El minero Juan Carlos Aguilar, con su familia en el hospital.- FRANCISCO PEREGIL
69 días bajo tierra
Mientras unos mineros piden dinero por sus declaraciones, otros abogan por el trato que alcanzaron antes de ser rescatados
FRANCISCO PEREGIL
Copiapó 15/10/2010
Antes de entrevistar por teléfono a Juan Carlos Aguilar , uno de los 33 mineros rescatados en la mina San José , le hemos pedido consejo a su pareja Cristy Coronado Velásquez, de 40 años. ¿Qué le gustaría que le preguntaran a Juan Carlos? "Pregúntele que si se va a casar conmigo, que si ha fijado la fecha. Él me lo estuvo prometiendo en cartas cuando estaba en la mina. A ver qué dice ahora".
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Un mes atrás Cristy nos había contado que Juan Carlos tenía 19 años de experiencia como minero y que, durante ese tiempo, le tocó sacar de la mina a muchos compañeros aplastados por planchones. También relató la historia de ambos: "Nos conocimos en 1999. Él fue a trabajar a una mina de carbón en otra región. Tomaba pensión en Los Lagos y la que hacía la comida era mi mamá. Fui un día a verla a ella y, por esas cosas de la vida, lo vi a él. Yo trabajaba en un centro de llamadas y él empezó a ir todos los días a venir a llamar. Yo soy muy callada y él lo hablaba todo. Me decía que sí a todo. Últimamente quería comprarse una camioneta para pasar más tiempo con la Carlita, nuestra hija. Y además, porque quería tener otro hijo, un varón. Yo le decía que mientras trabajase en la mina, cero posibilidades. Y no estamos casados. Aunque tiene otro hijo, de otra relación, él es soltero. Pero era yo la que no quería, porque hay muchas parejas que han estado 20 años juntas y cuando deciden casarse, a los dos meses se separan".
Fueron varios los mineros que prometieron casarse con sus esposas en cuanto salieran de la mina. Jimmy Sánchez , el más joven, a sus 19 años, se lo había escrito a su pareja, con la que tuvo una niña de tres meses. Pero ya entonces, Juan Sánchez, el padre de Jimmy se tomaba con bastante ironía la promesa de su hijo: "Es muy joven, tiene que disfrutar toda la juventud. Va a estar como dos meses dentro de la mina y se va a casar después? No va a disfrutar de la vida entonces, Capaz es de meterse en la mina otra vez. Yo le dije en una carta que ese tema tenemos que hablarlo cuando salga".
Juan Carlos Aguilar indicó que lo del casamiento "no está nada claro". "Estoy muy agradecido a toda la prensa. Pero mi vida privada no la voy a ventilar". En cuanto a su experiencia en la mina, el minero que salió en el puesto número 29 relata: "Cuando subía en la cápsula, lo único que pensaba era en ver por fin la luz de la luna y las estrellas". Era tanto el nerviosismo en aquellos momentos que el minero Víctor Segovia, quien había llevado un diario desde el primer día, olvidó los papeles abajo. El siguiente compañero se lo trajo. No fue lo único que sacaron a la superficie: vinieron con piedras veteadas del oro de la mina en la que escribieron el número 33. Algunas de ellas las repartieron entre los rescatistas.
Y subieron también con las técnicas bien asimiladas de todo lo que aprendieron para enfrentarse a los periodistas durante una semana de clases por videoconferencia. Una de las primeras cosas que les enseñaron es a decir no. Y a hacerlo con amabilidad. Aguilar no cuenta nada sobre su experiencia en la mina, pero no se irrita. "Hicimos un pacto bien lindo y bien claro en la mina para no contar nada de lo que pasó allí desde el 5 de agosto. Y espero que mis compañeros sepan cumplirlo. Ahora, necesitamos tiempo para superar este trago tan amargo. Seguramente mañana vayamos a algún restaurante todos juntos".
Algunos de sus compañeros no tenían ningún inconveniente en hablar, siempre que se les ofreciera dinero. Uno de los más cotizados es Florencio Ávalos, el primero en salir. Cuando se le solicitó una entrevista a su esposa, Mónica Araya, preguntó a este periódico: "Ya, pero ¿cuánto dinero me ofrece? ¿Nada? Entonces no puedo seguir perdiendo el tiempo con usted. Tengo muchas llamadas".
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