Leonel reivindica a Balaguer y niega a Bosch
Por: Radhamés Pérez (especial para ARGENPRESS.info)
Fecha publicación: 11/04/2008
El presidente dominicano, Leonel Fernández, se proclamó como el “representante del balaguerísmo histórico”, concepto con que denomina el pensamiento político y la obra de gobierno del extinto Joaquín Balaguer. Antes, septiembre del 2007, en ocasión del centenario del nacimiento de Balaguer, en acto de homenaje hecho en el Palacio Nacional, a escasa distancia de una sala que lleva el nombre de Orlando Martínez, periodista asesinado en el 1975, Fernández había alabado el “sentido patriótico” con que el viejo caudillo gobernó la Nación.
El presidente dominicano, Leonel Fernández, se proclamó como el “representante del balaguerísmo histórico”, concepto con que denomina el pensamiento político y la obra de gobierno del extinto Joaquín Balaguer. Antes, septiembre del 2007, en ocasión del centenario del nacimiento de Balaguer, en acto de homenaje hecho en el Palacio Nacional, a escasa distancia de una sala que lleva el nombre de Orlando Martínez, periodista asesinado en el 1975, Fernández había alabado el “sentido patriótico” con que el viejo caudillo gobernó la Nación.
Orígenes del balaguerismo histórico
Ese “balaguerísmo histórico” y el “sentido patriótico” del gobernante fallecido, encuentran sus raíces primogénitas en la brutal dictadura de Rafael Trujillo (1930-1961) de la cual Balaguer resulto ser una figura relevante. De manera particular, dichas raíces se encuentran en la intensificación de la represión que victimizó a miles de jóvenes patriotas y demócratas en los años ‘59 y ‘60 y que tuvo su corolario de sangre el 25 de noviembre de 1960 con el asesinato de las hermanas Patria, Minerva y Maria Teresa Mirabal, siendo Balaguer presidente de la cruel dictadura.
Esa corriente ideo-política de la historia moderna se articuló con núcleos políticos, sociales y militares del trujillismo en desbande a partir del ajusticiamiento del viejo dictador y el fin de su dictadura.El legado histórico que asume como heredad Leonel Fernández, se consolidó como fuerza gobernante bajo los fusiles y las botas estadounidenses y la farsa electoral montada el 1ero de junio de 1966, después que los invasores estadounidenses ahogaron en sangre el bello y heroico esfuerzo armado protagonizado por el pueblo dominicano buscando restaurar el derrocado gobierno de Juan Bosch, otrora mentor y líder del actual Presidente.
A partir de entonces y siempre bajo el tutelaje imperial, Balaguer rearticula y le da liderazgo al bloque conservador uniendo así a los viejos trujillistas y al sector oligárquico que se había agrupado en la Unión Cívica Nacional (UCN), sector que antes se le había opuesto, pero que entró en disgregación después del golpe de estado que recibió su gobierno de facto en abril del 1965.
Por eso, el proyecto político y el liderazgo hoy reivindicado y asumido como referencia para el ejercicio público por el nuevo líder del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y presidente del gobierno central, está íntimamente relacionado con el golpe de Estado contra la mas avanzada constitución de nuestra vida republicana y con la oprobiosa intervención armada de los EEUU el 28 de abril de 1965 que ahogó en sangre el contragolpe revocatorio del 24 de abril, acción militar, esta última, liderada por el Coronel Rafael Fernández Domínguez y de la cual surgiría como héroe nacional el Coronel Francisco Caamaño Deñó.
A partir de los resultados de ese proceso electoral (1966) en que Bosch, principal oponente a Balaguer, tuvo que hacer campaña desde su propia casa, dada la represión en su contra y de su partido, el ahora beatificado Joaquín Balaguer encabezó un régimen, que duraría 12 años, que en su primer cuatrienio y “en base a una estrategia de represión selectiva había logrado eliminar o desaparecer a mas de dos mil dominicanos” y que entre el 1970 y 1974 estableció el “terror…. como norma de vida”, según se recoge en el libro Raíces de un Poder Usurpado, publicado en 1991, como respuesta al fraude electoral del 1990, y de la autoría del presidente-candidato Leonel Fernández.
Un régimen, además, que hizo pasar por las cárceles del país, según recoge un número de “Servir al Pueblo” de la época, órgano de la Línea Roja del “14 de Junio”, al 5% de la población adulta de entonces y que forzó al exilio por razones políticas a centenares de con-nacionales, entre ellos el Profesor Bosch.Esa estrategia represiva, que no era más que una estrategia de contrainsurgencia de factura imperial para una sociedad de post-guerra, fielmente aplicada por Balaguer, también contemplaba la negación del derecho a la libre sindicalización obrera, a la asociación estudiantil y campesina y la violación continua a la libertad de expresión y prensa.
