02 marzo, 2010

OFENSIVA DEL EJÉRCITO CHILENO CONTRA LOS SAQUEADORES EN CONCEPCIÓN...

Soldados chilenos supervisan la distribución de alimentos en Concepción. Reuters


Una ola de saqueos y actos de vandalismo azota la región
Más de cinco mil tropas han sido desplegadas en Concecpión

Ramy Wurgaft Concepción
Actualizado martes 02/03/2010 15:51 horas

El clamor de la población que es saqueada e incluso agredida por los delincuentes que campan a sus anchas y el creciente malestar dentro del Ejército ante esos atropellos comienzan a surtir efecto.

La mañana de este martes, las fuerzas militares destacadas en Concepción, la ciudad más castigada por el terremoto del sábado lanzaron un operativo contra las pandillas que deambulan entre las ruinas de esa urbe y por su entorno rural. Hasta donde se sabe, el objetivo de los militares es atrapar a los pandilleros antes de que salgan de sus escondites y a la vez, identificar a aquellos que se mezclan con los ciudadanos pacíficos –sus víctimas, en realidad- para pasar desapercibidos.

En Concepción se observaba a uniformados patrullando las calles, apeándose cada tanto de sus vehículos para explorar los edificios semiderruidos que pueden servir de refugio o revisando las cédulas de identidad de quienes parecen sospechosos. También había unidades rastrillando la zona que se extiende entre Concepción, hasta la ruta nacional 5 y el recodo del río Itata por el este.

Aunque no hubo un comunicado oficial que anticipara el operativo en curso, el jefe militar de la región de Bio Bio, general Guillermo Ramírez, ya había advertido que las fuerzas bajo su mando, no se quedarían de brazos cruzados ante la ola de saqueos y actos de vandalismo que azota a esa región y a la del Maule.

Anoche los malhechores volvieron a prender fuego a la tienda de ropa y electrodomésticos La Polar, que antes había saqueado e incendiado. También asaltaron un camión repleto de víveres que se estacionaba cerca de la Municipalidad; desvalijaron un frigorífico; robaron instrumentos de cirugía de un hospital de campaña e intentaron llevarse un carro de bomberos de su cuartel.
Una buena parte de sus fechorías las cometieron durante el toque de queda, que fue decretado con la idea de suprimir el pillaje.

Grupos de vigilancia
En la calle Cifuentes, al norte de Concepción, los soldados a duras penas rescataron con vida a un maleante al que los vecinos querían linchar. Sorprendido con las manos en la masa, dentro de la vivienda casi en ruinas de una familia, el sujeto –con antecedentes penales, según se supo más tarde- fue golpeado con una azada en el torso y en las piernas.

En la miseria de estar sin luz, entumecidos de frío y con los alimentos y el agua racionados, los penquistas (habitantes de Concepción) reciben con aplausos a los soldados que les reparten suministros. Pero hasta ahora no se fiaban de las promesas del alto mando militar, de poner fin a esta otra pesadilla que se sumó a la del terremoto.

Por ello se organizaron en grupos de vigilancia como el que estuvo a punto de linchar a aquel ladrón. Los vigilantes custodian sus casas, o lo queda de ellas, con palos, trozos de cañería y armas de fuego. "Se acabó la fiesta: al que venga a robar se le muele a palos y si saca cuchillo, bala con él", expresó con voz dura, un vecino del barrio.

Llegan los refuerzos
Al caer la tarde y poco antes de comenzar el toque de queda, que desde ahora y hasta nueva orden se extiende entre las 18.00 y las 6.00, comenzaron a llegar los refuerzos que el Estado Mayor envió desde distintos puntos del país. Con ellos, ya suman 7.800 los efectivos desplegados en las regiones del Maule y del Bio Bio.

Concepción, la tercera ciudad más poblada de Chile, va tomando el aspecto de un gran campamento militar en el que conviven 4.700 soldados de la Primera y Segunda División del Ejército; 250 efectivos del Batallón de Paracaidistas; 200 reclutas y cadetes de los regimientos Tucapel y Arauco junto con 100 agentes de la Brigada de Operaciones Especiales (BOP) de la Policía. Tres helicópteros de la Fuerza Aérea de Chile (FACH) sobrevuelan la ciudad y el contorno, al tiempo que los auxiliares de tierra levantan un hospital de campaña.
Junto a las ruinas de su restaurante de pescados y mariscos, Elvira Maldonado, se emociona al ver pasar un todoterreno con la divisa del regimiento Buín. "Nuestros soldados son valientes y tienen con que pelear. Si quisieran en un minuto aplastan a esos tiñosos de porquería (los saqueadores). La cosa es que la señora (presidenta) Bachelet se convenza de que los soldados no están de adorno", exclama Elvira. Y las personas que están a su lado asienten con la cabeza.

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