16/052009
La posición del presidente de Guatemala Alvaro Colom es bochornosa después de que el abogado Rodrigo Rosenberg fuera asesinado y se diera a conocer un video póstumo en el que había dejado involucrando al presidente, a su mujer y su secretario privado en una conspiración para matarlo para que se diera a conocer en caso de que eso ocurriera.
La posición del presidente de Guatemala Alvaro Colom es bochornosa después de que el abogado Rodrigo Rosenberg fuera asesinado y se diera a conocer un video póstumo en el que había dejado involucrando al presidente, a su mujer y su secretario privado en una conspiración para matarlo para que se diera a conocer en caso de que eso ocurriera.
Con posterioridad Jaime Bayly hace un esfuerzo titánico para defender la posición del presidente guatemalteco, usando entre otros argumentos el de cara de tonto de Colom. El único punto de Bayly que vale la pena tomar en serio es el que señala el video por sí no prueba que Rosenberg tuviera razón en que Colom en persona lo mandaría a matar. Lo cual es cierto, de otro modo no sería necesaria una investigación. Esa podía ser la convicción del abogado antes de ser asesinado sobre el peligro al que estaba sometido y sin embargo que no tenga relación con lo que efectivamente le ocurrió.
El problema es que Colom y su gobierno reaccionan de formas que los involucran. Primero hablando de una conspiración de la derecha, al mejor estilo Kirchner cuando saltan las valijas de Antonini Willson. Su mujer, que no tiene ninguna cara de tonta y es señalada como el verdadero poder detrás del trono, descalificó al conductor del programa en el que se grabó el video involucrándolo con grupos paramilitares que operaron en el pasado ¿Suena conocido no?
Ante una imputación particular una respuesta general, sin elemento alguno. Bayly coincidirá, a pesar de todo, en que si el video no es prueba suficiente, las acusaciones a los conspiradores no se basan en otra cosa que el la vocación de la izquierda por la ficción estigmatizante que a él le ha tocado más de una vez.
Un inocente hubiera negado las palabras de Rosenberg manifestando ignorar por qué el abogado podía haber pensado semejante cosa. Pero se habló de fabricación y se convocó a los piqueteros de alquiler, tecnología argentina de exportación, a compensar las manifestaciones pidiendo la renuncia del presidente. No es la conducta de un inocente con cara de tonto, se parece mucho más a la explicación del complot del FBI con la que por todo haber la Argentina ha aceptado la financiación con dinero robado venezolano de la campaña presidencial de la señora K.
En las excusas de Bayly no cree ni Colom. No ha echado a su secretario privado ni ha hecho cambios en el gabinete como para demostrar que acepta la posibilidad de que alguien en su entorno pudiera estar involucrado en el crimen. A este “inocente con cara de tonton” tampoco se le ha ocurrido semejante cosa.
A Colom le falta nada más un grupo de “intelectuales” que acusen a Rosemberg de agente de la CIA. Pero ni aún así zafaría de la cuestión más importante ¿Puede un país ser conducido por una persona imputada de un homicidio aunque fuera inocente?
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