por Revista 110 Publicado 10/29/2008 Exclusiva
Paya enfrenta miembros del PLD
Ahora enfrenta sectores militares de alto mando en Gobierno
¿Quién protegía a los militares que protegían a los narcos de Paya?
¿Quién protegía y quién pagó tres millones, a los que mataron a los narcos de Paya?
Nadie puede poner en duda la importancia de las Fuerzas Armadas para una nación, y no solo por los conocidos argumentos de defensa, sino, principalmente, por lo que representan para el orden y la correcta garantía de los fundamentos morales sobre los que se levanta cualquier país civilizado. El caso de las Fuerzas Armadas dominicanas va siendo, en tal sentido, un desastre. Si antes podíamos tener el temor de que algún policía estuviera en combinación con los rateros o que algún agente de tránsito se dejara sobornar, hoy no hay escándalo de corrupción vinculado al narcotráfico en el que no esté presente algún militar dominicano, con el agravante de que no se trata de un pobre militar o policía mal pagado. Ahora son oficiales de alto rango los que participan en operaciones multimillonarias.
Si de causas hablamos…
¿Qué ha pasado? ¿Por qué en lugar de mejorar, retrocedemos? En principio, se ha producido una connivencia letal entre los encargados de dirigir las Fuerzas Armadas y los delincuentes vinculados a las grandes operaciones del narcotráfico. A falta de una moral política y una ética basada en los ideales, las relaciones entre personas que pertenecen a la misma generación han predominado por encima del deber. Así, en la sociedad dominicana se impone la ética del barrio: puede que no todos estemos de acuerdo, pero no faltamos a la norma que indica no abandonar al amigo, no importa lo equivocado que esté o lo dañino que sea. De este modo, cuando un narcotraficante se acerca a proponerle una operación a un alto oficial de las Fuerzas Armadas, que fue su compañero de colegio, este último puede hacer dos cosas: aceptar los diez millones que le están ofreciendo o negarse. Pero, aun cuando hiciera lo segundo, jamás lo denunciaría, simplemente cierra los ojos. Esta es la realidad. Ahora, la causa de esto hay que buscarla más adentro. Está en la falta de entereza de los gobiernos de Leonel Fernández e Hipólito Mejía para adecentar las Fuerzas Armadas y resolver los graves conflictos que se dan dentro de ellas.
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