En los Estados Unidos sòlo hay dos partidos polìticos como todos saben, los Repùblicanos y los Demòcratas, y asì en España, pero no, nosotros de parejeros queremos cuchicientos mil partidos y partiduchos, y por eso estamos como estamos, ya es hora que se le ponga coto a este relajo del floreciente negocio de formar partidos como se abre un colmadòn en cualquier esquina, de ahì la hemorragia del dinero que desembolsa la JCE, (y que no hace nada al respecto), a todas estas entelequias que nadie conocía y que de repente crecen como la verdolaga.
Todo esto tiene un comùn denominador, que nos lleva a reflexionar sobre la cuestiòn esta de la dispersiòn de las fuerzas morales, econòmicas, como naturalmente las polìticas, y asì todas, son ni mas ni menos como el agua que se derrama. Cuando el agua se derrama de poco sirve que no sea para ponerse a secarla. Fuerzas dispersas, agua derramada.
Con el agua en estas condiciones no se puede cocinar, no puede usarse para el baño, ni para el lavado, ni la toma, ni el riego del jardìn, y menos producir energìa.
Habrìa que esperar que el calor del sol la evapore y la reintegre a las nubes y siga por ahì su eterno periplo, estado gaseoso en las nubes, condensaciòn y caida en forma de lluvia, proceso en el que influyen alternativamente el frio y el calor como nos enseña la fìsica.
Al caer el agua de los altos cielos en forma de lluvia se nutriràn los embalses de las presas, aumentarà el caudal de los rìos y lagos, viniendo a parar, una buena parte de ella en los tanques del acueducto, de ahì a la llave, de la llave al vaso.
Puès bìen derramada el agua toda su capacidad de servir y ser empleada se pierde, carece entonces de toda utilidad y fuerza, ya que donde hay dispersiòn no hay coherencia ni peso.
Puès bien, asì han actuado y actuan los partidos y dirigentes polìticos dominicanos, como el agua derramada....
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