Barack Obama y Lilly Ledbetter, en la Casa Blanca tras firmar el presidente la ley contra la discriminación salarial.
REUTERS - 30/01/2009
La nueva Casa Blanca
YOLANDA MONGE - Washington - 30/01/2009
Ayer fue un gran día para la igualdad. Un día de reconocimiento a la tozuda lucha de una mujer de Alabama por cobrar igual salario que sus compañeros masculinos. Un día en el que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó su primera ley, la ley que garantiza que a igual trabajo debe haber igual paga, al margen del género, la raza, la religión o la edad.
La ley lleva el nombre de Lilly Ledbetter, la mujer que perdió a lo largo de su vida laboral más de 200.000 dólares (155.000 euros) en salarios, y mucho más en su pensión y beneficios sanitarios.
REUTERS - 30/01/2009
La nueva Casa Blanca
YOLANDA MONGE - Washington - 30/01/2009
Ayer fue un gran día para la igualdad. Un día de reconocimiento a la tozuda lucha de una mujer de Alabama por cobrar igual salario que sus compañeros masculinos. Un día en el que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, firmó su primera ley, la ley que garantiza que a igual trabajo debe haber igual paga, al margen del género, la raza, la religión o la edad.
La ley lleva el nombre de Lilly Ledbetter, la mujer que perdió a lo largo de su vida laboral más de 200.000 dólares (155.000 euros) en salarios, y mucho más en su pensión y beneficios sanitarios.
"Unas pérdidas que sufre hoy día", dijo Barack Obama sobre la mujer de 70 años, que enviudó el pasado diciembre. "Hacer que nuestra economía funcione significa hacer que funcione para todo el mundo", añadió. "Eso significa que no puede haber ciudadanos de segunda clase en los puestos de trabajo y que además de injusto es ilegal -y malo para el negocio- pagar a alguien menos debido a su género, edad, raza, etnia, religión o discapacidades".
Obama contó la historia de Ledbetter durante su campaña. La propia Ledbetter enarboló la bandera por la igualdad salarial en la Convención Demócrata celebrada en Denver en verano, y viajó con el presidente en el tren que le llevó de Filadelfia a Washington días antes de su toma de posesión.
La historia cuenta que Ledbetter fue supervisora de planta para la compañía de neumáticos Goodyear en Gadsden (Alabama) durante 19 años. Y que cuando estaba cerca de la jubilación, en 1998, un día encontró una nota anónima en su casillero que le advertía de que sus compañeros masculinos cobraban más que ella por hacer las mismas funciones.
Fue entonces cuando llevó a la empresa a los tribunales. Y un juez encontró a Goodyear culpable de discriminación salarial. Pero los directivos recurrieron la sentencia y acabó en el Tribunal Supremo, que en 2007, por un estrecho margen (5 a 4), fallaba en contra de Ledbetter alegando que no había reclamado en el plazo de 180 días desde que comenzó la desigualdad, plazo establecido por la ley de 1964 de Derechos Civiles.
La nueva ley de Obama enmienda aquélla y establece que esos 180 días son válidos mientras la desigualdad se mantenga, es decir, cada vez que la persona cobre una nómina inferior a la de un compañero en el mismo puesto por razones discriminatorias. ¿La consecuencia del gran día de ayer? Han quedado eliminadas las restricciones legales para defender la igualdad de salarios.
Obama citó ayer datos del censo que hablan de que las mujeres siguen cobrando sólo 78 centavos (60 céntimos de euro) -menos en el caso de las mujeres negras- mientras que hombres en los mismos trabajos ganan un dólar. Obama dijo que no sólo firmaba la ley en honor de Ledbetter, sino "en honor de todas aquellas que existieron antes que ella". Mujeres como su abuela, "que trabajó toda su vida en un banco y topó con el techo de cristal pero siguió luchando", explicó. "Firmo esta ley por mis hijas", concluyó.
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