LENNART BÅGE, Presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola
YUMA GÓMEZ-CORNEJO - Madrid - 30/01/2009
Lennart Båge (Skovde, Suecia, 1947) lleva desde febrero de 2001 trabajando con el objetivo de erradicar la pobreza rural en los países en desarrollo desde su cargo de presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). Este organismo especializado de Naciones Unidas nació tras las hambrunas que devastaron África y Asia en los años setenta y celebró el año pasado su 30º aniversario. Lennart participó esta semana en la cumbre sobre Seguridad Alimentaria celebrada en Madrid, uno de cuyos objetivos ha sido recuperar los incentivos a la agricultura minifundista.
YUMA GÓMEZ-CORNEJO - Madrid - 30/01/2009
Lennart Båge (Skovde, Suecia, 1947) lleva desde febrero de 2001 trabajando con el objetivo de erradicar la pobreza rural en los países en desarrollo desde su cargo de presidente del Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA). Este organismo especializado de Naciones Unidas nació tras las hambrunas que devastaron África y Asia en los años setenta y celebró el año pasado su 30º aniversario. Lennart participó esta semana en la cumbre sobre Seguridad Alimentaria celebrada en Madrid, uno de cuyos objetivos ha sido recuperar los incentivos a la agricultura minifundista.
Pregunta. El mes que viene, el FIDA elegirá a su próximo presidente. ¿Cuáles cree que deberán ser los objetivos de su sucesor?
Respuesta. Hemos reformado y hecho más fuerte esta institución. Ha aumentado sus recursos de forma significativa, el apoyo de España y otros muchos países se ha más que doblado, pero las necesidades son grandes. El desafío para el nuevo presidente será continuar centrándose en resultados, en llegar a los agricultores con las aportaciones y las inversiones de apoyo que necesitan y mostrar los resultados de forma que los Estados miembro vean que estamos alcanzando los objetivos y que podemos manejar más dinero, porque en los próximos cuatro años vamos a llegar a cerca de 70 millones de agricultores, pero muchos más lo necesitan, con riego a pequeña escala, con microcréditos, fertilizantes y otras aportaciones.
P. ¿Qué piensa sobre la propuesta española de una Alianza Global para la Agricultura y la Seguridad Alimentaria?
R. Creo que el liderazgo español sacando a la luz las cuestiones de la alimentación, el hambre y la agricultura es muy importante, y sacarlas a la luz en un contexto amplio y abierto, con Gobiernos, sociedad civil, organizaciones agrarias y sector privado, también lo es. El concepto de que para alimentar al mundo necesitaremos el doble de alimentos que hace cuarenta años, por el aumento de la población y del nivel de vida, significa que el incremento de la producción para la seguridad alimentaria a largo plazo no es sólo una cuestión técnica, sino que requiere liderazgo político, compromiso político, grandes recursos e inversiones. Por todo esto es muy importante tener no sólo especialistas en agricultura, sino también políticos de alto nivel en el mundo. Ése es el liderazgo español, que yo apruebo profundamente.
P. En este contexto de crisis, la difícil situación en África y Asia puede reducir los recursos destinados a países de ingresos medios como los de América Latina, cuyos problemas no son tanto de hambrunas como de otro cariz.
R. Creo que varias cosas son importantes. La primera, que el año pasado se contribuyó con más recursos al Programa Mundial de Alimentos, al FIDA, a la FAO y al Banco Mundial, pero se necesitan muchos más. Lo que se ha repartido ha ido directamente a los agricultores y a la gente hambrienta del mundo. Bien, pero no suficiente. Y es importante darse cuenta de que la crisis financiera y económica que ahora vemos, la abrupta caída en los países desarrollados, está ahora extendiéndose gradualmente, pero con cierto retraso, en los países en vías de desarrollo. Por lo tanto, necesitamos que todos los Gobiernos hagan más. Nos encontramos ante un gran desafío, no sólo en los países de la OCDE [Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos], sino todavía más en los países pobres. El primer signo de que es duro para los pobres es que las remesas de los emigrantes a sus familias están secándose, porque los miembros de la familia en el extranjero están siendo despedidos y quedan desempleados. Esto sucedió primero y de forma más notoria en México, porque muchos mexicanos trabajan en Estados Unidos, y cuando este país se deslizó hacia la recesión, la gente suspendió las últimas remesas. Pero esto causará impacto en todos.
P. Uno de los problemas de los pequeños agricultores de los países en vías de desarrollo son los subsidios agrarios de los países ricos. Y ahora, en un contexto de crisis económica, no es probable que se reduzcan y pueden incluso crecer.
R. Según varios estudios de expertos, para la agricultura africana se necesitan 8.000 millones de dólares. Los subsidios en los países de la OCDE son de 253.000 millones de dólares; por lo tanto, la ayuda que África necesita es sólo un 3% o un 4% de nuestros subsidios, hay margen para dar la ayuda que se necesita para que la agricultura africana sea más productiva. Requiere de 8.000 a 10.000 millones de dólares al año, pero es una cantidad de dinero relativamente pequeña frente a los cientos de miles de millones de dólares en subsidios. Creo que debemos ver las necesidades de los países desarrollados, pero también debemos, es lo principal, ver las necesidades de los países en vías de desarrollo, y facilitar, como comunidad internacional, su financiación, ya que hoy necesitan más ayuda que en el pasado.
P. El fondo tiene algunos programas muy interesantes en América Latina que ayudan a los pequeños agricultores a llegar a los mercados.
R. Es muy importante apoyar a la agricultura familiar. Las explotaciones familiares, los pequeños productores, son la mayor parte de las explotaciones agrarias en Asia y África, pero en América Latina la mayoría de las explotaciones son enormes, comerciales. Sin embargo, también hay explotaciones familiares que necesitan apoyo. Por ejemplo, apoyamos a una asociación de pequeños agricultores en Mercosur, porque es muy importante fortalecer el potencial de los pequeños agricultores, para que también prosperen, se invierta en ellos y no sean olvidados. Ayuda a reducir la pobreza, pero también a estimular la economía rural.
P. En todos estos programas, el papel de la mujer es muy importante, como agricultoras o artesanas.
R. Absolutamente. La mayoría de los alimentos del mundo son producidos por mujeres, y en África una abrumadora mayoría del trabajo agrícola lo hacen las mujeres. Por lo tanto, cuando hablamos de agricultores, con mucha frecuencia estamos hablando de mujeres. Esto tiene que determinar todo lo que hacemos, que es a mujeres a quienes estamos apoyando.
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