Artículo de opinión de Ernesto Villegas que denota muchas "casualidades" en accidentes e incidentes aéreos recientes.
En 1998 entrevisté para El Universal al entonces candidato presidencial Alejandro Peña Esclusa, quien acababa de divulgar un video del también candidato Hugo Chávez con un grupo de militares retirados, en Cúa. Peña Esclusa anticipaba una guerra civil si Chávez lograba hacerse con la Presidencia. Cinta negra en karate, nacido en Washington, donde su padre fue agregado militar, el personaje me recordó al que protagonizó Mel Gibson en la película Complot, y así lo escribí en la nota con sus declaraciones. Un tipo obsesionado por descubrir una conspiración del “comunismo internacional” detrás de cualquier detalle insignificante para el común. En la década siguiente, Peña Esclusa engrosará las filas del ala más radical de la oposición antichavista, trabajando porque la suya fuese una profecía autocumplida, sin éxito, hasta ahora. Complot aéreo A riesgo de parecer a Jerry Fletcher (el taxista interpretado por Gibson en Complot), y al Peña Esclusa de 1998, la semana pasada llamé la atención en esta columna sobre una serie de coincidencias en torno al misterioso “accidente” del vuelo AF 447 de Air France con 228 pasajeros a bordo en su ruta Rio de Janeiro-París, la suspensión del viaje de los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales a El Salvador y el siniestro de un helicóptero militar venezolano en la frontera con Colombia, el pasado 3 de mayo, donde murieron sus 18 ocupantes (¿Luz verde para tumbar un avión?). Entre otras cosas, cité a fuentes castrenses que vincularon la caída a tierra del helicóptero con un posible sabotaje electrónico, una interferencia deliberada, a distancia, para provocar el “accidente”. Escribí sin haber visto completas las declaraciones de Chávez con su denuncia de un supuesto plan de ataque con misiles al avión en El Salvador, del que responsabilizó a Peña Esclusa, al contralmirante Carlos Molina Tamayo y a Luis Posada Carriles, experto en tumbar aviones. Por eso creí que Chávez nada había dicho sobre las coincidencias resaltadas en mi escrito, pero Luigino Bracci me sacó del equívoco: —Fíjate que Chávez sí hizo mención a algo que me sorprendió: el asesinato de Samora Machel, presidente de Mozambique entre 1975 y 1986. Luigino, responsable de la página web de YVKE Mundial, me copió las palabras de Chávez con respecto a Machel: —¿Saben cómo lo mató la CIA? Desde una base terrestre interceptan el sistema de computación y de control del avión donde iba. Y le hicieron creer al piloto, de esa manera, que iba por la dirección correcta, y lo llevaron contra unas montañas, y allí se estrelló. ¡La CIA!. ¿Airbus atacado? A Pablo Siris, periodista uruguayo radicado en Venezuela, le llamó la atención la teoría conspirativa asomada en este espacio. Suspicaz, me dijo: —¿Recordás que el avión de Cristina Kirchner aterrizó de emergencia en Maiquetía? El Tango 01 de la Fuerza Aérea Argentina es un Boeing 757 adquirido en 1992, que Kirchner está en proceso de sustitución. El avión iba rumbo a Buenos Aires desde Trinidad Tobago, donde la presidenta participó en la histórica Cumbre de las Américas, donde América Latina se le plantó a EEUU, representado por un amigable Barack Obama. “El parabrisas se astilló”, fue el argumento para la parada forzosa del 19 de abril. A diferencia del Boeing argentino, el avión presidencial de Venezuela y el de Air France que cayó al mar tienen un rasgo común: ambos fueron fabricados por la compañía francesa Airbus, se supone que con la misma tecnología electrónica de seguridad y navegación. Pablo Siris me envió un dato: el avión que el presidente Lula usa para viajar dentro y fuera de Brasil también es un Airbus, del mismo modelo que el empleado para trasladar a Chávez desde el 2002: un A319CJ. El de Air France era un Airbus A330-200. El Gobierno de Brasil informó que al “Aerolula”, como llaman los brasileños al FAB-001, le están colocando nuevos sensores pitot, cuyo mal funcionamiento es una de las hipótesis en torno a la tragedia del avión francés. De la aeronave presidencial venezolana nada se ha informado, salvo que está en reparaciones desde antes de la caída del otro Airbus, y que los traslados aéreos de Chávez se están haciendo, entretanto, a bordo de un avión de Cubana de Aviación. No está claro si es una nave de uso comercial o el avión presidencial de Cuba. Este último aparato, según Pablo averiguó, es un Ilyushin de fabricación soviética, con cabina blindada y sistema contra bombas, cuya tecnología de posicionamiento emplea el sistema ruso GLONASS, en lugar del estadounidense GPS. El sistema satelital es controlado por el Ministerio de Defensa de Rusia. Tolé, tolé… Iván Pérez Rossi, compositor, músico e integrante del grupo Serenata Guayanesa, no había leído mi artículo de la semana pasada cuando recibió un correo electrónico que a él, poco dado a los temores, lo asustó. —Yo no entendí nada y estoy aterrorizado. Explíquenmelo mejor. Lo que llegó al buzón de Iván fue un escrito de un tal Oscar L. Doranoña titulado "La desaparición del vuelo de Air France sobre el Atlántico no es una noticia más".
