Charles Simpson
Hebert SaffirPor: Charly Morales Valido
La Habana, 2 sep (PL)
La Habana, 2 sep (PL)
El nacimiento de Ike, novena tormenta tropical de la actual temporada, ratifica hoy un viejo refrán: "al que no quiere caldo... ¡tres tazas!".
Sólo dos días después de que Gustav arrasara la región occidental con sus vientos huracanados, y aún con la amenaza de Hanna latente por el norte, los cubanos no descansan del acoso ciclónico.
Las primeras noticias de Ike ubicaron su centro en los 17,7 grados latitud Norte y los 40,6 grados de longitud Oeste, a unos dos mil kilómetros al este de las islas Leeward.
Las primeras noticias de Ike ubicaron su centro en los 17,7 grados latitud Norte y los 40,6 grados de longitud Oeste, a unos dos mil kilómetros al este de las islas Leeward.
Y aunque aún anda lejos, los especialistas del Centro Internacional de Huracanes estiman que Ike puede convertirse en huracán en apenas un par de días.
Sin embargo, los cubanos encaran la terrible posibilidad con una ecuanimidad que puede confundirse con ajena sangre fría, cuando en realidad es el resultado de años lidiando con tales fenómenos.
Y es que, como definió Alejo Carpentier en su novela "El Siglo de las Luces", para los cubanos el Ciclón es una tremebunda realidad celeste a la que nadie escapa, y por eso saben cómo esperarlos.
Y es que, como definió Alejo Carpentier en su novela "El Siglo de las Luces", para los cubanos el Ciclón es una tremebunda realidad celeste a la que nadie escapa, y por eso saben cómo esperarlos.
Por ejemplo, pocos en el mundo sospechan quiénes fueron Herbert Saffir y Robert Simpson, los creadores de una escala para medir la intensidad de los huracanes que los cubanos conocen al dedillo.
Y aunque tal conocimiento resulta un dudoso privilegio, ha sido muy útil para acometer labores preventivas y minimizar los daños inevitablemente aparejados a este recurrente y fatal fenómeno.
lac/cmv
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