Entre farsas electorales y el reino del terror
El “balaguerismos histórico” que se reivindica hoy, es el que pretendió ocultar su rostro de muerte, tortura, cárcel, exilio y persecución políticas tras mascaradas y fachadas electorales carentes del mas mínimo nivel de legitimidad. “Elecciones” que nos hacían sentir, parafraseando a Bosch, como vacas en manos del carnicero. Procesos que cuando convenía a la perversión hecha persona, para recordar a Narciso González (Narcisazo), profesor universitario desaparecido y asesinado precisamente por el balaguerismo histórico, promovía el voto masivo de los inmigrantes haitianos para darle legitimidad numérica, pero que cuando parecían poder escapárseles de sus manos, ejemplo las elecciones del 1994 y 1996 siendo Peña Gómez candidato del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), perseguían e intimidaban el voto del negro dominicano al considerarlo parte de una conjura internacional que pretendía robarnos nuestra nacionalidad.
Es el que usando las Fuerzas Armadas como partido político y sus cuarteles como comandos de campañas, además de mecanismo represivo, junto al sistema judicial, la Policía y grupos paramilitares, al estilo la Banda Colorá, forzaron el ausentismo electoral de las fuerzas opositoras reales que se empeñaban en democratizar e institucionalizar el país.Si algo simboliza, claro aparte de los muertos, desaparecidos, presos y deportados por razones de conciencia, ese período de violación a las leyes y negación de derechos desde el propio Estado, eran las irrupciones de grandes contingentes militares en barrios, centros educativos y pueblos con sus fusiles rastrillados y colgando de las puntas de sus cañones la bandera colorá del Partido Reformista.
Así, ese balaguerismo realizó votaciones que nada tenían que ver con una participación ciudadana movida a un proceso electoral por la diversidad de opciones. Es decir, montó votaciones sin permitir y mucho menos promover en la ciudadanía posibilidad de seleccionar entre candidatos, partidos y propuestas de gobiernos diferentes y opuestas, llegando al extremo de tener que comprar una franquicia electoral que le evitara hacer el ridículo de tener que “celebrar unas elecciones” con un solo candidato (Balaguer), como pudo haber ocurrido en el 1974 sino hubiese sido por la canallesca posición del ex -contralmirante Homero Lajara Burgos y su Partido Demócrata Popular.
De las farsas electorales a la violación de la voluntad popular
Esta tragedia histórica conocida como balaguerismo, es responsable del intento de autogolpe de estado en la madrugada del 17 de mayo del ’78. Con este pretendía desconocer la voluntad popular expresada en las urnas a favor del PRD y su candidato Antonio Guzmán, una voluntad popular hastiada de su criminal conducta y ansiosa del cambio político que posibilitara la libertad y derechos humanos permanentemente violados.
Aun con el pueblo en contra, sin la venia de Washington y con divisiones serias en el bloque social que tradicionalmente representaba, logró imponer el denominado “fallo histórico” que le permitió controlar el Senado de la República y por vía de consecuencia el poder judicial. En la fundamentación jurídica de ese golpe artero a la voluntad popular y al proceso de transición democrática, desempeñó un papel de primer orden un viejo trujillista, palero y, según Silvio Torres-Saillant, “locuaz cocuyo de la cordillera”* de nombre Vincho Castillo, quien con el tiempo también sería asumido como líder y su pensamiento como doctrina por parte del Sr. Fernández.
Durante las elecciones generales del 1990, Balaguer, con 83 años de edad y perdida la visión óptica, fue el artífice y beneficiario político de un nuevo fraude electoral, esta vez en contra de Juan Bosch y el PLD, partido del cual, para entonces, el actual Presidente era secretario de prensa.Cabe recordar, solo para ver la magnitud del fraude ejecutado, que aún Bosch saliendo en la delantera en los primeros boletines y que había mantenido dicha delantera en los boletines cuatro y cinco, dado a conocer el 17 de mayo, con un 20.6 y un 27.3 % de las mesas computadas, de buena a primera, a partir del boletín numero seis la tendencia a favor de Bosch cambio drásticamente, colocándose, según la JCE, el cortesano de la fatídica era de Trujillo al frente en el conteo de los votos y así terminaría resultando reelecto con un poco más de 24 mil votos por encima de los votos contabilizados al candidato del PLD, tal y como recogió el ultimo boletín hecho público el 24 de mayo, 9 días después del acto de votación.
* Los Cocuyos de la Cordillera fue un grupo paramilitar que operó bajo el mando de Petan Trujillo en la era de su hermano Rafael Trujillo.
