31 mayo, 2009

EL PADRE ALBERTO SE CONVIERTE EN TODO UN FILÒN PARA LA IGLESIA EPISCOPAL....


Emilio J. López

EFE

En una iglesia abarrotada de fieles y seguidores, el polémico y mediático sacerdote hispano Alberto Cutié pronunció hoy su primer sermón como nuevo miembro de la Iglesia episcopal, tras abandonar esta semana el catolicismo por incumplir el celibato.
Cerca de cuatrocientas personas, una buena parte de ellas hispanas, llenaban el interior del templo y copaban los pasillos laterales y la puerta de acceso principal, ante la imposibilidad de encontrar un asiento libre en los bancos.
Entre aplausos y fotos, el popular sacerdote entró al templo de la Iglesia de la Resurrección, en el barrio del Parque de Biscayne de Miami, vestido de hábito blanco junto al obispo episcopal Leo Frade y un grupo de acólitos.
Momentos antes de pronunciar en el altar su sermón, con motivo de la celebración de Pentecostés, numerosos feligreses se levantaron y prorrumpieron nuevamente en fervientes aplausos y vítores, que fueron recibos con amplia satisfacción por Cutie, de 40 años y origen cubano.
En la homilía de unos quince minutos, dicha en inglés y salpicada de comentarios jocosos y chistes, el Padre Alberto se puso especialmente serio al asegurar que "durante esta semana en que tomé la decisión de ingresar en esta comunidad (la episcopal) el Espíritu de Dios estaba conmigo".

Tras explicar que ha dedicado muchas horas a hablar de Dios con los medios, sentenció que a Dios es al único que él sigue.
Previamente, el padre Cutié agradeció al obispo Frade, cabeza de la diócesis episcopal del sureste de Florida, su "amabilidad y compasión".

Fue un discurso religioso que, más que dicho en un ambiente de recogimiento, llegó rodeado de toda una parafernalia mediática con canales de televisión local y nacional, periodistas, fotógrafos y estaciones móviles de radio situados en los verdes exteriores de la modesta iglesia.
Rhuma Canellis, la novia del Padre Alberto, se sentó junto con su familia en una banco reservado en primera fila, mientras un agente armado de la policía se sentaba detrás de ella y otros agentes vigilaban en la puerta principal.
Canellis, de 35 años, madre divorciada de origen guatemalteco, no perdió un momento de vista a su novio, que bajó del altar a darle un beso en el momento en que los fieles proceden a darse la paz y, posteriormente, comulgó de manos del obispo Frade.

La vida del Padre Alberto dio un giro aparatoso con ribetes de escándalo a principios de mayo, cuando fue portada de la revista del corazón TV Notas, donde aparecía besando y acariciando a una mujer en una playa de Miami Beach.
Tras el escándalo por la publicación de las fotografías, Cutié confirmó su relación sentimental con Canellis.
Después, el sacerdote se tomó un período de reflexión, de "licencia" para pensar sobre su futuro como clérigo en el seno de la Iglesia.
Pero de forma inesperada anunció el pasado jueves que su nuevo "hogar espiritual" es la Iglesia episcopal, donde podrá seguir sirviendo a Dios y casarse con su novia.
Con gran regocijo, Frade ha recibido con fervor a Cutié, quien se ha convertido ahora en el mayor atractivo de la Iglesia episcopal, mientras el Arzobispo de Miami, John Favarola, ha reaccionado con furor en un enfrentamiento sin precedentes entre ambas Iglesias.
Favarola destacó que al separarse Cutié del catolicismo profesa ahora "fe y morales erróneas" y que al pasarse a los episcopalianos ha causado un "gran escándalo y daño dentro de la Iglesia Católica".
El arzobispo Favarola ha recordado a Cutié que "sigue obligado por su promesa hecha de vivir una vida célibe" y que "solo el Santo Padre puede dispensarle de dicha obligación".

Al margen de las consideraciones religiosas, el obispo Frade ha logrado que su Iglesia episcopal atraiga ya nuevos feligreses de la mano del Padre Alberto que mantiene todo su atractivo mediático que lo convierten en el sacerdote hispano más popular de Estados Unidos.
Todo un filón en tiempos de crisis que ha obligado esta semana al arzobispado de Miami a anunciar el cierre de escuelas e iglesias católicas por falta de fondos.

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