Con una serie de tecnicismos, jerigonza incluso para Iván, quien alguna vez estudió y ejerció la ingeniería, el autor explica la hipótesis de que el avión de Air France fue saboteado a través de la manipulación del sistema GPS. Si viniera de un lego en la materia, como yo, el asunto no merecería mayor comentario. Sin embargo, una búsqueda acerca de la identidad de Oscar Luis Aranda Durañona lo revela como un comodoro de la Fuerza Aérea Argentina, veterano de la guerra de Las Malvinas, en 1982. En la actualidad dirige un centro de estudios históricos de la Fuerza Aérea. En su escrito, Aranda Durañona sostiene que los ataques contra las Torres Gemelas de Nueva York, el 11/09/ 2001, incluyeron una manipulación del sistema GPS, del cual los franceses fueron los primeros en percatarse y desconectarlo de sus aviones en medio de aquella crisis. —Desconocemos qué motivos llevan a realizar crímenes tan espantosos, y quiénes son los ideólogos y ejecutores, pero sí conocemos cómo lo hacen. El autor reconoce que el asunto es difícil de hacer entender a los desentendidos, pero hace un intento: —Tan sólo podemos explicar que “ingresando” por el GPS, el 11 de septiembre se tomó el control de los aviones “desde afuera” y reprogramando el piloto automático y anulando las comunicaciones y los recorders simultáneamente, y dándoles las nuevas rutas y condiciones de vuelo, los llevaron a encontrarse con las torres. Más adelante, Aranda Duranoña vuelve sobre el avión de Air France: —Desconocemos también porqué este ataque puntual a Francia. No cabe dudas que fue perpetrado contra Francia. Airbus, al margen de tratarse de un consorcio de varios países de Europa, es Francia. Sus principales plantas están en Francia, y Air France es su línea aérea, que ha aportado mucho al diseño de los Airbus, y es además un núcleo de negocios relacionados que emplean a más de un millón de franceses. Concluye el militar argentino: —Sea quien sea este enemigo fantasma, no debemos tener miedo. Debemos tomar conciencia de que esto sucede, y que puede reiterarse si seguimos ignorando, o prefiriendo ignorar, que los avances de la tecnología pueden estar al servicio del bien común, o en manos de criminales. Por cierto, en Complot el taxista paranoico termina teniendo razón en sus sospechas. Un mal the end en esta otra película.
¿Luz verde para tumbar un avión? (Artículo de Ernesto Villegas publicado el 3 de junio) Un friíto en el estómago. Eso sintió el país chavista al enterarse de que la cancelación del viaje del presidente Hugo Chávez a El Salvador, con motivo de la toma de posesión de su homólogo de izquierda, Mauricio Funes, obedeció a la detección de un complot contra el avión que lo llevaría a Centroamérica. En varias ocasiones ha habido denuncias similares, todas motivo de automática burla por parte del antichavismo, pero ésta se distinguió de las anteriores por el clima de incertidumbre general que la precedió. Este clima se generó por la sorpresiva suspensión, sábado y domingo, de dos de las cuatro emisiones del maratón de “Aló, Presidente” con el cual estaba previsto celebrar los 10 años de ese programa. Las desapariciones mediáticas de Hugo Chávez suelen desatar oleadas de rumores y conjeturas en Venezuela, tanto en sus propias filas como en las de sus adversarios. Unos lo aman y otros lo odian, pero todos, después de 10 años de omnipresencia, se han habituado a saber permanentemente de él, casi siempre en vivo y directo. Hace cuatro años, a principios de junio de 2005, hubo inquietud generalizada por una ausencia parecida. En ese entonces, escribí un artículo titulado “Chavistas al borde de un ataque de nervios” (http://www.aporrea.org/actualidad/a14525.html). Junto con Chávez, debía viajar a El Salvador el presidente de Bolivia, Evo Morales. Evo vendría a Caracas invitado por el venezolano a acompañarlo en la emisión televisiva del domingo para luego abordar, ambos, un avión de Cubana de Aviación con destino a Centroamérica. Cuba, que como Venezuela y Bolivia es miembro fundador del Alba, supliría así la temporal inoperancia del avión presidencial venezolano originada, según versión oficial, en desperfectos mecánicos. De haber estallado ese avión cubano, como otro de la misma aerolínea con 73 pasajeros a bordo el 6 de octubre de 1976, tanto la revolución venezolana como la boliviana habrían quedado literalmente descabezadas. Dos pájaros de un tiro. Los dos son Airbus El mismo domingo en que fue abortado ese “Aló, Presidente”, un avión de la aerolínea Air France despegó del aeropuerto de Rio de Janeiro con rumbo a París y perdió contacto con la torre de control cuando aún se encontraba sobre aguas brasileñas. Sus restos fueron hallados en el océano Atlántico. Iban a bordo 228 personas. ¿La causa? Inicialmente fue ventilada una hipótesis que no se escuchaba en el planeta desde hacía casi medio siglo: un rayo. El último siniestro aéreo adjudicado a una centella ocurrió en 1962, casualmente con