Los ministros de Finanzas del grupo instan a los bancos a publicar sus pérdidas en 100 días
EFE - Washington - 12/04/2008
Gobernadores de los bancos centrales de los estados del G7- AFP
Respecto a la crisis financiera, el grupo ha asegurado que, "en los próximos 100 días", los bancos deberían divulgar "completamente" su nivel de pérdidas y de riesgo. Además, ha pedido una revisión "urgente" de las normas contables internacionales y de gestión de riesgo, así como de los códigos de conducta de las agencias de evaluación de riesgo.
El G7 también ha apoyado el intercambio de información sobre los principales bancos del mundo entre las agencias supervisoras de distintos países. Además, los bancos centrales tendrán que establecer acuerdos permanentes para finales de este año para inyectar liquidez en los mercados cuando sea necesario y lidiar con el colapso de bancos.
Un desafío a largo plazo
Los mandatarios han reconocido que la "turbulencia" en los mercados financieros mundiales es "un desafío" y algo "más prolongado" que lo que habían anticipado. Para responder a esta situación, han asegurado que apoyan de manera enérgica el informe elaborado por el Foro de Estabilidad Financiera, que contiene medidas para aumentar la transparencia de los mercados y una mejor gestión del riesgo.
No han mencionado, sin embargo, la posibilidad de usar fondos públicos para rescatar a los bancos más afectados por la crisis, que -según el Fondo Monetario Internacional (FMI)- podría ocasionar pérdidas por valor de casi un billón de dólares.
Motivos de la debilidad
En el terreno macroeconómico, han reconocido que las perspectivas económicas mundiales "se han debilitado", en vista de la "debilidad" en el mercado inmobiliario residencial de Estados Unidos, la tensión en los mercados financieros mundiales, el impacto internacional de los altos precios del petróleo y las materias primas, y las presiones inflacionarias. Aunque los países emergentes son "un punto de luz" en este panorama tenebroso, el G7 ha alertado de que "no son inmunes a las fuerzas mundiales".
El secretario del Tesoro de EE UU, Henry Paulson, ha afirmado que la economía de su país podría afrontar todavía "más baches en el camino" e hizo hincapié en que la prioridad ahora es limitar el impacto de las turbulencias en los mercados.
Ha insistido en que el principal objetivo del G7 es ayudar a las economías alrededor del mundo y no a los bancos o banqueros. Respecto a la situación de la divisa estadounidense ha mencionado que los sólidos fundamentos de la economía del país acabarán reflejándose en el valor de la moneda.
Latinoamérica y Asia tampoco se librarán de la crisis financiera
El FMI alerta de la inflación como gran amenaza para los países pobres
CLAUDI PÉREZ (ENVIADO ESPECIAL) - Washington - 12/04/2008
No hay batallas campales de los movimientos antiglobalización a las puertas del Fondo como antaño -las únicas manifestaciones en Washington tienen como diana la guerra de Irak, a las puertas del Capitolio-, pero la cumbre del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial no es precisamente un remanso de paz.
Al tomar las riendas del Fondo, el francés Dominique Strauss-Kahn, un socialista de toda la vida, prometió "ponerlo patas arriba". Pero apenas seis meses después de su llegada, lo único que está completamente patas arriba es la economía mundial, que se enfrenta a un panorama sombrío. Con una excepción: la que protagonizan los países emergentes de Asia y América Latina. Pero por poco tiempo, a juzgar por los augurios del Fondo.
La crisis financiera es un huracán en Estados Unidos -en plena recesión- y sopla fuerte en Europa, que capea algo mejor el temporal. A diferencia de otras veces, tanto los mercados asiáticos como los países latinoamericanos "se han sostenido bien hasta el momento", explicaron Anoop Singh y David Burton, responsables del FMI en estas dos áreas. Sin embargo, en ambas zonas del mundo los problemas acabarán llegando. Especialmente en América Latina "las turbulencias financieras provocarán una desaceleración económica, y los altos precios de las materias primas se dejarán notar también en la inflación", con efectos negativos en los países más pobres de la región, aseguró Singh.
Los riesgos sobre Latinoamérica aumentan. Singh alertó del fuerte crecimiento de los créditos, que ronda el 30% en muchos países latinoamericanos, aunque el área parte de cifras muy bajas. "No hay pérdidas en el sector bancario", afirmo Singh, "pero ningún boom crediticio suele terminar bien, porque se deteriora la calidad de los préstamos". Paradójicamente, esas cifras conviven con las crecientes dificultades de las empresas de la zona para financiar sus inversiones en los mercados internacionales, ante la sequía del crédito.
La situación en Asia es similar, tanto en términos de la incipiente desaceleración -consecuencia de la crisis crediticia originada en Estados Unidos- como de presiones inflacionistas. Los problemas con los precios son especialmente importantes en países como Vietnam o Sri Lanka, con avances superiores al 20%, o en China, cuya inflación avanza a un ritmo superior al 8%. "La preocupación por los mercados de materias primas se une a los graves problemas de balanza de pagos que puede provocar la crisis alimentaria", indicó David Burton.
En los pasillos del Fondo se vivía ayer un compás de espera ante la cumbre del G-7, que reúne a los que un día fueron los siete países democráticos más industrializados del mundo (Estados Unidos, Japón, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia y Canadá). Al cierre de esta edición, se esperaba que el G-7 presentara una batería de medidas para combatir las crisis financieras, un plan de rescate basado en las mejoras en la transparencia y la supervisión.
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