De esta manera, el balaguerismo además de debilitar la frágil institucionalidad democrática dominicana, evitó el ascenso a la presidencia de quien, 27 años atrás, había sido depuesto del poder por encabezar un gobierno profundamente democrático y de arraigadas convicciones patrióticas.
En contra de ese “sentido patriótico” que Fernández adjudica a Balaguer como gobernante, fue que el Profesor Bosch declaró, en medio de la crisis post-electoral del ‘90, su decisión de “salir con el pueblo a las calles, ocurra lo que ocurra”, ya que lo que queda de “mi vida no va servir de nada si yo acepto este fraude colosal en perjuicio del pueblo… y el Partido de la Liberación Dominicana”.Sin embargo, Bosch, en su lucha contra la naturaleza espuria de las autoridades nacionales, paulatinamente iría quedándose solo. En su que se ¡vaya ya! encontraría la sorna, incluso, de sectores importantes de su propio entorno, quienes empujarían al PLD a ocupar las posiciones congresuales y municipales obtenidas en el mismo proceso electoral en que Bosch cuestionaba la presidencia de Balaguer.
Así, estos sectores beneficiarios directos de las posiciones alcanzadas y que pugnaban, al igual que otros, por controlar el Partido a partir de los problemas de salud y biológico de su líder histórico, abandonarían tanto la denuncia del “fraude colosal” como a su principal sostenedor: el Profesor Juan Bosch.
Esa visión pragmática, muy diferenciada de la visión ética con que Bosch se manejaba y la que trató de imponer en su partido, llevaría a asociar al PLD con los representantes congresionales y municipales del partido que evitó su ascenso al poder, aún y cuando todavía algunos oídos escuchaban la voz del ex presidente gritando ¡fraude!
Como tragedia, la historia se repite
La historia de la estafa y el fraude de las elecciones del 1966, 1970, 1974, 1978 y 1990 volvería, como la tragedia que ha sido, ha repetirse en las elecciones generales del 1994, en un proceso que tensó al máximo la confrontación entre el bloque conservador y el liberal, bloques, hasta entonces, predominante en la pugna por el poder político de la nación.Común a las anteriores en el uso de los recursos y bienes del estado y artimañas y fraudes lesionadores de la calidad del voto y la voluntad ciudadana, en este proceso se conocería, también, de una brutal y amplia campaña sucia en contra de José Francisco Peña Gómez, candidato presidencial del PRD.
A este ciudadano dominicano buscaban descalificar en sus legítimas y merecidas aspiraciones a partir de su condición de negro, por ser un descendiente de haitianos y por su humilde extracción social. Claro está, la campaña descalificadora también tenía un claro contenido de clases, dada la consabida identificación de Peña con los sectores más excluidos de la sociedad y por encarnar una propuesta de real democratización de la sociedad.
De esta manera, el bloque conservador capitaneado por Balaguer desarrolló una campaña sostenida en los valores más atrasados de la tradición derechista sobre raza, cultura, creencias religiosas y clase. Una campaña en la que, al decir del cientista social Cesar Pérez, “el racismo, la xenofobia… la intolerancia religiosa, cultural y política, los prejuicios (base de esas manifestaciones), sedimentos latentes en nuestra sociedad, se hicieron manifiestos….imprimiéndole, por momentos, una atmósfera inquisitorial y de cruzada como en ninguna otra en la historia de nuestro país”.Aun con tantos y poderosos factores en contra, a Peña Gómez la propia junta al servicio de Balaguer tuvo que reconocerle 1 millón 253 mil votos, unos 22, 281 votos menos que los adjudicados a Balaguer.
Así, esta tremenda votación al combinarse con la puesta en evidencia de múltiples mecanismos fraudulentos cometidos por Balaguer, con una sólida presión internacional, en la que sobresalió la administración de Bill Clinton, en EEUU, que llegó, incluso, a reclamar la anulación del proceso electoral y la convocatoria de nuevas elecciones, y la conocida fractura que se produjo en los mandos militares, dio paso a una negociación que posibilitaría una salida, no necesariamente una solución, a una crisis que amenazaba en devenir en una confrontación violenta semejante a la vivida en 1965.
