RAFAEL LEONIDAS TRUJILLO MOLINA.....

Un generalìsimo de "cinco estrellas", cual de las cinco mas funesta, fuè arbitro y señor de esas maniguas y andurriales por espacio de tres dècadas y un año. Su extraordinaria personalidad; fatua a veces, necrosante otras, implacable las mas, flameò orondo por encima de nuestra enseña tricolor.... De nuestro escudo sacrosanto.... De la Constituciòn. ...De las leyes.... Del respeto a las convenciones sociales que son adecuadas.... De las tradiciones valederas.... De las ideologìas sanas.... Del progreso real, traducido en tèrminos de ascensión popular y autèntica liberaciòn.

Su personalidad apabullante, eclipsadora, absorbente, ùnica, fuè visceralmente egoista. Anti-escrupulosa. Super-simuladora, teatral, peligrosa. Lloraba y se afligìa con la viuda del real o supuesto opositor que habìa mandado a asesinar. Abrazaba "cariñoso" y sonriente a los que tenia preparada alguna celada demoledora. Proclamaba, rasgando sus vestiduras, los desvelos y sacrificios que realizaba en favor de la justicia y la paz, recien terminado, a lo mejor, de planificar alguna brutalidad o felonìa. Pero ese RLTM hacen ya cuarenta y siete años que no està en escena. Cayò para èl el telòn de la gran comedia humana, como a cualquier hijo de vecino. Toda una nueva generaciòn de dominicanos ha brotado al fresco calor de la libertad, la democracia y la institucionalidad- a pesar de los pesares y de lo medio amañadas que son-, a espaldas de la "gloriosa era".

Es de suponer que se haya olvidado todo poco a poco, lentamente consumièndose, evaporàndose, perdièndose su recuerdo en las envolventes nebulosidades del tiempo.. Aunque inevitablemente el tiempo, que es inflexible y conciliador propenderá a cicatrizar las añosas heridas y a limpiar en los corazones las huellas de los atropellos...la experiencia habrà de ser indeleble. El escarmiento imborrable por siempre.

Es bueno que se sepa que el remedio no fue peor. Peor habria de ser lo que le esperaba a la Repùblica si no se la sometìa, ya sin intervenciòn militar extranjera, por el trillito difìcil de la disciplina, aunque los disciplinadores fueran unos sinverguenzas. El pueblo dominicano aprendiò con Trujillo. Fue tan dramàtica y aparatosa aquella gestiòn de dècadas, que improntò la conciencia de los que vivieron aquello, y de los que vinieros despuès y vendràn.

Con Trujillo se aprendiò màs que con ningun otro dictador dominicano. Santana, Bàez, Lilis, no fueron capaces de dar el escarmiento històrico estremecedor de Rafael Trujillo. ¿Justificada entonces la barbarie? ¡Nunca!. Pero la histora asì es como se escribe, con sangre y làgrimas!

Alguien nos dirà que a la muerte del Jefe todo se volviò borras de cafè. Si y no. Sì, en cuanto al hecho concreto de la opresiòn trujillista que al fin finiquitaba; no, porque el sedimento històrico de la tràgica experiencia, su marca de muerte, habrà de seguir latente mostràndole a cada paso al dominicano que se puede vivir en libertad y con orden y respeto, y, que es su deber preservar eso. Es muy probable que sin ese "jamaquiòn" de terror y tirania anduvièramos aùn por los predios hiper-atrasados de la hermana Haitì. Aunque duela decirlo y, aùn màs, reconocerlo.

Toda aquella soñadora y pura juventud dominicana que se viò atrapada en esa viscosa telaraña tiene un testimonio de primera mano, que darles a sus hijos, y estos, a su vez, un signo que perpetuar en los suyos y en las infinitas generaciones por venir. Los conglomerados nacionales padecen de enfermedades como les pasa a las personas individuales. Una de las peores enfermedades de una naciòn es su inestabilidad polìtica; un gobierno ahora, otro a los tres meses, otro diferente al año...y asì, El Estado como una veleta.

La consecuencia de ese desastre es doble, cual de las dos mas funesta; la economia se va pique como es lògico que suceda en un paìs tan voluble; en segundo lugar la amenaza de una dictadura personalista y sanguinaria como pasò en el caso de Trujillo siempre està a la vuelta de la esquina.

Fallar es lo de menos. Lo demas es, fallar y no asimilar la experiencia. El pueblo dominicano ha asimilado la experiencia de lo que significa un gobierno sin control, sanguinario, sin el mas mìnimo respeto por el derecho por el derecho del pueblo que dizque "gobierna" Los dominicanos han asimilado la experiencia de tener que callar, y tener que adular y tener que postrarse ante ese ìdolo con su bicornio emplumado. Ha asimilado la experiencia de la mordaza y el làtigo: de los abusos màs escandalosos, y del atraso socio-polìtico mas vergonzoso.

Entonces ya el pueblo dominicano no va a volver a ese antiguo camino de fatalidades. El aprendizaje ha sido realizado. La experiencia ha sido digerida. Que sepamos despuès de ajusticiado Trujillo, hasta el Sol de hoy, a ningùn dominicano con don de mando y que haya ejercido el poder se le ha ocurrido ni someramente reeditar la famosa Era, ni incluso el propio presidente Balaguer, en aquellos famosos doce años que tanta desazòn y temores concitaron.

La experiencia se ha aprendido. La repùblica ha tenido gobiernos buenos y malos, los habrà descuidados, los habrà celosos de la paz y la tranquilidad ciudadana, los habrà preocupados por la agricultura, otros por la industria en grande o en pequeño, pero nunca, nunca habrà otra cosa mostruosa asì como la de esa Era. Aquella fanfarria criminal no fue en vano, fue escuela, fue escarmiento, fue luz a unos ojos ciegos, fue siembra, dura, de la que se cosecharàn experiencias por dècadas de dècadas. Amèn .

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