otro avión de Air France. Otro dato: el avión presidencial venezolano y la nave francesa siniestrada este domingo fueron fabricados por la misma compañía: Airbus, de Francia. El de Air France era del modelo Airbus A330-200 y el que desde el año 2002 suele utilizar Hugo Chávez en sus viajes al exterior un Airbus A319CJ. En su denuncia del complot magnicida, Chávez nada dijo en relación con esta coincidencia. Tampoco lo asoció con otro dramático siniestro aéreo, ocurrido el 3 de mayo pasado en territorio venezolano: la caída a tierra de un helicóptero militar en la frontera con Colombia, con 18 efectivos a bordo, incluido el general del Ejército Domingo Faneite. Todos perdieron la vida. El aparato sería el quinto de fabricación rusa, perteneciente a la flota militar venezolana, que experimenta un incidente en el último año. Faneite fue uno de los integrantes del Curso de Comando y Estado Mayor Nº. XXXIV de la Escuela Superior del Ejército, que escogió como padrino de promoción a Fidel Castro. Un funcionario militar venezolano, consultado en forma extraoficial por la Agencia Popular de Noticias, declaró respecto a la caída del helicóptero: —Esperemos las investigaciones, pero el sabotaje electrónico es una posibilidad real, no es fantasía. La fuente agregó: —Todos los organismos de seguridad e inteligencia del país saben que en Colombia, cerca de nuestras fronteras, existen fuerzas combinadas estadounidense-israelíes y militares colombianos que operan equipos de interferencia y aviones espías, que responden a una estrategia del Comando Sur de EEUU. Falso terrorista en Brasil En su reciente visita a Brasil, el presidente Chávez escuchó a su anfitrión, Luiz Ignacio Lula Da Silva, responder preguntas de los periodistas sobre la detención en su país de un presunto miembro de Al Qaeda. El hombre, de origen libanés, llevaba preso 20 días, desde abril, pero sólo se conoció de su detención en coincidencia con la visita de Chávez por una nota del diario Folha de Sao Paulo. El periódico dijo que sólo el Gobierno de EEUU tenía información sobre el caso, a través de agentes del FBI, y describió al personaje como cabecilla de Al Qaeda. En rueda de prensa conjunta con el mandatario venezolano, Lula se quejó porque la situación de este investigado fue filtrada desde el exterior: —Creo que es una falta de respeto que alguien de afuera opine sobre una persona que fue detenida en Brasil y que está siendo investigada sigilosamente. Eso ocurrió el martes anterior a la caída del avión de Air France. El miércoles la prensa informó que el libanés, un comerciante con residencia permanente en Brasil, fue liberado al no hallarse pruebas de que fuese un terrorista. Pasó 21 días bajo arresto. Ojalá todo sea paranoia La denuncia de Chávez omitió cualquier mención a estos antecedentes. Más bien, el mandatario dijo que el plan magnicida contemplaba el lanzamiento de misiles contra el aparato de Cubana de Aviación donde él y Evo llegarían a la capital salvadoreña. Chávez atribuyó la iniciativa al terrorista Luis Posada Carriles, autor de la voladura del vuelo 455 de de Cubana el 06/10/ 1976, y de un frustrado atentado contra Fidel Castro en Panamá, en el año 2000. En esa ocasión, Posada planeó estallar una bomba en un auditorio donde Fidel Castro hablaría ante 2000 estudiantes. Un tribunal panameño lo halló culpable, pero la presidenta Mireya Moscoso indultó a Posada el último día de su mandato. También responsabilizó Chávez al contralmirante Carlos Molina Tamayo, quien fuera jefe de la Casa Militar del “presidente de transición”, Pedro Carmona, durante el golpe de abril de 2002; así como a Alejandro Peña Esclusa, un venezolano ultra radical de derecha, todos en combinación con los servicios de inteligencia de EEUU. Desvinculó Chávez al presidente Barack Obama de la operación denunciada, pero aprovechó para exigirle que dé curso a la solicitud de extradición formulada por Venezuela en relación con Posada, a quien le espera aquí un juicio por el atentado de 1976. Su antecesor, George W. Bush, hizo caso omiso a tal solicitud y más bien facilitó la libertad de Posada, a quien las autoridades de EEUU rehúyen juzgar por terrorismo. Posada trabajó para la CIA mientras el también ex presidente George Bush, padre del otro Bush, fue director de esa agencia. Documentos desclasificados de la CIA indican que ésta estaba informada del ataque de 1976, pero no hizo nada para impedirlo. Ojalá tanto la denuncia de Chávez, como las coincidencias aquí anotadas, sólo sean producto de un exceso de suspicacia. O simple paranoia. Porque si alguien, en alguna parte, ha dado luz verde para eliminar a Hugo Chávez de la misma manera como al general panameño Omar Torrijos (ver Confesiones de un sicario económico, de John Perkins) lo que nos espera es una guerra civil, con potencial de extenderse hacia otros países de América Latina. ¿O no? columnacontralacorriente@yahoo.es
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