..."Un libro se prende en el corazòn, como una flor se prende desde su tallo en las entrañas de la tierra...No hay un comienzo formal, ni un final. Se prende asì, espontànea y naturalmente, con delicadeza y fuego"...
Un libro es tantas cosas hermosas a la vez, que se nos hace imposible poderlas sintetizar todas, resumirlas todas para que sea muy largo, en un solo fogonazo de luz.
Externamente es en modo alguno pretensioso. Pàginas impresas con quizàs alguna que otra gràfica. Las pàginas vienen pegadas o cosidas y llevan una carátula donde consta el tìtulo de la obra y el nombre del autor. Como se ve, por fuera dice muy poco….Pero, ¿y por dentro?...¿Y el contenido? ….
Es justamente lo que encierran lo que ha ido transformando al mundo. Lo que ha vuelto al hombre màs santo o màs perverso. Lo que ha difundido la cultura y la verdad, o ha diseminado la falsìa, la ignorancia o el error.
Ellos, los contenidos de los libros a veces sirven de ensoñadores. Otras de catalizadores de las revoluciones y las protestas sociales. Inducen a la acciòn o al reposo. Promueven las artes. Guìan en la oraciòn. Sensibilizan la conciencia social.
No hay mejor consejero que un libro. Ni mejor maestro. Ni màs espontànea entretenciòn. Ni detonante mas disociador. Ni bomba atòmica màs temible. Ni envenenador de conciencias màs fulminante. Ni enredador de conceptos màs hábil. Ni loco màs irresponsable, ni cuerdo màs lògico. UN LIBRO.
Por ellos, el entendimiento se crece. La razòn se establece. La acciòn se perfila.
En ellos las doctrinas màs obtusas, las ideas màs intrincadas y resbaladizas, esperan pacientes por nosotros, desde el estante de nuestra biblioteca o sobre nuestra mesa de trabajo, aguardando a que les marchemos cuando y como queramos.
Por ellos, el tiempo y el espacio quedan reducidos a nada. Inducen a la bùsqueda de Dios, traen paz a los espíritus atormentados, son capaces de hacer renacer las esperanzas que se daban por perdidas, sirven para el estudio como para la oraciòn, para el entretenimiento como para el homenaje.
La poesìa, cúspide suprema de las bellas artes; la novela, nuestra èpica contemporànea; el drama, la acciòn llevada a la escena; el cuento, el artìculo, el ensayo, la historia, la geografía y las ciencias, tienen su morada comùn en los libros.
El libro educa y educar ha sido la actividad màs espontànea y natural que desde el nacimiento de los siglos el hombre ha realizado. En ella inciden las creencias, los criterios ante la vida, las costumbres, los gustos y las necesidades. El medio, la producción econòmica y los lazos familiares, son su apoyo. Y lo màs fuerte en ella armonizarla con la libertad que no siempre se logra con èxito.
Un objeto de esa naturaleza, capaz de llevar envueltas en el signo lingüistico impreso, nuestras ideas y la de los otros, merece nuestro màs profundo respeto e impone que se le quiera, cuide, ensalce y promueva debidamente.
Al ser como de hecho son, difundidores de ideas, encierran un arma de doble filo entre pàgina y pàgina, que puede ser devastadora o generadora de todo bien, segùn sea el corazòn de las ideas que promueve y lleva.
Tenemos que leer, aprender por lo menos a hacerlo, es una norma generalizada en este siglo XXI que discurre.
El libro merece nuestro mas devoto afecto no sòlo en lo màs ìntimo de nuestros corazones, sino que ademas se le rinda, como se le està haciendo soberana pleitesía en esta XI Feria Internacional del libro Santo Domingo 2008, dedicada este año a Don Emilio Rodrìguez Demorizi.
Saludemos esta Feria Internacional del libro, acudamos a ella para fortalecerlo y a la vez para ampliar nuestros horizontes culturales adquiriendo obras que nos puedan interesar, que sirva para fomentar el hàbito de la lectura y para afianzarlo en aquellos que la tienen de siempre…..
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