Pedro Henrìquez Ureña, uno de los humanistas mas preclaros de Hispanoamèrica, autor de la obra "SEIS ENSAYOS EN BUSCA DE NUESTRA EXPRESION", fue publicada en el 1928.
No podemos dejar pasar por alto a este grande entre los grandes, quien no sabe acaso que es el dominicano y el latino-americano con la formaciòn humanìstica mas completa?...
¿Quien ignora su magisterio incanzable, su ejemplaridad de vida, su espìritu de servicio, su cultura enciclopèdica?
Pedro Henriquez Ureña fuè un verdadero universo....Un infinito universo.... Un inacabable universo....
El hijo de la sin par autora del poema "Ruinas" le diò, de su seno, a la patria que tanto querìa y pendìa de su corazòn, un tesoro de valor incalculable, ofrenda que ella canta en el poema "Mi Pedro", alborozada.
Las obras completas de Don Pedro Henriquez Ureña, fueron compiladas por Juan Jacobo de Lara, en los años setenta por disposiciòn de la UNPHU, Universidad que se honra muy mucho en llevar su nombre y hacer manifiesto su ejemplo.
Hizo observaciones sobre el Español en Amèrica, en el que hablò de las zonas dialectales; de como el castellano convive con las lenguas indigenas en muchos paìses de Amèrica, y sobre la ùnica lengua criolla que el Castellano ha producido en el Nuevo Mundo a influjo de los negros: el papiamento que se habla en Curazao, Buenos Aires y Aruba
Enfoca en este trabajo la distribuciòn geogràfica de los fenòmenos fonèticos, y el "Voseo", esto es, el uso del vos que existe en casi toda Amèrica del Sur. Entre nosotros, al igual que en Cuba y Puerto Rico, y Mèxico, se emplea el "tuteo", esto es el uso del tù.
Sea cierto, o no, historias se han contado y muchas de Mèxico y Buenos Aires en que sus alumnos no podìan creer que fuera un antillano quien, con genialidad desusada les exlicaba, Historia de la Lengua Española, o Mètrica y Versificaciòn.
Pareciera como si fuera imposible e inaceptable que un hombre de su estatura moral y talento que manejaba a los Clàsicos en sus propios idiomas y èl mismo hablara esos idiomas con soltura sin par, va a nacer en media islita antillana perdida entre arrecifres, arena y ron.
Es la concepciòn elitista y aristocràtica de la cultura que no concibe que puedan forjarse grandes humanistas, filòsofos y hombres de pensamiento profundo que no sea en los Estados Unidos y Europa.
El caso es que ahì tendràn, y como ese muchos otros, aunque de menor talla, una evidencia de que el talento de la especie humana no hace diferendos.
Porque en su vida consagrada al humanismo, en lo hondo de sus inagotables ansias de sabidurìa, por encima de su alto magisterio y de sus devociones estèticas, estaba su amor de patria, amada con orgullo por sus glorias, querida con pena por sus vicisitudes"...
Jorge Luis Borges y Ernesto Sàbato, dos gigantes de la literatura de nuestra Amèrica Hispana, tuvieron palabras llenas de calor humano, para nuestro gran escritor, ensayista y docente, Pedro Henrìquez Ureña, al ser requerida su opiniòn acerca de los restos del gran humanista que reposaban en Buenos Aires, Argentina...nos sentirìamos profundamente satisfechos cuando sus retos reposen por siempre en la tierra que lo vio nacer..."En su patria chica, el lugar en que naciò, en que transcurriò, en que tuvo sus juegos y sintiò la magia de aquel tiempo irrecuperable...Ese trozo de tierra del que siempres se recuerda alguna cara, algùn perro, un camino polvoriento en la siesta del verano, el rumor de las cigarras, algùn arroyito"...Palabras encendidas de Ernesto Sàbato que nos llenan de emociòn.
El fallecimiento de Pedro Henrìquez Ureña, de un ataque cardiaco, en el tren que lo conducirìa a la Universidad a impartir càtedras, es una muerte heroica causada, por su alto sentido de responsabilidad, ya que fue ocasionada por el esfuerzo fìsico que hubo de hacer para alcanzar dicho tren y llegar a tiempo a la Universidad a impartir docencia.
El recuerdo de esa muerte repentina, motivò a Ernesto Sàbato a dedicar a Pedro Henriquez Ureña uno de los ensayos de su ùltimo libro "Apologìas y Rechazos", donde nos dice:
..."Todos, de alguna manera somos culpables de aquella muerte prematura. Todos estamos en deuda con el. Todos debemos llorarlo cada vez que se recuerde su silueta ligeramente encorvada y pensativa, con su traje siempre oscuro y su sombrero siempre negro, con aquella sonrisa señorial y ya un poco melancòlica. Tan modesto, tan generoso que era capaz de atravesar una ciudad entera a media noche, cargado de libros, para acudir en ayuda de un amigo."
Estos son a grandes rasgos lo que dejò como testimonio Jorge Luis Borges y lo que piensa Ernesto Sàbato de nuestro gran Pedro Henrìquez Ureña, quien dijo al primero: "Nunca he escrito contra nadie, si a uno le gusta un libro es justo que lo diga, pero si no le gusta es ingrato, desagradable atacarlo", a este respecto decìa Jorge Luis Borges..."Fuimos amigos y me enseñò muchas cosas, sobre todo me enseñò a ser tolerante. Esa era su conducta, nunca habìa escrito contra nadie, solamente habìa a favor de algo o de alguien"
Pedro Henrìquez Ureña fue un hombre sin dobleces. Su pasiòn dominante, el humanismo, y su mecànica expositora favorita, el ensayo.
Trujillo quiso atraerlo, conocedor de su extraordinarìa valìa pero no fue posible. Un hombre como aquel perece asfixiado en aquella tiranìa sin ejemplos.
Los mèritos de los hijos con corona de sus padres. La patria dominicana se siente orgullosa, se ha sentido siempre orgullosa de su hijo Pedro Henriquez Ureña, y el hijo tuvo a mucha gloria siempre el ser dominicano. ¿Acaso no era hijo de aquella mujer dominicana por encima de todas las demàs, SALOME UREÑA DE HENRIQUEZ....
No hay comentarios:
Publicar un comentario