Este sábado, en el tercer día de su visita oficial al Reino Unido, el papa Benedicto XVI dio una misa en la catedral londinense de Westminster. Allí, expresó su "profundo dolor" por las víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes.
Benedicto XVI no llegó en el papamóvil sino en un coche BMW, vestido con los zapatos rojos que suele utilizar en todos sus viajes.
Miles de personas se congregaron para verlo fuera de la catedral de Westminster.
Es la primera visita de Estado de un Papa al Reino Unido, pues la anterior, de Juan Pablo II, no fue en su calidad de jefe del Estado Vaticano, sino por invitación de la comunidad católica británica.
Sin embargo no todos se alegran por la llegada del Papa. Varios miles de personas comenzaron una marcha, la mayor hasta ahora, desde Hyde Park hasta Downing Street, la residencia oficial del primer ministro, para protestar contra la visita. Los manifestantes critican el manejo de las denuncias de pederastia que han sacudido a la Iglesia Católica en los últimos años.
Parte de ellos se opone a la visita de Estado por su alto costo, y otros rechazan la postura del Vaticano en temas como los métodos anticonceptivos y los derechos de los homosexuales. En una carta abierta publicada en el diario británico The Guardian, más de 50 personajes públicos británicos dijeron que el Papa no debería "tener los honores de una visita de Estado.
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