La salida a la crisis devino en un acuerdo entre los principales actores políticos en pugna (Balaguer-Peña Gómez), los partidos políticos reconocidos, la Iglesia Católica, la sociedad civil y observadores internacionales, entre ellos los representantes de la Organización de Estados Americanos (OEA). El acuerdo, denominado Pacto por la Democracia, recortaría el mandato presidencial a instalarse el 16 de agosto del 1994, prohibiría la reelección presidencial y crearía un Consejo Nacional de la Magistratura, buscando darle un nivel real de independencia al poder judicial, entre otros puntos contenidos en dicho pacto.El acuerdo original convenido entre Balaguer y Peña Gómez, sería violentado por el propio partido de Balaguer y el PLD. Dicha violación implicó el establecimiento de la doble vuelta electoral en caso de no lograrse, en la primera, el 50% mas un voto, la instauración del anacrónico sistema de votación de los Colegios Electorales Cerrados, la extensión a 2 años del mandato de Balaguer, que era la posición original del PLD, contrario a los 18 meses acordado entre Peña y Balaguer y que era la posición del PRD y la coalición multipartidista denominada Acuerdo de Santo Domingo y la prohibición de la reelección presidencial inmediata, dejando abierta la puerta para un posible retorno de Balaguer como candidato.
De esta manera, el letargado proceso de transición de la dictadura a la democracia iniciado con el fin del régimen de Trujillo se extendería, reforzando el predominio de la visión, el estilo de gobernar y los intereses de las fuerzas neotrujillistas ya no solo encarnada en el liderazgo de Balaguer, sino también presente en los órganos principales del cuerpo partidario y del tejido social nacional.Entre abuso de poder, racismo y xenofobia, el PLD se perfila como el eje del nuevo bloque conservador
Esta crisis post-electoral y sus resultados darían curso a una re-configuración de los ejes de alianzas tradicionalmente conocidos en el escenario político nacional, lo cual impactaría en los protagonistas político-sociales que encarnarían los bloques y campos en pugnas por la conducción del estado dominicano.A partir de ese momento de nuestra historia reciente, el bloque social conservador se rearticularía teniendo como factor político-partidario central a un PLD que progresivamente abdicaba de sus valores y principios originales, para ir asumiendo la noción de cultura, orden, sociedad y política propia de la nueva derecha.
En esa mutación sufrida por el PLD desempeñaría un rol de primer orden Leonel Fernández, para quien, traicionando al Maestro y reivindicando su antípoda, el poder lo era todo, sin importar el para qué y el cómo accesar al mismo.Por eso, el balaguerismo que asume fue el que le permitió llegar a ser electo presidente en el torneo electoral del 30 de junio de 1996 sostenido en el mismo discurso de campaña racista, xenófobo, fundamentalista y conservador que la derecha mas extrema había articulado contra Peña Gómez en las elecciones anteriores. Era el discurso del “camino malo”, del “peligro para las Fuerzas Armadas” y nuestra esencia y tradición de pueblo católico y para la propia nacionalidad, por su descendencia haitiana, y por ser, a la vez, Peña el instrumento interno principal de la trama internacional de grandes potencias que aspiraban a fusionarnos con Haití.
A esto se agregó, resultaría tedioso repetir en detalles, un uso masivo y abusivo de inmensos recursos estatales para beneficio de la candidatura del “Frente Patriótico”, oficializado el 2 de junio por el PRSC-PLD, tales como dinero, equipos y bienes, así como la radio-televisora públicas y acciones de carácter represivos ejecutadas por el funesto ex general Enrique Pérez y Pérez, colocado por Balaguer, en dicha coyuntura, al frente de la Policía Nacional con ese fin, en perjuicio, mayormente, de ciudadanos pobres y negros que asumían como potenciales votantes a favor de Peña Gómez.
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Comentario:
Este articulo saliò publicado en ARGENPRESS Info, lo bajo por aquì por consideralo de interès històrico en cuanto respecta al Dr. Balaguer y sus elecciones fraudulentas ademàs de todo lo que representò en ese fatal gobierno de los 12 años, no creo, no acepto que el Dr. Leonel Fernàndez
a pesar de haber dicho en una ocasiòn que "representa el Balaguerismo Històrico", con esto haya querido zaherir la memoria del Prof. Juan Bosch, este sigue presente en todos los "peledeistas històricos", consideramos que estas palabras del Dr. Fernàndez quizàs hayan sido magnificadas y mal interpretadas. En el PRSC existe una grave crisis de liderazgo, un vacio polìtico que no ha podido ser llenado por ningun Balaguerista desde la muerte de Balaguer, no han tenido la coherencia para que asì fuera. El Dr. Fernàndez aprovechando ese vacio polìtico dijo esa frase. El hueco existente en el PRSC, pudo ser llenado y a la vez ser absorbido por uno de los dos partidos mayoritarios que quedan en Repùblica Dominicana, el PRD y el PLD. El PRSC es difìcil que sobreviva despuès del 16 de mayo. Las palabras de Leonel para nada significan que se hace còmplice de toda la bellaquerìa del anciano lìder "(q.e.d)", y mucho menos que hayan irrespetado la memoria del Profesor Juan Bosch, el mas grande y honesto polìtico que hemos tenido en toda nuestra historia republicana.
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