrica fue duramente golpeada, hasta el extremo que todavía hoy no se ha restablecido al 100 %. En la agricultura, la pérdida del 30 % de los cultivos se ha traducido en un grave desabastecimiento: la comercialización de vegetales y viandas cayó en un 80 % en septiembre.
MAURICIO VICENT - La Habana - 09/11/2008
Cuba se ha salvado milagrosamente del huracán Paloma. El peligroso ciclón, de categoría tres cuando el sábado entró a la isla por la costa sur de Camaguey, se ha convertido en una tormenta de baja intensidad a las pocas horas de azotar la región oriental del país. Pese a ello, ha provocado daños de consideración e inundaciones en poblaciones cercanas a la costa, sobre todo en la localidad de Santa Cruz del Sur, donde el mar ha penetrado más de un kilómetro y medio y ha destruido cientos de casas. El golpe es menor del esperado y limitado a unos pocos municipios, pero se suma a la catástrofe provocada hace dos meses por los ciclones Ike y Gustav, que dejaron perdidas valoradas en más de 8.600 millones de dólares, aproximadamente el 17 % del PIB de la isla.
Cuba hace frente al tercer huracán de la temporada
La llegada del huracán Paloma ha provocado el pánico en Cuba, cuando el país apenas comienza a recuperarse de la destrucción de los huracanes que arrasaron la isla en agosto y septiembre, que han puesto a la frágil economía cubana contra la pared. En diez días, 63.000 casas se derrumbaron totalmente, otras 380.000 sufrieron graves daños y unas 200.000 personas quedaron sin techo. La red de distribución eléctrica fue duramente golpeada, hasta el extremo que todavía hoy no se ha restablecido al 100 %. En la agricultura, la pérdida del 30 % de los cultivos se ha traducido en un grave desabastecimiento: la comercialización de vegetales y viandas cayó en un 80 % en septiembre.
Al principio, las autoridades temieron que Paloma fuera la puntilla y devastara viviendas, infraestructuras y cosechas que resistieron el paso de Ike, o que se habían empezado a rehabilitar en las últimas semanas en la zona oriental.
Sólo en Camagüey, Ike destruyó en septiembre 10.000 viviendas y afecto en diverso grado a otras 100.000, cerca del 40 % del fondo habitacional de la provincia. En muchos lugares todavía la ayuda del Gobierno no ha llegado, o no ha llegado a todos, y miles de personas siguen albergadas en instalaciones provisionales. Las necesidades son inmensas en todo el país y los recursos muy limitados.
Tres potentes huracanes en poco más de dos meses hubiera sido demasiado. Felizmente, Paloma no ha sido otro ciclón devastador a escala nacional, como se temía, aunque en el sur de Camaguey si ha provocado importantes daños. Donde más, en el poblado de pescadores de Santa Cruz del Sur, donde ha impactado de lleno el ojo del huracán el sábado por la noche y se tragó cientos de viviendas, inundando amplias zonas y provocando grandes pérdidas. Hace justamente 76 años, el 9 de noviembre de 1932, este pueblo desapareció del mapa tras el paso de un huracán de categoría cinco, la máxima en la escala Saffir-Simpson. Murieron 3.000 personas, en la peor tragedia registrada en Cuba en este tipo de catástrofes.
El oriente de Cuba se ha salvado esta vez de la pesadilla de otro Ike gracias a las condiciones meteorológicas, y específicamente a la llegada de un frente frío que ha desintegraado el ciclón a las pocas horas de tocar tierra. De cualquier modo, la defensa civil cubana ha vuelto a funcionar con eficiencia y ha evacuado a cientos de miles de personas, que ayer comenzaron a regresar a sus hogares. Por delante queda ahora un duro invierno. La escasez, y las verdaderas consecuencias de Ike y Gustav, recién comienzan.
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